Cuatro:

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Cuatro:

Me moví entre la gente mientras iba pidiendo permiso para que me dejaran pasar, pero ni siquiera así me daban lugar, no sabía si era porque no querían darme o porque la música estaba muy fuerte y no me escuchaban, intenté pensar que era por la segunda opción, ya demasiado mal estaba para empezar a hacerme la cabeza con que todos estaban intentando hacerme sentir para el culo.

Mordí mi labio y pasé a la cocina, al fin había un lugar en donde podía respirar bien y no había gente, capaz que no se podía pasar porque la puerta estaba cerrada y había muchas cosas frágiles, pero no iba a romper nada, prefería quedarme quieta acá a que ir allá y estar sola sin que nadie me de bola. Largue un suspiro y empecé a mirar el lugar, mordiendo mi labio e intentando no largarme a llorar acá.

Caminé sin ganas a la mesada y saqué la latita de coca-cola que estaba ahí, agarré el paquetes de papas fritas y me senté en el piso, con la espalda pegada a la mesada, no creo que a Valentín le importe que me coma esto, total ya debe estar demasiado en pedo para darse cuenta de que yo estoy acá y seguro ya esta comiéndose a una mina.

Cerré los ojos y con ganas de llorar abrí el paquete y empecé a comer, tratando de reprimir todas esas lágrimas que amenazaban con salir y tratando de tragarme el nudo que cada vez se hacía más grande.

— Estas linda Guada.—Me dije a mi misma y miré mis piernas, tratando de convencerme de que era así, mordí mi labio y negué con la cabeza, no, no estaba linda.

¿A quién iba a engañar? No servía para estar acá, no servía para nada.

— No, estas horrible.—Susurré con la voz rota y algunas lágrimas ya cayendo por mi mejilla, no podía ser que una noche que haya intentado salir de mi casa y pasarla bien, no salía bien, estaba claro que el mundo no quería que yo este bien.

Mi ánimo ni mi cuerpo querían estar acá, quería irme ya de esta mierda de joda, pero Sol se fue con un pibe y me dijo que volvía en un rato, sabía que no iba a ser así, pero tenía que esperarla, no sabía en donde estaba para ir sola a mi casa. Limpie mis lágrimas y abrí la latita de coca para darle un trago e intentar aguantar un poco mas.

— Si, come todo lo que quieras.—Escuché una voz, salté en mi lugar y sentí como mi corazón empezaba a latir rápido por el mismo susto.

Levanté mi vista y vi los ojos azules de Valentín, me miró con una sonrisa, pero al ver mis lágrimas dejó de sonreír y se arrodilló rápido en el piso, asustandome un poco.

— P-perdón yo creí que podía comer algo.—Hablé esquivando su mirada y bajando mi cabeza para que no me viera así, con todas las lágrimas cayendome por la cara.

— No esta bien, come todo lo que quieras.—Habló un poco preocupado, asentí con la cabeza sin mirarlo y empecé a jugar con la parte de arriba de la latita, pasando mi dedo en forma circular mientras la miraba.—¿Estas bien?—Preguntó después de un rato.

Tragué saliva y largue un suspiro entrecortado por culpa del nudo que tenía en la garganta.

No, no estoy bien.

— Si, estoy bien.—Hablé sintiendo como se me caía otra lágrima, cansada de que mis mejillas estén mojadas me limpié con mis manos otra vez.

— Mirame.—Pidió, negué con la cabeza y suspire, lo que menos quería hacer ahora era mirarlo, seguro estaba mas horrible de lo que soy.—Dale, por favor, mirame.—Volvió a pedir en un tono suave.

Intenté no mirarlo, pero era imposible si me lo pedía de esa forma, levante la mirada del piso y la centre en sus ojos, tratando de trasmitirle que todo estaba bien.

— No estas bien.—Susurró negando con la cabeza, fingí una sonrisa de labios cerrados y aclare mi garganta antes de hablar.

— Si, estoy bien.—Hablé en un tono bajo, estaba nerviosa, tener a Valentín mirándome de cerca causaba demasiadas emociones raras en mi, sus ojos brillosos también, un mar de cosquilleos en mi panza aparecía siempre.

Negó con la cabeza haciendo un ruidito con su boca, hizo una seña con su mano para que la agarre mientras me miraba a los ojos, las miré con las mejillas rojas antes de que se de cuenta de lo nerviosa que me ponía, las agarré. Con suavidad ayudo a pararme, volvió a mirar mi cara y negó otra vez con la cabeza.

— Sentate acá.—Habló palmeando la mesada, frunci el ceño sin entender mucho, pero al verlo mirarme a los ojos, lo hice.

De un saltito me subí a la mesada y lo miré sin entender todavía, sonrió acomodando su pelo castaño y dio unos paso hasta quedar en frente mío, mirándome con esas dos orbes azules brillosas, poniéndome nerviosa, mis mejillas ardían un poco y mi corazón aumentó su ritmo al verlo acercarse a mi, con las intenciones de quedarse pegado a mi cuerpo.

— ¿Por qué lloras Lu?—Preguntó en un tono demasiado tierno, asustandome un poco cuando llevó sus manos a mis mejillas y las acarició con suavidad.

Su voz transmitía paz, esa era una de las cosas que me gustaba de Valentín, aunque todo él transmitía paz, lo veías un segundo y ya podías calmarte con su presencia. Pero en este momento yo no me podía calmar, Valentín estaba cerca mio, acariciando mis mejillas y perdiéndose la joda que tenía solo por mi, ser atención de sus ojos azules me estaba poniendo nerviosa, mi corazón no dejaba de latir y yo no dejaba de pensar en que con solo una sonrisa ya podía arreglar todo el daño que había causado horas antes.

Y eso no estaba bien.

— Mejor andá a la joda Valentín.—Murmure como pude, pero yo no quería que se vaya, mordió su labio y negó con la cabeza.

— No, no quiero ir.—Habló acariciando con su pulgar mi mejilla, acarició la punta de mi nariz con ternura y mordió su labio inferior, bajé rápidamente mis ojos a esos labios, se veían muy suaves y lindos, me puse roja automáticamente al darme cuenta en lo que estaba pensando, no podía pensar en eso con Valentín estando demasiado cerca.

— B-bueno.—Sonreí un poco y bajé la mirada cuando él me empezó a mirar de arriba a abajo, mientras seguía mordiendo su labio, tragué saliva al ver una mano de él bajar y acomodarse en la mesada, al costado de mi cintura, la otra fue a mi mentón y lo levantó para que lo miré otra vez.

Me regaló una sonrisa hermosa que me volvió el corazón loco, y mojo sus labios antes de hablar.

— Estar hermoso Lu.—Susurró, inmediatamente mi corazón latió más rápido que hoy y mis mejillas explotaron, poniéndose rojas, causando una sonrisa en mi cara.

No podía ser que él se haya encargado de hacerme sentir bien, sin saber que él mismo fue quién me hizo sentir tan mal.

Valentín era demasiado hermoso, y yo demasiado idiota para animarme a decirle algunas cosas.






















🌸🌸🌸
volví con un cap q me gustó, pero no tanto

espero q a ustedes si <3

Belleza ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora