15 de Noviembre

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15 de Noviembre

Querido Papaíto-Piernas-Largas:

La superficie del tronco de una pirámide regula es igual a la mitad del producto de la suma de lo perímetros de sus bases por la altura de cualquiera de sus trapezoides.

No parece cierto, pero lo es. Y puedo demostrárselo.

Nunca le conté nada de mi ropa, ¿verdad Papaíto? Seis vestidos, todos nuevos y preciosos comprados especialmente para mí, no heredados de alguien mayor que yo. Quizá usted no se dé cuenta del punto culminante que tal cosa representa en la vida de una huérfana. Y es usted quien me ha dado todo esto, de modo que le estoy muy pero muy agradecida. Es muy hermoso recibir educación, pero no hay nada que se compare con el vértigo de poseer seis vestidos nuevos. Me los eligió miss Pritchard que es de la Comisión de Visitas, y gracias a Dios que no encomendaron la tarea a la señora Lippett.

Tengo un traje de baile de muselina rosa con enagua de seda (me queda precioso), un traje azul como para ir a la iglesia, un vestido de comida de tul rojizo con adornos orientales (con ése parezco una gitana), otro de lanilla rosa, un traje gris de calle y dos vestidos para diario, que uso para ir a las clases. Tal vez esto no constituya un gran guardarropas para Julia Rutledge Pendleton, pero para la pobrecita Jerusa Abbott... ¡Dios de mi vida!

Me imagino que estará pensando lo frívola y hueca que soy, y en el despilfarro que representa educar a una chica, ¿no?

Pero, Papaíto mío, si usted hubiera pasado toda una vida enfundada en un delantal de algodón a cuadritos, se daría cuenta de mis sentimientos en la actualidad. Y cuando entré en la escuela secundaria empezó una etapa peor aún que la del algodón a cuadritos: la de los vestidos heredados.

No se puede imaginar con qué terror me presentaba en la escuela llevando aquellos desdichados vestidos del baúl de pobres. Siempre estaba segura de que en la clase me sentarían al lado de la ex dueña del vestido que yo llevaba ese día y que la chica en cuestión se lo susurraría con risitas a las demás. Le aseguro, Papaíto, que la amargura de usar los vestidos descartados por su peor enemiga le corroe a una el alma. Aunque pudiera usar medias de seda el resto de mi vida, no creo que esa cicatriz llegara a borrarse.

ÚLTIMO BOLETÍN DE GUERRA

Noticias del teatro de la acción

En la cuarta hora del jueves 13 de noviembre, Aníbal diezmó la avanzada de los romanos y condujo a las fuerzas cartaginesas a través de la montaña hasta los llanos de Casilinio. Una división de númidas con armas ligeras se trabó en lucha con la infantería de Quinto Fabio Máximo. Se sucedieron dos batallas y algunas escaramuzas. Los romanos, rechazados con numerosas bajas.

Tengo el honor de ser su corresponsal especial desde el frente de batalla.

J. Abbott

P. D. Sé que no debo esperar contestación alguna a mis cartas y me han advertido que no tengo que fastidiarlo con preguntas, pero dígame, Papaíto, por favor, por esta vez solamente... ¿Es usted muy viejo o sólo un poquitito viejo? ¿Y es completamente calvo o sólo un poquitín?... Me resulta muy difícil pensar en usted en abstracto, como si se tratara de un teorema de geometría.

Dado que se trata de un altísimo hombre rico que odia a las chicas, pero que es sumamente generoso para con una impertinente muchachita, ¿cómo es este bendito señor?

R. S. V. P. (Répondez, s'il-vous-plait.) Responda, por favor.

Papaíto piernas largasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora