14. Lost battles

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Jimin introdujo su pequeña mano en el buzón que había a las puertas de la mansión. Exploró cada esquina con los dedos, pero por más que buscó, seguía sin haber nada dentro. Como de costumbre, porque aquello se había convertido en una costumbre después de que Taehyung enviase la carta.

    -Nada-confirmó.

    Pasaban los días y Yoongi veía que el gesto de Taehyung se tornaba un uno por ciento más desesperanzado con cada día que pasaba. Quizá era momento de renunciar.

    Le destrozaba imaginar que Jungkook hubiese leído la carta y simplemente hubiese decidido ignorarla. Quería pensar que no había llegado a sus manos, o que no había sabido qué responder, aunque un punto hubiera sido mejor que nada.

    En cualquier caso, Jungkook era una batalla perdida (lo había sido desde el principio) y Tae tenía que poner de su parte para olvidarle.

    Eso era lo que pensaba Yoongi, y el mismo Tae se había decidido a tratar de superar a alguien que, después de todo, nunca había sido nada suyo.

    Fue una noche que Jimin y Hoseok habían acudido a la mansión para cenar en la sala y beber un poco mientras hablaban de cosas triviales y eventualmente, profundas. Cuando Yoongi se emborrachaba, era inusualmente enérgico y gracioso (y la presencia de Hoseok duplicaba aquel efecto), así que pensaron que Tae se animaría. Después de todo, hay pocas cosas mejores que un poco de alcohol, una cena abundante y buena compañía para curar el alma.

    Yoongi se acercó al mueble bar. Habitualmente, estaba lleno de licores de muchos tipos, casi todos carísimos y fermentados en fechas lejanas. Al chico le llamó la atención una botella casi terminada que reposaba detrás de la vitrina.

    -Aquí ya no queda nada...¿Qué es esto?¿Vino?

    Sin pretenderlo, Yoongi había abierto la caja de los recuerdos porque aquella era, efectivamente, la botella que le había dado valor a Jungkook para dejarse besar aquella noche fatídica. Taehyung pareció titubear ante una pregunta que, aparentemente, tenía tan poca importancia. Jimin lo abrazó, adivinando con rapidez a qué se debía aquella reacción.

    -Tae; Jungkook y tú sois dos de mis personas favoritas del mundo-dijo, mientras Taehyung se derrumbaba contra su pecho, llorando-. Si pudiera, escribiría un final feliz para vosotros dos. Pero no puedo, y por eso te digo que lo mejor que puedes hacer es dejarlo ir de una vez por todas. Es demasiado complicado.

    -Precisamente porque es complicado yo no quería rendirme con él. Kookie es complicado porque no lo quisieron, y ahora no lo quieren porque es complicado. No es justo; no es justo que la gente se rinda con él, que lo consideren condenado desde el principio y así lo condenen más. Por eso yo no quiero rendirme, Jimin. Porque yo sí que lo quiero...

    -Pero...

    -No, déjame terminar. Yo sí lo quiero. Jimin, tú me dijiste que Jungkook tenía un corazón muy grande. Tiene que quererme también. Que no pudiera decirlo no significa que no sea así-Taehyung se secó los ojos con la manga de la camisa-Yo lo quiero y sé que él también me quiere a mí...entonces...¿Por qué...?

    -Porque a veces no basta con eso-replicó Yoongi, serio.

    Se acercó a Taehyung, acariciando su cabello. Hoseok se les unió, abrazándolos a su vez.

    Tae lloró toda la noche en los brazos de Yoongi y, después de aquello, sintió que un gran peso se había elevado de sus hombros.

    Pero la vida seguía siendo injusta y oscura. Perder a Jungkook le había dolido casi tanto como perder la vista, y nunca había pensado que llegaría a tener más esperanzas de recuperarse de su ceguera que de recuperarlo o a él.

YOUR EYES TELL (JJK+KTH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora