Dieciocho.

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Dieciocho:

Valentín.

— ¿Qué vas a hacer?—Preguntó por quinta vez Sol, tragué saliva y negué con la cabeza empezando a caminar por todos lados, tiroñé mi pelo y volví a negar con la cabeza mientras respiraba rápido tratando de no largar todas las lágrimas.

— No sé, ¡No sé!—Volví a gritar, Sol hizo una mueca y se paró de la silla para sacudirme con fuerza.—No quiero pensar. No quiero Sol, me siento una mierda.—Dije calmandome un poco, me miró con mala cara y se alejó.

— Sos un boludo, te juro que no sé como no te maté.—Habló en un tono alto, yo me senté en el sillón y tragué saliva.—¡Justo con Guada! O le decís vos o le digo yo, basta de joderla.

— Pero es lo que no entendes, me salió todo re mal, la puta madre.—Solté mirando mis manos, las apreté cerrando los ojos, me dolía todo el pecho si pensaba en todo lo que le estaba haciendo.—Y-yo no quise, me re gusta Guada.—Hablé con la voz débil.

Y no fue solo en estos días que me dí cuenta, fue desde el principio, pero como soy un boludo, seguí y seguí, hasta ahora que se me estaba yendo todo de las manos.

— ¿No te gustaba Venecia? ¿O al final quién te gusta? Decidite de una vez.

— Es que me gustan las dos.—Dije mordiendo mi labio, miré al techo con un tremendo lío en la cabeza.

Todo era mi culpa, estaba a nada de colapsar y esconderme en mi casa por todo un año, sin tener que pensar ni nada, pero siempre estaba Guada en mi cabeza, con su sonrisa linda, sus mejillas rojas y ella, su voz hermosa que cada vez que la escuchaba todo el lío en mi cabeza parecía desaparecer.

Pero después estaba Venecia, la chabona que me había gustado casi por dos años, estuve en algo con ella pero después de un tiempo cortó todo, y yo como el pedazo de salame que soy, empecé a acercarme a Guada solo para darle celos a Venecia, mi idea no era lastimarla o algo, simplemente andar a la vista con ella en la escuela.

Pero nunca creí que todo se me vaya tan a la mierda, ahora tenía sentimientos encontrados por Guada y seguía enamorado de Venecia, no sabía que eso era posible hasta que me pasó.

— No te pueden gustar las dos Valentín, concentrate, estas jugando con Guada y el otro día te chapaste a Venecia ¡En el campamento!—Largó un gritó de enojo y yo bajé la cabeza, en serio, me avergonzaba mucho eso

También besé a Guada, y fue su primer beso, todo era tan diferente con ella que ya no quería seguir más con esto.

— Le voy a decir, y si quiere alejarse está bien, no quiero lastimarla.—Dije mordiendo mi labio, apreté mis puños y me paré del sillón.—Me voy.—Murmure con un dolor raro en el pecho, tragué saliva y me puse la mochila.

— Escuchame Valentín.—Habló Sol antes de que me vaya, frené de golpe y la miré.—Si en serio te gusta Venecia, no creo que te hayas enamorado de Guada, o capaz que nunca te gustó de verdad Venecia. Fíjate con lo que haces.—Dijo todo esto sin mirarme.

Asentí con la cabeza y me fui.

Y cuando estuve a mitad de cuadra grité a todo pulmón, ahora estaba mucho más confundido que hace rato, ¿Me gustaba Venecia? ¿O Guada? ¿En realidad me gustaba Venecia? No sabía, me gustaba las dos, Venecia siempre me gustó.

Belleza ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora