•01• ¿Puedo volver a verte?

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Las Vegas, Nevada, 9:07 pm
Golden Nugget Hotel & Casino
Salón de billar/bar.

Las luces vibrantes y tenues del lugar me ponen pensativa, apenas tengo un día en esta ciudad y ya extraño a mis padres, siempre he sido independiente, ellos me enseñaron a trabajar desde muy pequeña, aprendí a ser ahorrativa y a valorar mis esfuerzos, porque los sueños cuestan; la gente dice que soñar es gratis, pero hacerlos realidad es otra cosa muy aparte. Después de ese terrible accidente que me persigue día y noche, no soy la misma, todo es monótono, aburrido, sin sentido, mi corazón se siente herido, mi alma se siente vacía, si ese día no hubiéramos salido, tal vez aún...

—Amiga, tienes que relajarte y divertirte un poco, estamos en Las Vegas ¡por Dios! —exclama Ariana sacándome de mis cavilaciones.

Ella es una de mis mejores amigas, la más alocada y atrevida que conozco.

—No es tan fácil Ari —automáticamente reposo mi cabeza en la mesa, tapándome con mis brazos.

—Sí, justo por eso tienes que divertirte —dice Ari y luego se dirige a su hermana— ¿o no tengo razón Hanna?

—Claro, Liz, amiga, estaremos algunas semanas aquí, debes de relajarte y disfrutar al menos estas vacaciones por favor, no queremos seguir viéndote mal, me duele que estés así —suplica Hanna, quien claramente es más paciente y tranquila.

Ariana y Hanna son hermanas y mis mejores amigas desde hace unos años. Ari es la menor por un año, cabello cobrizo, rostro precioso, ojos café miel con una mirada intensa, un cuerpo que por donde sea que lo vieras gritaba lo sensual que es ella. Hanna es la mayor, es unos centímetros más baja que su hermana, al contrario que ella, lleva su cabello rubio claro, su rostro es más tierno, cejas pobladas que hacen resaltar cualquier color que sus ojos tengan, ya que cambian entre verdes y miel, su sonrisa es contagiosa y emana solo buena vibra. Su cuerpo es como el de Ari pero con la diferencia de que mi rubia tiene piernas más anchas.

—¡Mesero! —Levanto mi brazo y el mesero se acerca al instante— ¿podría traernos tres shots de tequila por favor? —pregunto, él asiente y se retira.

—¿Tres para ti? ¿Enserio? —pregunta Hanna alzando sus cejas como sorprendida y media sonrisa dibujada en su rostro.

—No, uno es para ti y otro para Ari, esto es Las Vegas ¿no? —digo ya más relajada. Ellas tenían razón—. Hanna, tu acábate tu bebida, hoy si voy a embriagarme y ustedes me acompañaran.

—Liz, amiga, tú nunca has tomado tequila, te estás acabando una cerveza, mezclar no está bien —me advierte Hanna con cara de preocupación.

—Aaay Hanna —Ari revolea sus ojos—, no seas aguafiestas, déjala, por eso nos cuidamos entre nosotras y tú también deberías de relajarte —sugiere a su hermana.

—Tienes razón, no siempre se viene a Las Vegas —afirma Hanna con un ligero aire de relajación.

— ¿Lo ven? No es tan difícil —Ariana bebe el resto de su bebida.

—Sí, ya me olvidaré de eso por un rato —regresa el mesero con mi orden, y antes de que se fuera pedimos otros tres. Tomamos los caballitos y los limones, mis amigas y yo nos miramos.

—A las tres —avisa Ari.

—Una —comienzo el conteo alargando la última vocal.

—Dos —continua Ariana.

—¡Tres! —terminamos el conteo al mismo tiempo junto con Hanna.

Llevo hacia atrás mi cabeza tomando de golpe el líquido, sintiendo como este mismo quemaba mi garganta, golpeo el caballito sobre la mesa y lo dejo bocabajo, seguido de eso, llevo el limón a mi boca y lo succiono un poco haciendo muecas.

La Gran Apuesta | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora