•39• La Gran Apuesta.

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Sugerencia: Escuchen las canciones que pondré, o pueden escucharlas y ver la letra al terminar. ¡Disfruten del gran final!







Jueves 30 de diciembre.
Lake Luzerne, Nueva York.

 
Pasaron cinco días maravillosos con Trenton, cada día se dedicaba a ayudarme con cosas pequeñas de mi trabajo, a consentirme en todo, a abrazarme, fotografiarme, besar cada milímetro de mi cuerpo, y, decirme cuanto me quería. Está mañana desayunamos y nos volvimos a acostar en la cama durante todo el día, por la tarde me hizo cosquillas y de más, ya no encontraba como molestarme, y cuando ya no pude más, me soltó, como todos los días me comenzó a fotografiar.

Yo me estaba quitando unas medias para ponerme un pants, escuché como capturaba el momento en que las deslizaba de forma descendiente.

—Hazlo de nuevo —dijo mirándome. Me acerqué a él, apuntó la cámara y quise taparme un poco extendiendo los brazos, pero no lo logré.

—Mejor —me subí arriba de él con mis piernas a sus costados, le quité la cámara y apunté a él y su torso desnudo—, yo te fotografío esta vez.

Primero se tapó con su antebrazo, capté ese momento, segundos después dejó que le tomara algunas fotografías desde ese ángulo, luego me quitó la cámara dejándola a un lado y me abrazó llenándome de besos. Entre risas traté de detenerlo, luego me metí entre los edredones.

—Basta Trent, tengo frío —dije alzando las cobijas hasta tapar mi nariz.

—Está la calefacción encendida —se levantó y movió la configuración del control que estaba en la pared de la habitación—, ya subí la temperatura.

— ¿A dónde vas? —pregunté cuando vi que se cambiaba el pants por unos jeans.

—Tengo que ir a ver de urgencia a uno de mis socios, por Central Park, y de paso voy a comprar unas cosas para la cena que quiero prepararte en víspera de Año nuevo, y si voy mañana, estará peor de gente —se abrochó el botón de sus jeans y cerró el zipper de su suéter— ¿Quieres acompañarme?

Negué con mi cabeza.

—Creo que hoy paso, tengo un buen de frío hoy. Ah y recuerda que ese día nos veremos con Nava y mis amigas.

—Sí, lo recuerdo, y está bien linda, no quiero que te molestes en levantarte —se acercó y besó mi frente. Tomó las llaves de su auto del buró— ¿Quieres que te traiga algo?

—Sí, se me antojan unas tiras de gomitas acidas, y comida china —dije y le di mi cara más chiflada que tenía. Él me sonrió.

—Bueno, si quieres quédate en la cama, yo tardaré más de tres horas —observó su reloj en la muñeca.

—Sí de camino solo son tres, tardarás toda la tarde, pronto anochecerá, debes ir rápido.

—Me apresuraré, regreso en un rato —besó mis labios—, te adoro mi vida.

Mi corazón daba un salto de emoción cada que lo escuchaba decirme cosas lindas más seguido.

—Te adoro mi amor —dio otro pico a mi boca y salió de la habitación.

Pasaron unos segundos y se escuchó un teléfono sonar, volteé al buró, era el teléfono de la cabaña, hasta hace un momento creí que no funcionaban. Escuché a Trenton gritar:

— ¡Yo contesto acá Liz!

— ¡Okay!

La Gran Apuesta | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora