𝐏𝐡𝐨𝐞𝐧𝐢𝐱 [𝐒𝐡𝐚𝐝𝐨𝐰𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫𝐬]

𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐:𝐂𝐥𝐚𝐫𝐲

—Isabelle vámonos —dijo Alec desde el pasillo, Isabelle en su habitación tenía dos pelucas, una en cada mano la cual una era rubio platino y otra turquesa, en la habitación a dos puertas a la izquierda la rubia ya pronta se estaba terminando de arreglar dándole los últimos detalles a su pelo.

—Tu también Phoenix, demoran demasiado —dijo Cygnus apareciendo en el marco de la puerta de la habitación de su hermana menor.

Phoenix se dio vuelta y miró a Cygnus con una sonrisa. —¿Qué tal hermano?

—Muy corto —se limitó a contestar con el ceño fruncido. Phoenix rodó sus ojos y salió de su habitación uniéndose a Alec e Isabelle con Cygnus detrás.

—¿Es en serio? —preguntó Alec a su hermana al verla con una peluca.

—¿Qué puedo decir? Los demonios aman las rubias —le contestó la pelinegra.

—Claro que sí, pero eso es blanco —le dijo con burla el mayor.

—Claro que no Alec, eso es platino —le dijo la rubia.

—Eso, no les gusta exactamente Shakespare, ¿está bien, Alec? —le explicó su hermana.

—Wow, alguien hizo la tarea al parecer —comentó con burla el mayor de los Blake.

—Ya atraes bastante la atención —dijo el pelinegro para luego mirar a la rubia que estaba a su izquierda—Ambas.

—Estoy divina, todos acá lo saben —dijo Phoenix mirando su atuendo el cual consistía en un crop top y una minifalda fucsia.

—Divinamente descubierta —le dijo su hermano.

—Shhh —lo calló la menor.

—Ser tu mismo, ¿eso es lo que tratan de decir?

—Olvídenlo, se ven bien —dijo con cansancio el pelinegro.

Los cuatro bajaron los pocos escalones para llegar a una de las partes de la sala de control donde Jace los esperaba.

—Estamos listos, Jace —le avisó la pelinegra.

—Buena elección Izzy, los demonios aman a las rubias —elogió el rubio.

—Por supuesto, certificado por la rubia aquí presente —habló Phoenix parándose junto a Jace.

—En realidad es platino —contraatacó Alec.

—Bien chicos, por alguna razón los demonios están matando a los mundanos y les drenan la sangre —comenzó a hablar Wayland mientras comenzaba a caminar con Phoenix a su lado y los otros tres en a sus espaldas.

—¿Por qué quieren sangre? —preguntó Alec.

—¿No es territorio de vampiros? —dijo ahora Cygnus.

—No sé chicos, vampiros perezosos tal vez —opinó Jace.

—Eso es muy poco probable —habló Phoenix.

—Tiene que haber algo especial en la sangre —dijo Izz.

—¿Qué podría ser especial en la sangre mundana? —dijo Alec logrando que Phoenix soltara una pequeña risa.

—Me das una muestra y te diré exactamente lo que están buscando —habló la pelinegra. Mientras Jace abría el compartimiento de las armas y les daba una espada serafín a Alec, Izzy y Cygnus mientras Phoenix abría otro compartimiento y sacaba sus Catanas Angelicales.

—Tendremos más respuestas cuando descubramos para quién trabajan los demonios —demandó Wayland tomando él también una espada serafín.