Me encontraba en la calle pensando si entrar o no, me aterra la idea de no verlo ahí o de que llegara tarde.
Faltaban cinco minutos para la hora acordada de nuestra cita y me temblaban las piernas sin parar.
¿Que tal si no iba vestida apropiadamente? O quizás a él no le gustaria mi ropa, o puede ser que simplemente haga el ridículo entrando y el ni siquiera este ahí... O puede ser que a él ni le guste como me gusta a mi.
Mi cabeza se imaginaba los peores escenarios posibles cuando sentí una mano sujetando mi hombro.
-¿A quien esperas hermosa?-
Y ahí estaba el...
Vestido tan casual como yo, con una sonrisa y su cabello completamente rebelde por el viento.
Le respondí con arrogancia como siempre lo hacía.
-A un cabrón con el que tendré una cita ¿y tu esperas a alguien? o ¿solo vas sujetando chicas para hacerles platica, enamorarlas y abandonarlas?
Su risa brotó de lo profundo de su garganta y ahí solté un gran suspiro de aire que no sabía que estaba acumulando por los nervios.
-¿Tan mal concepto tienes de mi?-
Levantó una de sus cejas, haciendo que su rostro fuera de una incógnita total.-La verdad si, te ves como cualquier chico malo que solo busca follar en la noche para escaparse en el día.-
Eso salió tan rápido de mi que hasta a mi me costó procesar lo que dije pero el entendió a la primera.
Sonrió, pero esta vez no era de gracia si no de altanería, de esas sonrisas con las que sabe que conseguirá lo que quiere con solo hacerla.
-Mirate cariño, pensando eso de mi y aun así estas aquí.-
Sus palabras calarón en mi, tenía razón, si pensaba eso de él, ¿porqué estaba ahí?
Me quedé callada un tiempo.
-Anda, entremos que tenemos una cita que iniciar. -su voz era ronca y eso me gustaba.
El me gustaba y entendí que por eso estaba ahí, quería que el me amara o quisiera al menos,quería tener esa sensación de cariño de el.
El me podía romper el corazón y yo estaría de acuerdo, así que tomé su brazo y entramos al local.
Nos sentamos en una mesa apartada de la gente, privacidad era lo que queríamos.
Jalo la silla para que me sentará y solo salió de mi un inaudible gracias,se sentó en la silla de enfrente y me sonrió tranquilo como si lo que hubiera dicho antes no pasó.
-Por fin pude dejarte sin palabras eh.-
Sonreí tratando de relajar mi cuerpo y de disfrutar la cita.
-No te creas tanto, solo estaba pensando-mi voz sonaba con seguridad.
-¿Y en qué pensabas cariño?- su rostro seguía con la misma sonrisa.
-Nada importante, solo tus intenciones conmigo- solté eso con toda la tranquilidad del mundo quitándole peso.
-Y dime, ¿cómo sabes cuáles son mis intenciones contigo?- ya no tenía esa sonrisa, solo estaba serio, tratando de descifrar mi rostro.
-Estoy entre tres opciones-mi voz fue interrumpida por el mesero los dos pedimos un frappe de baylis y un pay de fresas, enseguida lo trajeron.
-¿En que te quedaste?- el silencio fue interrumpido por el.
-Como decía, tengo tres opciones de tus intenciones, la primera es que solo será follar y desaparecerás, que dejame decirte no esta mal solo sera un buen recuerdo, si eres bueno,claro-su carcajada no tardó en escucharse y cuando cesó seguí hablando-la segunda opción es que seremos una aventura de esas que les cuentas a tus nietos, que fue muy linda su relación, con buenos momentos eh historias pero que simplemente no eran el tal para cual y por último la tercera opción, dejame decirte que de las tres es la que más me da miedo... La tercera es una relación estable, una donde confiemos los dos y nos imaginemos un futuro juntos, con hijos una enorme casa y esas bobadas, que después de 50 años podamos decir con seguridad que nos amamos.
Termine de decirlo sin aliento y con mi boca seca, me apresure a tomar un sorbo de mi frappe,y el habló.
-Y dime Karla, ¿que es lo que tu quieres?-Sus ojos me penetraban sin piedad, tratando de descifrar lo que diría a continuación.
-Eso sí, no lo había pensado.-mi voz sonaba distante y cuando supe exactamente lo que quería lo dije-Ya se lo que quiero. -
Sus ojos no se habían apartado de mi en ningún momento-Dímelo por favor-sonaba suplicante...como un niño rogando por un juguete que sabe que no tendrá.
-Bueno, mejor dicho se lo que no quiero. - sus cejas se fruncierón al instante-No quiero salir lastimada, emocionalmente quiero decir.-Mis ojos chocaron con los suyos demostrándole mi seguridad.
Su rostro se suavizó y tocó mi mano haciendo pequeños círculos con sus dedos en ella.
-Te aseguro que planeo hacer muchas cosas contigo,pero, lastimarte prometo que no está entre ellas. -
Mi corazón palpito con fuerza y creí en esas palabras huecas.
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Ardiente, suave y delicioso.
AcakCuatro chicos y una chica, una amistad de años que demuestra con cada paso que dan que el Laverno es ardiente y que se disfruta con locura. Que se hace cuando estas llena de mentiras, cuando no sabes quien eres, y tu única salida es la adrenalina. Y...