•27• Hasta el tope.

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El frío, pero ligero aire de Los Ángeles nos abraza. Trenton me tiene aferrada a su mano, tararea una canción mientras que espera a que termine mi llamada.

—Sí Hanna, estaré bien, Trenton está conmigo —aseguro a mi amiga. 

—Cualquier cosa llámanos ¿sí? —pide Hanna al otro lado del teléfono. 

—Sí, amiga, las amo. Nos vemos mañana o el jueves. 

—Okay. Ah, y Lizy, disfruta mucho, dónde sea que estés —menciona mi amiga con melancolía. 

—Lo haré, nos vemos —termino la llamada. Trenton gira ligeramente su torso hacia a mí. 

—¿Lista? —pregunta. 

—Sea lo que sea, sí —respondo al momento en que él comienza a guiarme. En nuestras narices tenemos la famosa y muy hermosa Santa Monica Pier, me emociono, luego me detengo de golpe—. Trenton, pero deben estar a punto de cerrar. 

—No te preocupes por eso —me guiña el ojo y continuamos nuestro camino.

Todo es hermoso, todo me hace suspirar; los adornos, las luces, todo… hasta él. 

Él se aleja un momento, algo acuerda con unas personas luego regresa por mí.

—Ven, vamos a subir —toma mi mano. 

—¿A la rueda de la fortuna?, pero…

—No, nada de «pero», anda —dice.

Mi acompañante muy emocionado me muestra todo el lugar y me cuenta algunos datos importantes del mismo, sí, parece un niño chiquito quien le mostraba sus juguetes nuevos a alguien más, en este caso, a mí. Me impresiona mucho cuanto es lo que sabe este hombre.

Nos subimos y sentamos juntos, en eso comienza la rueda a andar. 

—¡Por Dios! —admiro la vista cuando comenzamos a subir—. Trenton, esto es, es hermoso. 

—Sabía que iba a gustarte —voltea conmigo sonriente.

—Ahora es cuando necesito mi cámara —saco mi celular y capturo unas fotos del paisaje, me siento soñada. Activo la cámara frontal— ¿Y si nos tomamos una fotografía?

—No soy mucho de fotografías, ni siquiera soy fotogénico —responde apenado.

Sus mejillas se ponen rojas, sus lunares por alguna razón le lucen más hoy gracias y su rostro se ve iluminado gracias a las luces del lugar y la luz de la luna. Bajo mi mirada al celular.

—Sí, no te preocupes —apunto solo a mi rostro cuando estamos en lo más alto de la rueda, esta parece detenerse por unos segundos, alisto el celular acomodo mi cabello y capturo una fotografía, justo en ese momento Trenton besa mi mejilla, acto que me hace reír— ¿Qué tienes? —le pregunto aun con ganas de reír.

—No puedo decirte que no a ti —acomoda su cabeza sobre mi hombro.

Al momento en que siento como la rueda continúa pareciendo que íbamos hacia atrás capturo la selfie rápidamente, giro mi cabeza un poco hacia a él quedando mejilla con mejilla y capturo otra, por un momento nos miramos, y en medio de un beso él me hace tomar otra fotografía, nos miramos sin dejar de sonreír. Bloqueo y guardo el celular.

—¿Qué pasa? ¿No vas a verlas? —pregunta él.

—Sí, pero después —menciono apenada por las fotos. Admiro de nuevo la vista—. Esto en realidad es hermoso.

—¿Te gusta? —pregunta Trenton rodeándome con uno de sus brazos.

—Me encanta —respondo escaneando su rostro.

La Gran Apuesta | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora