The umbrella academy

2.02

Aclaración: los diálogos en cursiva son pequeños flashbacks

Sonreí con ternura viendo el dibujo que se encontraba haciendo, con suma concentración, Pogo.

—¿Esa soy yo?- cuestiono, acariciando su cabeza- Es un lindo dibujo.

Él como respuesta, sonríe y hace sus sonidos de simio, aún no hablaba, pero papá estaba en eso y cuando le dije que en el futuro si lo lograba, sonrío. ¡Sonrió! Lo hacía a menudo, mamá era la causa de esto y en ocaciones también lo era yo, me sonreía y no era una sonrisa pequeña, reía y sus ojos se achinaban. Fue más fácil de lo que creí, era escéptico pero en cuanto le mostré mis habilidades cedió.
Mamá aún no se acostumbraba a ser llamada así y mucho menos por alguien que solo es unos años menor, pero estaba fascinada con las historias que le contaba, ella es genial, igual de inteligente que Reginald, fue ella quien entrenó a Pogo y de vez en cuando me hacía análisis para saber si mis células no habían mutado con el viaje y para saber que era lo que me hacía extraordinario, era un gen, el gen x, como lo llamó.

—¿Y cuál es tu nombre, mujer del futuro?- Reginald ya estaba más relajado, viéndome desde el otro extremo de la mesa

—Bueno, realmente no tengo nombre.- hago una mueca- Me decías número ocho.

—El premio para el padre del año.- se ríe Grace

—Pero mamá se encargó de darnos uno.- la veo con cariño- Mi nombre es Gwen...

—Gwendoline.- termina mi madre, asombrada- Siempre quise llamar así a mi hija.- ríe ligeramente- Supongo que lo hice.

Ese fue el hecho que la hizo creerme, después de eso, nos hicimos bastante unidas, como lo viejos/ nuevos tiempos.
Con Reggie fue más difícil, pero el tiempo hizo de las suyas y terminó por mostrarme el cariño que nunca me dio. Hasta me había construido un cuarto para seguir mi entrenamiento, pues insistía que mi potencial era enorme y solo lo había tocado con los dedos.

—¿Eso es todo lo que puedes hacer?- habla, casi burlón- Incluso Pogo puede hacerlo si enchufa mal algo.

Limpio el sudor que recorre mi frente y le doy un vistazo a los maniquíes destrozados, algunos calcinados y otros simplemente rotos.

—Y lo de las bombillas.- señala los vidrios en el suelo- ¿Quién te dijo que era una buena estrategia?

—Tu.- mamá ríe desde detrás del cristal- "Una pequeña distracción es lo que necesitamos para destruir lo que creemos"

—Continuemos.- habla después de escribir en su libreta- Y olvida eso, no es más que un truco barato.

En un año había aprendido muchísimas cosas más, podía absorber y dar energía, lo de explotar focos se cambió a lanzar bolas de luz y podía hacer que mi metabolismo se acelerara, curando heridas y enfermedades.
También soy más hábil en pelea cuerpo a cuerpo, pues papá está metido en algo así como una mafia y él creía que tenía que saber defenderme si algún día se iban contra nosotros, incluso en este momento estaba en una de sus reuniones.

—¿Pogo, tienes hambre?- el bebé simio asiente repetidamente- Vamos, es hora de cenar.

El animal hace un ruido de afirmación y brinca para colgarse de mi cuello, era tan tierno.
Llevaba unos días quedándose en la mansión, pues habían intentado robar el lugar donde habitaba.
Lo siento en su sillita de bebé y coloco el plato con puré frente a él, sonrío y me siento en mi respectivo lugar.
A mitad de mi plato, la puerta se abre y entran mis padres, Reginald mantenía su rostro serio y ambos camina hacia nosotros.

—Llegaron antes.- exclamo después de masticar- Suelen tardar más.

—Fue un caos.- la rubia se sienta y suspira- ¿Ustedes se divirtieron?

—¿Un caos?- cuestiono y veo al viejo servir vino en una copa-¿Qué pasó?

—Infiltrados.- suelta molesto- Un loco con cuchillos y un niño en uniforme.

Sus palabras logran que la bebida se atore en mi garganta, todo con fuerza y la delicada mano de Grace golpea mi espalda.

—¿Cuchillos y uniforme?- articula con dificultad- Diego y Cinco.

Mis hermanos, oh Dios.
Mi corazón retumba contra mi pecho y las lágrimas se acumulan en mis ojos, estaban vivos.
Tras meses de buscarlos, me rendí, no había rastros de ninguno, se esfumaron como si no hubieran existido. Tenía la esperanza de que estaban vivos y, como yo, habían llegado a un año random en la historia.
Después de cuatro meses de buscarlos, empecé a enfocarme en mis poderes y en regresar al 2019, pero eran demasiadas teorías de viajes en el tiempo y todas eran falsas, desde el reino cuántico hasta máquinas enormes que creaban portales, mi madre decía que era demasiado arriesgado, así que solo me dejaba hacer la teoría y lanzaban pobres ratas en la práctica, nada había resultado.

—¿Los conoces?- la voz del Sir detiene mi tren del pensamiento- Son peligrosos.

—Si, son mis hermanos.- exclamo aún anonadada- Dos y Cinco.

—Gwendoline, te di mi confianza y  te apoyé en esa descabellada situación.- habla serio- Pero esto es demasiado, no me haré cargo de otros dos niños.

—Necesito verlos.- me levanto apurada- ¿Te dijeron algo? ¿Dónde estaban?

—No, son peligrosos.- golpea la mesa con su palma- Arruinaron la junta.

—Probablemente te estaban buscando, como lo hice yo.-mama solo pasaba sus ojos de él a mí- Por favor, tengo que verlos.

El canoso hombre se calla por unos minutos, analizándome, lleva su mano a su barba casi blanca y habla.

—Bien, haremos una reunión.- exclama y sonrío abiertamente- Dame sus nombres, le dire a Alfredo que se encargue de encontrarlos.

Papá le hacen una seña al nombrados quien con rapidez saca una pequeña libreta una pluma.

—Número uno, Luther.- él escribe- Rubio, de gran cuerpo. Número dos, Diego. Moreno y agresivo. Tres, Allison, morena con mirada juzgadora, la sacó de ti.- le digo al señor Hargreeves, Grace ríe- Cuatro, Klaus es guapo, alto, sus ojos son tan bonitos y...

—Continua.- Papá vira sus ojos- Cinco.

Termino con la descripción de los dos restantes y el de traje se retira, después de que Reginald le dé indicaciones sobre una carta de invitación. 

En resumen, lo que fue de Gwen.