Epílogo.

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Epílogo:

— ¡¿Dónde carajos está la dama de honor?!—La voz de Guada se escuchó hasta la pieza en donde me encontraba yo, abrí los ojos mirando para todos lados e intenté no ir a ver que pasaba ahora para que esté gritando tan enojada.

Me concentré en dejar que me arreglen el pelo y la corbata mientras miraba por el espejo a todos mis amigos metidos ahí, largando carcajada y comiéndose los sanguchitos de miga.

— ¡Ay me voy a desmayar!—Se escuchó otra vez a Guada, abrí los ojos mordiendo mi labio con fuerza y sin importar dejar solo a mi hermano, le pegué un manotazo a la chica que me estaba manoseando como hace media hora, atrevida, me estaba metiendo mano.

— Voy a ver que le pasa.—Dije esquivando a todos, recibiendo sus miradas.

— No podes ver a la novia.—Dijo Tobo cruzándose de brazos, poniéndose adelante de la puerta para no dejarme pasar, giré los ojos por lo pelotudo que estaba siendo.

— Yo si puedo ver a la novia, el que no la puede ver es el marido, pelotudo.

— Ah bueno, algo así era.

— Correte bobo.

De un montón hice que se corra y caminé apurado hasta la otra habitación, donde estaban las damas de honor y la novia de Manu, toqué la puerta un par de veces para que me abran, intentando ignorar el griterío que se escuchaba ahí adentro.

— ¡¿QUÉ?!—La puerta fue abierta bruscamente, y una Guada muy gritona y enojada salió de adentro, largué una carcajada por verla con la mitad de la cara pintada y la otra no, sus facciones se suavizaron hasta quedar en una hermosa sonrisa.—Perdón, estoy enojada.

— ¿Posta? No me di cuenta.—Giré los ojos obvio, estiré mi cabeza para ver que pasaba ahí adentro para que estén todas alteradas y me tragué los comentarios al ver que a la novia de mi hermano le estaba cociendo otra vez el vestido.—¿Todo bien?

— Todo mal, se le rompió el vestido, una de las damas de honor no aparece, encima se comió un sanguche de milanesa y ahora se está quejando de que tiene olor a ajo.—Guada enumeró con el ceño fruncido.

Quise largar una carcajada porque mi cuñada nunca había sido así de gritona e histérica, pero por lo que se veía de acá ahora quería acuchillar a todas.

— ¿Quieren ayuda?—Pregunté hundiéndome de hombros, sin saber si podía ayudar igualmente.

— No, yo me encargo.—Murmuró acomodando su vestido, y recién me di cuenta, llevaba un vestido rosa claro, apretado hasta la cintura y suelto hasta abajo, ese color hacía resaltar su piel blanca y suave, dejando a la vista sus hermosas clavículas.

Mi piel se erizó y tuve que apretar mi mano para no estirarla y tocar su suave cuello.

— V-vos estás... digo yo... e-estás muy.—Mi voz se cortó cuando subí mis ojos hasta su cara, me sonreía, tan linda y suave como siempre, mi corazón hizo torpes movimientos cuando subió las cejas divertida para que termine de hablar y sonrió.—Muy guau.—Cerré los ojos al notar lo torpe que había sonado.

¿Guau? ¡¿GUAU?! ¡¿QUÉ ES ESO VALENTÍN?!

— Gracias Valen, vos también estás muy guau.—Se río estirando su mano para acomodar mi corbata negra, hacía calor, me estaba costando respirar, quiero que me bese.

Belleza ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora