Veintiuno:
Cuatro años después.
Crucé corriendo la calle antes de que un auto me pisara, acomodé la correa de mi mochila que colgaba en un hombre y solté un largo suspiro, me estaba sudando toda la frente, correr con un jean y un buzo abajo del sol no era la mejor idea, pero estaba llegando tarde al jardín de Araceli y si le llegaba a decir algo a su mamá me quedaba sin trabajo.
Di un suspiro largo, llegué justo cuando las maestras venían acompañando a sus alumnos todos agarrados de la mano y cantando una canción en voz alta, nunca me gustaron los nenitos chiquitos. Pero ver eso cuando llegaba al jardín siempre era la mejor parte del día.
— ¡Guada!—Gritó Ara soltándole la manito a uno de sus compañeritos y corrió hacía mi, sonreí bajando a su altura así se colgaba de mis hombros y me paré enseguida así la alzaba.—¡Te extrañé!—Sonrió feliz.
— Yo también chiqui, ¿Qué hiciste hoy? ¿Te divertiste?—Pregunté sonriendo, asintió con su cabeza haciendo que algunos de sus rulos negros se muevan.
— Igual un nenito me mordió el brazo ¡Mira!—Gritó corriendo la manga de su guardapolvo y me mostró la marca de los dientes, fruncí el ceño alarmada y abrí la boca para preguntarle quién había sido, pero me interrumpió.—¡Dijo que así íbamos a ser amigos de mordiscos! Yo también lo mordí.
Largué una carcajada por sus ocurrencias y la dejé en el piso agarrando su mano.
— ¡Que lindo Ara!
— ¿Puedo hacerte yo uno también? Así somos amigas de mordiscos.
— No, a mi no me hagas nada pendeja.—Hablé riendo, empezamos a caminar hasta salir del jardín, mientras ella me iba contando cuantos dibujos hizo, uno para mi, otro para su mamá, otro para su abuela, y después perdí la cuenta.
Cuando llegamos a la esquina tuve que parar cuando vi a unos de los compañeritos de Ara parado mientras pateaba una piedrita chiquita, sólo, sin ningún mayor cerca.
Ara me tiró un poco del brazo cuando dejé de responder, pero no hice nada, me acerqué al nenito y le toqué el hombro.
— Hola, hey, ¿Estas solo? ¿Tu mamá o tu papá?—Pregunté poniéndome de cuclillas hasta su altura, me miró con los ojitos medios asustados y yo traté de sonreír un poco para darle confianza.
— ¡Es él, Guada! ¡Él es mi amigo de mordidas!—Chilló Ara con felicidad, se acercó al nenito rubio y de ojos claros para darle un abrazo fuerte.—¡Hola Lauti!
— Hola Ara.—Saludó mirándola, y ahora sus ojitos estaban fijos en mi, me daban ganas de abrazarlo, se veía como una cosita muy tierna, quiero que sea mi sobrino.—Buen día señora.
¡¿Cómo me dijo?! ¿Señora?
Pendejo desubicado.
— ¿Te vienen a buscar o te vas solito?—Pregunté tratando de sonar lo más amable posible después de lo que me había dicho, negó con la cabeza llena de ese pelo rubio y sonrió.—¿Te vas solo?
— No, viene mi papá.—Sonrió contento, largue un suspiro intentando no arruinar nada, seguro su papá se olvidó y hace media hora esta esperando.
— ¿Querés que esperemos con vos?—Preguntó Ara sacudiendo sus pestañas exageradamente, la sonrisa del nenito pareció agrandarse, pero después fruncio el ceño confundido.
— ¿Mi papá también las tiene que venir a buscar?
— No, pero para que no estés solo, podemos esperar a tu papá y después nos vamos ¿Podemos Guada? ¿Podemos? ¡Por fisss!—Preguntó feliz, asentí con la cabeza largando una risa y me paré del piso, soltando la mano de Ara cuando empezó a saltar de felicidad.
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Belleza ; Wos
Fanfiction❝Porque si veía su sonrisa todos los días, podía ver la belleza de su alma a través de sus ojos.❞ · Queda totalmente prohibida la copia completa o parcial de esta novela, todos los derechos reservados.