capitulo 12

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Después de la conversación con mis amigos y el almuerzo me dispongo a ver un rato televisión luego de tanto cambiar por fin encuentro algo bueno y lo dejo en un canal muy famoso de videos musicales y están pasando nada más y nada menos que el video de la canción Déjala que vuelva de Piso 21 y Manuel Turizo.

¡Me encanta esa canción! —pensé— Mientras rodaba el video y cantaba la música saqué a relucir mis pasos prohibidos y comencé a bailar, me movía con libertad de un lado a otro disfrutando del momento y riendo sola. Momentos así los disfruto ya que no los tengo muy a menudo, para mí bailar en público, o en una fiesta es sumamente complicado por mi problema en mi pierna, muchas fueran las burlas en fiestas y reuniones por según "nunca sabia bailar, era un tronco, o no tenían paciencia", es horriblemente frustrante.

Mientras continuaba bailando me imaginé a Luis dedicándole esta rola a Teresa y estallé en una carcajada, mi amiga seguramente lo mandaría más al carajo... cuando termino me senté en el sofá sudada y cansada, la pierna me dolía mucho y necesitaba descansar pero me sobresalté a escuchar a mi hermano decirme:

—Bailas horrible—se carcajeó —Pero deberías hacer más seguido las cosas que te gustan, aunque nunca te llevaría a una fiesta conmigo porque si sacas esos pasos prohibidos sobria no me imagino en estado de ebriedad.

Lo miré con ganas de matarlo pero es cierto debo hacer más seguido las cosas que me gustan sin preocuparme tanto.

—Por cierto—dijo mostrando mi celular— Lleva sonando un buen rato y de seguro es tu amiguita Teresa queriéndote contar las últimas novedades, a veces pienso que debió estudiar periodismo...

—Cállate, no seas metiche—dije arrebatándole el celular de las manos— Mejor vete y déjame en paz.

—Sí, sí, si, como digas señorita amarga.

Cuando Alexander se largó visualice la pantalla de mi móvil y al ver de quien se trataba mi corazón empezó a palpitar más rápido tengo una llamada perdida de La Bestia. No podía creerlo en serio este tipo tiene algún interés en mí y no puedo negarlo, me gusta un poco esa idea.

Saqué valentía y aunque no aguantaba la ansiedad le marqué para devolverle la llamada, el móvil comenzó a sonar con los clásicos pitidos y al tercer pitido escuche su ronca voz.

—Hola fiera, por fin te dignaste a contestar.

—No me digas así, no te contesté porque estaba haciendo unas cosas.

—¿Y que se supone que estabas haciendo?

¡Dios! No puedo decirle que estaba bailando como una loca en la sala de mi casa.

—B-bueno yo estaba viendo videos musicales, ¿Y tú?

—Mmm, por tu nerviosismo sé que estás mintiendo, y mentir es malo pequeña fiera.

Sabía que no me iba creer pero que tonta soy.

—La verdad es que si estaba viendo videos, no sé de donde sacas que estoy nerviosa.

—Tu voz te delata nena y te daré el beneficio de la duda, pero para confirmar que de verdad no estas mintiendo te veo en una hora en la Catedral que está en el centro, para que me digas en mi cara que no estás mintiendo.

¡QUEEEEEEEEEEEE SE HA VUELTOOOOO LOCOOOOO!

—Angeles te quedaste muda, ¿Será que si estas mintiendo?

—PARA NADA, si quieres nos vemos dentro de una hora para demostrarte que no miento.

Lo escuche reír, y que risa tan hermosa.

Superando el DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora