2. First

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Taehyung imaginaba el rostro de Yoongi tal y como lo recordaba, a pesar de que ya no podía verlo. Quería aferrarse a ello, porque tenía el miedo y la casi certeza de que se difuminaría en su memoria, de que ya no podría verlo ni siquiera al cerrar los ojos. El Yoongi que recordaba se convertiría en una mancha borrosa. Estaba tumbado en uno de los lujosos sofás de su mansión de la ciudad y se sentía mareado. Solo el sonido del piano parecía traerle paz; poner, de algún modo, sus pies en la tierra.

    -Te vendrá bien-insistió Yoongi.

    -No quiero-repitió él, por enésima vez aquella mañana-. No quiero un extraño en mi casa, y más si no lo he visto nunca.

    -Taehyung, sabes perfectamente como son las cosas. Tienes que hacer rehabilitación y acostumbrarte a vivir así. No te queda otra, y lo sabes. Necesitas ayuda, y yo solo quiero ayudarte.

    Taehyung suspiró. Era inútil discutir, porque en el fondo, su amigo tenía parte de razón. Yoongi se sentía responsable de su ceguera. Él estaba frustrado y furioso, y también se sentía culpable. Iba a depender de Yoongi a partir de entonces, impidiéndole vivir su vida. Él no quería eso, y tampoco quería perder su despreocupación o su facilidad para hacer amigos. Pero ya nada volvería a ser lo mismo, porque estaba sumido en la oscuridad. El mundo era hermoso, pero él ya no podría verlo. Y aquello lo enfurecía tanto que, la primera noche que había pasado fuera del hospital, había golpeado la pared hasta casi deshacerse los nudillos.

    Yoongi lo miraba apenado, aunque Taehyung no podía verlo. Lo había despertado en medio de la noche, a unas horas imposibles, porque sentía la sangre correr por su piel y no sabía lo que se había hecho. Él le había vendado ambas manos y había llorado. Agradecía su facilidad para llorar en silencio, porque no quería que Taehyung tuviera también esa carga. Sabía como era el chico, sabía que se preocupaba por los demás tanto o más que por sí mismo. Las circunstancias presentes casi lo obligaban a ser egoísta.

    -¿Me dirás cómo es él?-preguntó Taehyung-. No podré imaginarlo por completo, pero quiero que me lo digas. Tú tampoco podías ver los colores, pero te calmaba que yo te los explicara...¿verdad?

    -Sí-dijo Yoongi.

    -¿Cómo es ese otro chico del que me hablaste...?¿Hoseok...?

    -Sí, creo que así se llamaba-Taehyung no podía ver a su amigo, pero intuyó que se estaba sonrojando porque le conocía demasiado bien-. Tiene el pelo...rojo. Se lo pregunté. Y su sonrisa es...muy blanca. Se le forman unos hoyuelos pequeños cuando sonríe, y tiene unas mejillas bonitas y una mandíbula afilada. Lleva...una bata...blanca.

    Taehyung sabía que la imagen mental que se había creado no era el aspecto real de Hoseok. Su imaginación no era tan exacta. Le frustraba aquello pero algo en el tono de Yoongi y en su manera de hablar del enfermero trajo una sonrisa a sus labios. Yoongi también sonrió en silencio, esperando que, algún día, su amigo sonriese como antes, mostrando sus dientes perlados. Y sonrió una vez más, con el recuerdo fresco de la sonrisa de Hoseok. Dio las gracias porque él si que podía verlo.

    -Lo siento-dijo Yoongi, con la voz entrecortada.

    Tae lo sentía lejos, así que le pidió que se acercara. Le pidió que lo abrazara, porque necesitaba su calidez. Yoongi, vacilante, lo hizo. Siempre había sido reticente al contacto físico, aunque en realidad adoraba sentirse querido, en cualquier manera posible. Puso sus brazos alrededor de la espalda de Taehyung y este, sintiéndolo, lo estrechó contra sí. Notó la humedad del rostro de su amigo contra su piel.

    -Todo esto es culpa mía.

    -No te veo, pero te oigo, te siento.-murmuró Tae-si yo no hubiera entrado ahí, te hubiera perdido. Y perder la vista es mucho, y es doloroso. Pero solo es una milésima del dolor que hubiera sentido si no hubiera podido salvarte. Lo hecho, hecho está.

YOUR EYES TELL (JJK+KTH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora