15.Te Creo

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Me encontraba en la calle pensando si entrar o no, me aterra la idea de no verlo ahí o de que llegara tarde.

Faltaban cinco minutos para la hora acordada de nuestra cita y me temblaban las piernas sin parar.

¿Que tal si no iba vestida apropiadamente? O quizás a él no le gustaria mi ropa, o puede ser que simplemente haga el ridículo entrando y el ni siquiera este ahí... O puede ser que a él ni le guste como me gusta a mi.

Mi cabeza se imaginaba los peores escenarios posibles cuando sentí una mano sujetando mi hombro.

-¿A quien esperas hermosa?-

Y ahí estaba el...

Vestido tan casual como yo, con una sonrisa y su cabello completamente rebelde por el viento.

Le respondí con arrogancia como siempre lo hacía.

-A un cabrón con el que tendré una cita ¿y tu esperas a alguien? o ¿solo vas sujetando chicas para hacerles platica, enamorarlas y abandonarlas?

Su risa brotó de lo profundo de su garganta y ahí solté un gran suspiro de aire que no sabía que estaba acumulando por los nervios.

-¿Tan mal concepto tienes de mi?-
Levantó una de sus cejas, haciendo que su rostro fuera de una incógnita total.

-La verdad si, te ves como cualquier chico malo que solo busca follar en la noche para escaparse en el día.-

Eso salió tan rápido de mi que hasta a mi me costó procesar lo que dije pero el entendió a la primera.

Sonrió, pero esta vez no era de gracia si no de altanería, de esas sonrisas con las que sabe que conseguirá lo que quiere con solo hacerla.

-Mirate cariño, pensando eso de mi y aun así estas aquí.-

Sus palabras calarón en mi, tenía razón, si pensaba eso de él, ¿porqué estaba ahí?

Me quedé callada un tiempo.

-Anda, entremos que tenemos una cita que iniciar. -su voz era ronca y eso me gustaba.

El me gustaba y entendí que por eso estaba ahí, quería que el me amara o quisiera al menos,quería tener esa sensación de cariño de el.

El me podía romper el corazón y yo estaría de acuerdo, así que tomé su brazo y entramos al local.

Nos sentamos en una mesa apartada de la gente, privacidad era lo que queríamos.

Jalo la silla para que me sentará y solo salió de mi un inaudible gracias,se sentó en la silla de enfrente y me sonrió tranquilo como si lo que hubiera dicho antes no pasó.

-Por fin pude dejarte sin palabras eh.-

Sonreí tratando de relajar mi cuerpo y de disfrutar la cita.

-No te creas tanto, solo estaba pensando-mi voz sonaba con seguridad.

-¿Y en qué pensabas cariño?- su rostro seguía con la misma sonrisa.

-Nada importante, solo tus intenciones conmigo- solté eso con toda la tranquilidad del mundo quitándole peso.

-Y dime, ¿cómo sabes cuáles son mis intenciones contigo?- ya no tenía esa sonrisa, solo estaba serio, tratando de descifrar mi rostro.

-Estoy entre tres opciones-mi voz fue interrumpida por el mesero los dos pedimos un frappe de baylis y un pay de fresas, enseguida lo trajeron.

-¿En que te quedaste?- el silencio fue interrumpido por el.

-Como decía, tengo tres opciones de tus intenciones, la primera es que solo será follar y desaparecerás, que dejame decirte no esta mal solo sera un buen recuerdo, si eres bueno,claro-su carcajada no tardó en escucharse y cuando cesó seguí hablando-la segunda opción es que seremos una aventura de esas que les cuentas a tus nietos, que fue muy linda su relación, con buenos momentos eh historias pero que simplemente no eran el tal para cual y por último la tercera opción, dejame decirte que de las tres es la que más me da miedo... La tercera es una relación estable, una donde confiemos los dos y nos imaginemos un futuro juntos, con hijos una enorme casa y esas bobadas, que después de 50 años podamos decir con seguridad que nos amamos.

Termine de decirlo sin aliento y con mi boca seca, me apresure a tomar un sorbo de mi frappe,y el habló.

-Y dime Karla, ¿que es lo que tu quieres?-Sus ojos me penetraban sin piedad, tratando de descifrar lo que diría a continuación.

-Eso sí, no lo había pensado.-mi voz sonaba distante y cuando supe exactamente lo que quería lo dije-Ya se lo que quiero. -

Sus ojos no se habían apartado de mi en ningún momento-Dímelo por favor-sonaba suplicante...como un niño rogando por un juguete que sabe que no tendrá.

-Bueno, mejor dicho se lo que no quiero. - sus cejas se fruncierón al instante-No quiero salir lastimada, emocionalmente quiero decir.-Mis ojos chocaron con los suyos demostrándole mi seguridad.

Su rostro se suavizó y tocó mi mano haciendo pequeños círculos con sus dedos en ella.

-Te aseguro que planeo hacer muchas cosas contigo,pero, lastimarte prometo que no está entre ellas. -

Mi corazón palpito con fuerza y creí en esas palabras huecas.



Ardiente, suave y delicioso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora