Capítulo 9.

4.2K 240 15
                                    

-Me sentí vulnerable cuando menciono a mis padres. Ellos son lo único bueno que tengo en mi vida, no quiero que pase algo y eso cambie.

Un nudo en mi garganta aparece impidiendo que siga hablando, mis ojos se empañan por las lágrimas que no tardan en bajar y una parte de mi suspira con alivio porque por fin después de días puedo sacar el sentimiento e impotencia que traigo atorado. Mi amiga solo me observa apenada por la situación tan horrible que su hermano me hizo pasar, no me hubiera afectado tanto si solo se metía conmigo, pero la familia no se tocaba.

-Sinceramente me sorprende todo lo que logró hacer en tan poco tiempo, sin que me diera cuenta.- exclama sonriendo con ironía-Me tomó por estúpida todos estos días.

-¿Te pregunto por mí?-pregunto sin poder creerlo.

Ella asiente mientras toma un trago de café.

Quería cerciorarse que ya no estuviera rondándola. Ese hijo de puta.

-No quería causarnos más problemas, por eso hice todo esto.

-¿Y creías que yéndote acabaría todo? ¿Qué otra "Isabel" no sería intimidada? –pregunta molesta por mis respuestas. Tiene razón, fácilmente podía irse contra alguien más.- ¿Un mes fuera de tú casa y lograron quebrantarte así?

Sus duras palabras golpean algo dentro de mí, de tal manera que mi mente me empieza a llamar "estúpida" mil veces "estúpida". Logró conectar con mis miedos de inmediato para luego atacarme. Había caído en el juego de ese hombre rico como una niña, estoy casi segura que fui su burla todo este tiempo.

-No es fácil, sé que te dije cosas horribles y no trato de justificar mis acciones...solo limítate a entender que tenía miedo, tú hermano me mostró una cara que nunca en mi vida había presenciado. –explico con franqueza tratando de dejar en claro que todas las cosas feas que le dije era mentira.

-No eres la primera persona que aparta de mi lado. –confiesa afligida- Massimo considera que si no perteneces al mismo escalón, eres insuficiente.

Ok. Eso me parece una estupidez, estamos en otra época y ese hombre tiene que despertar de esa burbuja. La condición social no dependía de si eres bueno o malo, podre ser de clase pobre pero hasta el momento no tenía nada de qué avergonzarme y tampoco tenía mala entraña para lastimar alguien que me había brindado la mano.

Intento consolarla pero no sé qué decir, prefiero ahorrarme mis comentarios sobre el horrible de su hermano pero me rehusó a normalizar su convivencia. ¡Es que maldita sea, no es algo normal!

-Se lo que estás pensando, Isabel. Massimo no hace las cosas bien a los ojos de muchos, tiene sus métodos de intimidación para apartar a aquellos que considera son un peligro para nosotros, muchas veces tiene razón, otras no y la prueba está en ti –explica sonriendo ligeramente para calmar la situación, le sonrió devuelta pero por dentro me debato entre si creer en sus palabras o no. ¿No tendría por qué mentirme, cierto? ¿Qué peligro podría ser para ella?

– Él nos protegería con su propia vida si fuera necesario. No es cualquier hombre y muchos lo saben por eso logra sus objetivos. Nuestras vidas corren riesgos constantemente por nuestra posición económica y esa es la razón por la que estamos rodeados de hombres entrenados, que darían la vida sin pensarlo por salvarnos de alguna situación. Sin embargo nos tenemos a nosotros mismos y eso hace que valga la pena.- explica con una admiración en su voz que no intenta disimular. Algo en sus palabras me hace sentir que esto tiene algún trasfondo, pero no se cual.

Intento poner buena cara para que continúe pero no puedo, no después de la primera impresión que viví con él, sentí el peligro por todo mi ser que me cuesta creer todo lo que me está contando. Sus palabras no me saben a nada. Ella nota la inseguridad en mi cara, sabe que no estoy del todo segura con sus argumentos y asiente levemente para acabarse su café de un trago.

Peligrosa atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora