capitulo 26

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—Bueno, bueno, ya basta tortolitos— nos separó Teresa— Los ve Alexander y se prende una buena, mejor voy a buscar a la Alexa para irnos.

—Esta noche quiero que disfrutes mucho y te olvides de tus problemas, quiero conocer a otra Angeles, y ver cómo te dejas llevar un momento.

GUIU GUIUUUU LLAMEN A LOS BOMBEROS QUE ME QUEMOOOOOOON.

SIENTO EL FUEGOOOO LUCIFEEEER.

Tuve que tragar duro para poder responderle, otra vez lo tenía muy cerca de mí y su perfume no ayudaba a mi concentración.

—Soy muy terca— reí—No creo que me deje llevar por nada ni nadie.

—Eso lo veremos, pequeña fiera.

—¿Es una apuesta? —pregunté en forma de broma.

—No es una broma, es un hecho—sentenció mirándome fijamente.

¡Por el espíritu santo! Señor te pido fortaleza para detener a las lombrices que ahora estoy sintiendo en mi estómago, porque sí, son lombrices no pueden ser mariposas u otra cosa porque siento como se revuelve todo allí adentro cuando ese hombre me habla.

Iba a responderle pero escuché a las chicas acercándose y me separé de La Bestia de inmediato.

Alexa saludó a mi compañero y enseguida se dirigió a mí.

—Angelita ya Juan está en camino, él se va con nosotras.

—¿Luis y Serpiente no vienen con él? —intervino Teresa.

—Según me dijo Juan ellos se van por otro lado con una persona que llevaran a la fiesta.

—Sí, me imagino quien es esa persona—suspiré.

—Ya va, ¿Cómo que te imaginas? O sea eres mi mejor amiga y no me cuentas los chismes a tiempo.

—No es de gran importancia, además con muchas cosas que tenía en la cabeza se me olvidó.

Mentí descaradamente porque eso era algo que me carcomía la mente a cada segundo pero no iba a demostrar mi preocupación.

Cuando ella me iba a reprocha sentí como tocaban y sabía que era Juan el que había llego así que me fui directamente a la puerta para abrirle.

—Hola guapote, bienvenido a mi humilde morada— sonreí abiertamente

Juan me saludó con un abrazo reconfortante y de inmediato recorrió todo el lugar en busca de algo, o mejor dicho de alguien a la cual consiguió de enseguida.

Mi amiga Alexa estaba roja como un tomate y cuando él se acercó a ella y la beso sonreí, ¿Se puede ser más tierno? No lo creo, me fijé en Teresa que estaba por gritar mirando la escena y no aguanté la risa.

—De verdad es que ustedes son muy malas amigas, ¿Por qué me voy enterado que ya son novios? — expresó furiosa.

Me coloqué al lado de La Bestia que al igual que yo no contenía la risa, la pobre Alexa no aguantaba la vergüenza.

—Aunque por piedad me hubiesen avisado para traer a una pareja yo también, ahora seré la solterona del grupo— refunfuñó.

—Relájate Teresa, seguramente en la fiesta encuentras una víctima para ti— bromeó Juan.

Ella solo rodó sus ojos e hizo un gesto de fastidio.

—O te llevas al hermano de esta fiera— me tomó de los hombros La Bestia rompiéndose a carcajada.

Superando el DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora