Capítulo 6.

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Las promesas oscuras de ese hombre permanecían en mi cabeza, nuestro encuentro se presentaba día con día y me repetía mil veces que lo que había hecho era lo correcto. Después de salir de esa enorme casa custodiada por dos hombres que me acompañaron a mi departamento para preparar mis maletas, en camino al aeropuerto trataba de idear algún plan para no irme de ese país solo porque le estorbaba a ese hombre. No podía irme, tiraría a la basura todo mi esfuerzo. ¿Qué explicación daría en mi casa? ¿Cómo justificaría el tiempo perdido en la universidad? ¿Cómo regresaría el dinero al banco?

Al llegar al aeropuerto tenia algunas ideas para escapar de los dos guardaespaldas, pero lo hicieron tan fácil porque una vez que pase a la zona de documentación abandonaron el aeropuerto. Tarde una hora con el personal de la aerolínea para que me regresaran mis maletas y poder regresar a mi departamento. El pase de abordar se lo proporcione a la aerolínea por si alguna persona lo necesitara en último momento firmando una responsiva. Había perdido un día de trabajo que sería descontado por mi jefe, pero eso no me preocupaba. Tenía que lograr en ese fin de semana que mi partida fuera creíble para el italiano. Me mantuve encerrada utilizando la luz del día para simular que el departamento se encontraba vacío, apague el celular para evitar llamadas o un posible rastreo en caso de que mí huida del aeropuerto no funcionara. Después me puse en contacto con la casera para llegar a un acuerdo con la privacidad de mi información en el contrato de renta que permanecía en línea, logramos quitar el contrato de la plataforma y mantenerlo en escrito. Para continuar utilizando mi celular destruí el nuevo chip para regresar al antiguo que utilizaba en México, realice llamadas a amigos y a casa de mis padres para saber cómo estaban. Me organice en tiempos para alcanzar a ponerme al corriente con mis tareas y actividades. A mi correo constantemente llegaban mensajes de Fiorella, la mayoría los había leído pero no le conteste ninguno. En la plataforma del instituto tome la opción de cambiar de maestro en las materias que compartía con Fiorella, así sería muy difícil que volviéramos a encontrarnos.

Esa última decisión fue muy difícil porque le había tomado mucho cariño y no quería que dejáramos de ser amigas, pero sabía que podía causarle problemas con el imbécil de su hermano y no estaba lo suficientemente loca como para no conocer el peligro en el cual me encontraba. Sin querer había abierto una puerta hasta el mismísimo infierno.

No pude dormir en toda la noche del domingo, tenía miedo que el plan no hubiera funcionado, así que me mantuve despierta por si él y sus hombres invadían el departamento. No tenía ningún plan por si la situación se presentaba pero era mejor estar alerta. Pero eso no paso, era muy temprano en la mañana cuando comencé arreglarme. Me vestí de la manera más sencilla y cómoda posible, un vestido azul marino con lunares blancos holgado acompañado de unos converse blancos, mi cabello en rizos naturales con un broche de perlas a un lado de la oreja. Decidí arreglar un poco mi rostro, lave mi cara con un jabón de rosas barato que traía de mi país, utilice varias capas de corrector para las ojeras marcadas, polvo y rímel para no verme tan mal, porque mi piel es horrible y realmente ocupa miles de capas de maquillaje para verse presentable.

Tome mi mochila junto con mi celular, me dirigí a la pequeña cocina para poder desayunar algo y tomar los suplementos que el doctor me había recetado. Después salí del departamento por la puerta de emergencia trasera y camine al paradero para tomar el autobús que me llevaría hasta el instituto.

El transcurso del día las clases fueron pesadas, con mucho movimiento entre edificios por mi cambio de maestros, tenía que seguir un grupo pequeño a otro edificio pero sirvió como distracción. La presión de los trabajos en clase, actividades grupales y las prácticas del laboratorio ayudaban a mi mente a mantenerse ocupada. Después de clases me dirigí a la cafetería para almorzar antes de partir al trabajo. De nuevo me encontraba sola, esta vez no podía culpar mi carácter con mi soledad. Por más tonto que se escuchara extrañaba la compañía de mi amiga, no era nada lindo estar en mi situación, estaba en un país nuevo sin conocer a más personas, escases con el dinero, problemas con el idioma y escondiéndome de un todo poderoso que si me descubriera podría lastimar a los que quería.

Peligrosa atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora