Cinco.

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Cinco:

— ¿Querés otra coca?—Preguntó Valentín haciéndome salir de mi ensoñación, se había quedado conmigo todo este tiempo, perdiéndose de la joda que tenía y no sabía si sentirme mal porque no estaba disfrutando o si sentirme bien porque por primera vez me estaba prestando atención.

Levanté la vista para mirarlo y al verlo con la bolsa de papas fritas que había abierto yo recién, le sonreí.

— Bueno.—Hablé en un tono bajo, sonrió y caminó hasta la heladera para sacar dos latitas de coca-cola, volvió a donde estaba yo y me extendió una para que la agarre.

Pero antes de que la pueda agarrar, la alejó de mi, estirando su mano para que yo no pueda agarrarla y sonrió cuando yo lo miré mal.

— ¿La querés?—Preguntó en un tono divertido, asentí con la cabeza y cuando la quise agarrar de nuevo, se movió otra vez negando con la cabeza.—Antes decime que te pasa, ¿Estas bien?—Volvió a preguntar, seguía teniendo una sonrisa en su cara pero esta vez más suave.

Me quedé un rato callada, pensando en qué tan malo sería decirle que había estado llorando porque él se encargó de lastimarme indirectamente.

— ¿Por qué querés saber?—Le pregunté sin decirle, no quería hacerlo, porque si lo hacía iba a pensar que era una frágil de mierda, aunque mucho no le erraba, estaba tan acostumbrada a que me lastimen que siempre que soltaban palabras ofensivas hacía mi me dolían el doble.

— Porque no pareces una chica que merece llorar por algo o por alguien.—Habló en un tono calmado, caminando a mi y apoyando sus manos en la mesada, volviendo a la posición de antes.

Con diferencia de que yo ahora estaba parada en el piso y con mis codos apoyados en la mesada, al igual que mi espalda. La cercanía de Valentín me ponía demasiado incómoda, sentía mucho mejor su perfume y juro que me estaba moviendo todo el piso con solo sentirlo tan cerca, y trataba de controlar todas las emociones que él causaba en mi, porque sabía que con solo una muestra de cariño yo ya iba a malinterpretar todo, y lo que menos quería era llorar porque nada fue lo que creí.

Me quedé callada, con la mirada en el piso, o mas bien en sus zapatillas y las mías, se chocaban y eso me daba a entender mejor que estábamos más cerca que antes.

— Si no querés decirme esta todo bien.—Habló después de un rato, notando que yo no iba a decir nada, asentí con la cabeza y recibí la latita que me entregaba, sin mirarlo todavía.

— Gracias.—Murmure, no quería mirarlo, siempre tuve el miedo de que cuando las personas me miraban encontraban los miles de defectos que tengo y lo que menos quería ahora era que Valentín se de cuenta tan rápido de lo horrible que soy en realidad.

— ¿Sabes? A veces me gustaría que me mires un poco.—Habló sacandome de mis pensamientos, frunci el ceño sin entender y levanté la vista para mirarlo.—En la escuela parece que no te das cuenta de nada, ni que miras a nadie, y con esos ojazos que cargas me encantaría que me mires un toque.—Su sonrisa iba apareciendo a medida que hablaba y se daba cuenta en lo rojas que se ponían mi mejilla, no entendía como Valentín, el pibe que me volvía loca, me este alagando.

Tal vez no se daba cuenta que al único que miraba era a él, y que iba a la escuela solo para mirarlo y sentirme un poco mejor con la risa contagiosa que cargaba, y que él único que tenía ojazos era él, hipnotizaba con esos faros azules.

— N-no sé... no me gusta llamar la atención.—Hablé tartamudeando, mis manos picaban y podía sentir las cosquillas en mi estómago.

Largó una risita y asintió con la cabeza mordiendo su labio inferior, con sus ojos fijos en los mios, y estoy segura que los mios brillaban por la cercanía de Valentín.

— Si, me di cuenta.—Habló asintiendo con la cabeza otra vez, bajé la mirada cuando sus ojos empezaron a recorrer mi cara.

Moví un poco mi cabeza para que mi pelo caiga sobre mi cara así la cubría un poco. Aunque eso no duro mucho porque cuando largue un suspiro, sentí las manos de Valentín en mis mejillas, haciendo que lo vuelva a mirar, sus dedos pasaron por mi piel dejando caricias, después una de sus manos fue hasta mi pelo y lo acomodó atrás de mi oreja así dejaba libre mi cara.

Mis mejillas explotaban, y un nudo en mi panza se había formado provocando que todas esas sensaciones intensas que tenían se contraigan más, en mis manos sentía todo un ejército de hormigas caminar por ahí, estaba que me moría y él no se daba cuenta.

— Te ves mas linda cuando te puedo ver bien.—Susurró sonriendo, lo quedé mirando a los ojos sin saber qué carajos podía responder, y al parecer lo miré muy fijo o lo miré muy asustada, pero se fue separando hasta dar unos pasos para atrás.

Hizo una mueca y abrió la lata de coca-cola que tenía en sus manos para después darle un trago.

— Gracias.—Logré decir después de varios minutos en silencio, sus ojos subieron a los mios otra vez.

— De nada, no me molesta que comas.—Habló creyendo que yo le decía gracias por que me había dado comida y otra coca-cola.

— No, gracias por quedarte acá sin saber lo que me pasaba.—Aclaré mirándolo a los ojos, y una sonrisa apareció en su cara.—Y también por la gaseosa.—Hablé también con una sonrisa.

— No sé, sentí la necesidad de hacerlo. Además me estaba aburriendo allá con toda esa gente que ni conozco.—Dijo riendo un poco, sabía que no me tendría que ilusionar por eso, pero escuchar el tono en el que hablaba me ponía aun mas feliz.

— A mi tampoco me conoces.—Respondí después de un rato, acomodó su pelo castaño con una mano y volvió a sonreírme de esa forma linda.

— Pero vos me pareces mas interesante que ellos.—Susurró sin dejar de sonreír, y no entendía como esas palabras lograron causar tanto en mi.

¿Qué podía tener yo de interesante?




























🌸🌸🌸
perdón por tardar tanto :(

si esta feo es porq lo escribí en cinco minutos y bueno, es lo mejor q puedo hacer en ese tiempo ahre.


Belleza ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora