Capítulo 13⭐

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— ¿Te ayudo? — Preguntó Jean al verme batallar con una maleta.

— Por favor. — Le sonreí como niña pequeña y él sólo rió negando.

Nos encontrábamos metiendo las últimas cosas a la nueva Mansión Privé y yo más que nada tenía que dejar la mayoría de mis cosas listas porque mañana me iría con Ilika y los demás a la playa.

Después de mucho tiempo de arreglar me metí a bañar y salir a grabar con los chicos.

— ___, ¿podemos grabar un video? — Preguntó Jean. Tenía tiempo que no hemos grabado juntos y muchos lo pedían.

— Vale. — Sonreí. Fuimos a su cuarto que estaba frente al mío y grabamos este.

(Imaginen que son Darián)

Después de terminar me volvió a agarrar de la cintura acercándome mucho a él, nos quedamos viendo a los ojos. Tenía muchas ganas de besarlo.
Su vista fue hacia mis labios y se fue acercando a mí, sentía su respiración sobre mi cara. Necesitaba mucho de él, pero algo de mí luchaba por no besarlo. Nuestros labios rozaban al igual que nuestras narices.

— Perdón no puedo hacerlo, tengo novia. — Se separó Jean, dejándome sola en la habitación.

Me sentí pésima, iba a besarme y de la nada se arrepiente. ¿Hay algo mal en mí?. Esa era la pregunta que rondaba por mi cabeza. Me asusté cuando siento que abren la puerta de la habitación pero sólo era Libardo.

— ¿Por qué estás llorando? — Preguntó confundido.

— ¿Llorando? — Pregunté tocándome la cara. Ni siquiera sentí que se me habían caído lágrimas. — Ah sí, estaba grabando un video.

— No te creo nada, te conozco. ¿Qué ha pasado? — Se sentó a mi lado.

— Jean y yo estuvimos a punto de besarnos. — Solté.

— ___ (diminutivo), él tiene novia.

— Lo sé, pero no sé cómo pasó. Es muy estúpido de mi parte seguir sintiendo cosas por él. — Reí con ironía.

— Debes de dejar de hacerlo, sólo te lastima. Eres ___ Martínez, tienes a muchos chicos a tus pies. — Dijo revolviéndome el pelo.

— Es por eso que Ilika me invitó al viaje. — Dije.

— Eso es lo mejor, conoce personas y simplemente olvídate de lo que sientes por él, no te encierres en tu mismo círculo. — Secó mis lágrimas con sus manos.

— Muchas gracias, Libi. Eres el mejor. — Lo abracé. En ese momento se abrió la puerta dejando ver a Jean.

— Perdón por interrumpir, venía por mi celular. — Dijo serio.

Pasamos toda la tarde con los chicos, con Jean casi no nos dirijamos la palabra y gracias a Dios nadie se dió cuenta de lo que había pasado.

Eres Mía. [Jean Carlo León.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora