☀50. Epílogo.

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—¿Alisson? — Dylan vuelve a llamarme

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—¿Alisson? — Dylan vuelve a llamarme. 

Me volteo para verle. Me quedo unos segundos admirándolo. 

Los dos estamos tan nerviosos como el otro. Me acerco a él, con cuidado y arreglo su cuello de su camisa. 

Dylan siempre sale a trabajar con el cuello de su camisa todo destrozado.  

Pero este no es un día común, es uno muy importante: La exposición de sus cuadros para que sean exhibidos en una de las galerías de arte más importantes del país.  

—Lo harás excelente, no estés nervioso.— Le apoyo cuando veo como comienza a frotar su mano ligeramente en su bolsillo. 

Lo conozco tan bien, sé que lo hace cuando está terriblemente nervioso. 

Lo descubrí cuando regresamos a la realidad, una realidad diferente donde ninguno de los dos tuvo que lidiar solo con el cáncer. Una realidad en donde a pesar de nuestro amor, ninguno de los dos sabía como continuar. 

Durante esos días en el crucero, lo único que deseamos fue comenzar con ese nuevo capítulo pero cuando todo terminó de la manera en la que terminó... Dylan y yo nos habíamos quedado sin tinta para escribir. 

Fue ahí cuando supimos que necesitaríamos, inevitablemente, una ayuda externa, sobre todo yo.  

—¿Seguro que no quieres que te acompañe?—Le hago un puchero, nuevamente. 

Dylan me toma por la cintura, me da un beso en los labios y sé que he logrado convencerle.— Pensándolo mejor, ven. Serás mi amuleto de la suerte.—Besa mi frente y terminar de ponerse su saco. 

Se acomoda su corbata, porque yo no puedo, y toma al pequeño Jason en sus brazos, dormido. —¿La niñera ya va a llegar?—Me pregunta y la puerta del departamento suena.—Debe ser ella. 

Voy a nuestra habitación, cojo un lindo vestido, un par de tacones y me arreglo lo más rápido posible. Solo algo de maquillaje y mi cabello suelto al natural. Cuando he terminado de arreglarme, Candy, nuestra niñera ya está cuidando del pequeño Jason.—¡Hola Candy!—Saluda animadamente.

—Buenos días, señorita Rockefeller. —Me habla con Jason en sus brazos. — ¿A qué hora regresarán?—Pregunta. 

—No más de las 10 pm. Iremos al evento de Dylan, luego tal vez a cenar y regresamos.—Informé, tomando mi cartera y llegando a la puerta para abrirla.—¡Vámonos mi amor!—Grité para informarle  a Dylan. 

Cuando llegó junto a mí, con su peculiar caminar, se despidió de Candy y salimos. 

—¡Yo manejo!—Me roba las llaves del auto y se montó, dando un pequeño salto y acomodando su prótesis en la camioneta. Niego con la cabeza y me subo en el asiento del copiloto. 

Amarte en pedazos. [Completa ✔️][Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora