5. What I want

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 -¿Qué...qué quiero yo...?

-Sí, tú. No sé, no te conozco apenas, y no he estudiado psicología ni nada de eso, pero me da la sensación de que quieres ser invisible y, en realidad eres muy interesante...

-¿Tú crees?-Yoongi levantó una ceja, escéptico.

-Sí. Pasas desapercibido porque no hablas mucho, como si tuvieras miedo de decepcionar a los demás, cuando el único que acaba decepcionado de ese modo eres tú mismo. Pero no para mí, yo sí te veo-sonrió Hoseok.

Yoongi sintió que las mejillas le ardían, pero no dijo nada. No sabía si Hobi esta psicoanalizándolo o tratando de ligar con él, pero supuso que se trataba de la primera opción porque la segunda era demasiado buena para ser verdad.

-Entonces...¿qué es lo que quieres hacer, Yoongi?

Yoongi quería comprobar cuan suaves y esponjosas eran sus mejillas, quería agarrarle por el cuello de la camisa y sobre todo, quería besarle. No quería pensar si era demasiado pronto, o si era el momento o si nunca llegaría a serlo. Lo único que sabía era que, en aquel momento, quería besarle. Lo hubiera hecho si Namjoon no hubiese vuelto del baño en aquel preciso instante. Sí, definitivamente lo hubiera hecho. Le gustaba pensar que sí, que hubiera tenido el valor de hacerlo.

Quizá ni siquiera estaba preparado para ello, pensó más tarde. Después de todo, cuando se despidieron en la puerta del café, Hoseok le había abrazado y él se había alejado en la dirección contraria, con una sonrisa radiante en el rostro. No sabía si se veía radiante, pero así se sentía. Solo por un abrazo, como si fuera un estúpido crío de doce años que se enamora por primera vez. ¿Qué pensarían Namjoon y Hobi mismo de haberlo visto entonces? pensaba él, avergonzado. Las mejillas se le teñían de color, pero la sonrisa no se le borraba. Y tal vez era verdad que sonreír le sentaba de maravilla, aunque las razones fuesen estúpidas.

Hoseok, por su parte, no pareció dedicar tanto tiempo a pensar en Yoongi. Era la primera vez en algo más de una semana que Jungkook iba a cenar en su antiguo piso. Tal vez porque les echaba de menos, o porque necesitaba un respiro de las cenas silenciosas en la mesa kilométrica de Kim Taehyung. Solo se quedaría unas horas, pues tenía que llevar al chico a la cama. Era cierto que hacía avances con una rapidez insólita, pero seguía siendo imprescindible que él lo ayudara. Taehyung lo necesitaba y él iba a estar allí porque, al fin y al cabo, ese era su trabajo. Por esa razón y por ninguna otra se había instalado en el cuarto que quedaba justo al lado del de su paciente. Le calmaba, le quitaba el miedo y le hacía sentir mil veces mejor. Y eso significaba que lo estaba haciendo bien.

No se le ocurrió pensar que algo fallaba.

Porque cuanto más tiempo pasaban el uno cerca del otro, menos miedo tenía Taehyung, y cuanto menos miedo tenía Taehyung, más tenía Jungkook.

Y no sabía de qué, o quizá lo sabía demasiado bien, y por eso le asustaba.

Cuando cenaba en la mansión, tenía un buffet enorme delante de sus narices, con comida exótica de la mejor calidad realizada por el cocinero personal de Taehyung. Sin embargo, aunque todo estaba exquisito, Jungkook echaba de menos sentarse en el sofá y hablar con sus amigos con un envase de ramen ya preparado en las manos mientras daban cualquier cosa en la tele a la que no le prestaban demasiada atención. Cenar con ellos era, de algún modo, liberarse de la tensión y la rigidez que lo dominaban la mayor parte del tiempo. Aquella casa era su lugar seguro y sus dos amigos eran como los dos ángeles que custodiaban las puertas de su cielo personal. Si lo había pensado así, nunca lo diría en voz alta.

En la tele estaban poniendo una comedia romántica de esas que se estrenan directamente en DVD y la gente solo se queda viendo porque les da pereza levantarse a recoger el mando y cambiar de canal. Una chica de cabello rubio con un conjunto muy años 2000 corría a los brazos de un chico con la camisa desabotonada, sentado a las puertas de un rancho. Estaba ciego, pero pareció reconocerla con solo tocarla y, al poco de rozarse sus labios, parecía que ya llevaban una eternidad besándose, y que no tenían ninguna intención de que dicha eternidad terminara.

YOUR EYES TELL (JJK+KTH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora