capitulo 18

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Él solo me miraba expectante librando una lucha interna la cual sabía que le estaba afectando, nunca demostraba nada y hacerlo en estas circunstancias para él era difícil, pero no me importaba era ahora o nunca, desconozco completamente a mi hermano ya no es el niño que cuidaba y me cuidaba, ha cambiado tanto que ahora no sé ni cómo son sus sentimientos verdaderos.

Alexander se había convertido en un ser frio pero sé que esto es culpa de papá y mamá— cristo bendito como pudimos llegar esto—pensé.

—¿Realmente te importa lo que quiera hacer con mi vida? —dijo mientras se sentaba en el pasto seco de la cancha.

Imité su acción—Aunque tú no lo creas si me importa y muchísimo.

—No creas que cambiará algo entre tú y yo luego de esto, no te hagas ilusiones si lo haré es para que me dejen de molestar y para que no hayan más dramas— respondió tajante.

Es un completo imbécil pero no deja de ser mi hermano y sé que esto es un avance en nuestra relación.

—Sí, ya entendí no tienes por qué ser tan odioso y petulante, mejor háblame de tus gustos y de tus sueños— dije con una sonrisa en mi rostro.

Él suspiró y moviendo la pelota de un lado a otro comenzó a contarme todo.

—Cuando estábamos pequeños tú siempre estabas pendiente de mí y de que no me faltara nada pero también estabas enfocada en ti y en tus libros como toda nerd que eres—expresó el muy idiota y yo solo le di una mirada cargada de odio— Y yo solo podía jugar en el patio de nuestra casa o en el colegio fútbol, estaba obsesionado con ese deporte pero a medida que crecía me daba cuenta que mis ilusiones se esfumaban, ¿Y sabes porque? Porque mamá y papá nunca le prestaron atención a nuestros deseos, siempre ha sido lo que ellos quieren y a medida que pasaba el tiempo noté que mi papá quería que fuese ingeniero como él y cada vez me alejaba vas del fútbol y mamá siempre le daba la razón.

>>En un momento de mi vida deje de entrenar creyendo que la ingeniera era lo mío pero cometí el mayor error de mi vida y pienso que no hay vuelta atrás, siempre quise pertenecer a un equipo pero ellos nunca tenían tiempo para inscribirme e ir a verme a mis partidos como una familia normal y ya por mi edad no puedo ser jugador profesional ni estar en ningún equipo y la frustración que siento por eso nunca se los perdonaré.

—Entiendo todo lo que sientes Alexander, tus sueños de niño no pudieron ser cumplidos pero no es motivo para darte por vencido y querer odiar a todo el mundo. No pudiste ser lo que querías pero eso ya está en el pasado, la vida no te quita oportunidades que son para ti, y donde veas un sueño terminado también debes ver un nuevo sueño comenzar, no podrás ser futbolista pero si un gran periodista deportivo, o un entrenador, un gerente deportivo, y cualquier otra profesión que tenga que ver con el fútbol.

Alexander se carcajeó y negó como si lo que le estuviera diciendo fuese un chiste de muy mal gusto.

—Entiende algo Angeles yo no soy como tú, a mí no se me da muy bien lo de estudiar y lo sabes no creo ser capaz de conseguir una carrera de ese tipo.

—Entonces eres un fracaso y mira que eso siempre me lo dices tú a mí y además de cobarde, no sabes en que eres bueno hasta que lo intentas, seguro eres muy bueno jugando pero ya la vida te dijo que eso no era para ti, intenta combinar lo que sabes del fútbol con alguna carrera que tenga que ver con eso y estoy segura que lo lograras. Seré tu mayor fan y cree en ti porque sé que si decides ser el mejor en alguna carrera lo lograrás pero no siempre bastará con mi apoyo y mi fe si tú no pones de tu parte nada cambiará.

—No es tan fácil como lo haces ver—acotó él.

—No dije que fuera fácil pero quejarte y quedarte como un frustrado no soluciona nada, podemos quejarnos de la vida que nos tocó ya que no fue nuestra culpa pero si no hacemos nada para cambiarla sí que será nuestra responsabilidad. Pídele un tiempo más a mi papá y trata de solucionar todo esto pero por las buenas nada se soluciona con más peleas, deja de ser un imbécil y madura— le dije levantándome para ir a casa.

—Espera—dijo tomando mi mano— Me iré contigo.

—Piensa un rato y luego te vas, si nuestro padres preguntan por ti les digo que no te he visto—le guiñe un ojo con complicidad y me fui.

Estaba muy agotada tanto física como mentalmente, no quería llegar a mi casa allá me esperaba más drama y no estaba para eso pensaba mucho en Alejandro y las ganas que tenía de verlo aunque por la hora de seguro para el sería muy tarde pero saco mi teléfono y busco entre mis contactos y le marco, al carajo lo tarde quiero estar con él.

—Hola pequeña fiera.

—Hola Bestia quiero verte.

Escuché el silencio a través de la bocina y luego respondió.

—¿Dónde estás? Para pasar por ti.

—Estoy cerca del estadio viejo no sé si sabes donde es pero podemos vernos en el café donde tuvimos nuestra primera cita.

—Está bien voy para allá, yo también quiero verte. Adiós.

Necesito distraerme de todo el conflicto que tengo en mi vida aunque sea por una noche, así que voy decidida a encontrarme con La Bestia.

Al entrar en el café lo veo, está muy hermoso con su cabello peinado hacia atrás, una polera verde, y unos pantalones de mezclilla claros, en cambio yo noto que estoy hecha un desastre mi ropa desaliñada, el cabello enredado como un nido de pájaros, y en muchas partes estoy llena de césped y tierra—bueno podría estar peor— susurré.

Él de inmediato nota mi presencia y se acerca a mí.

—Hola fiera—me observa detenidamente— ¿Qué te sucedió?

Yo solo me tire en sus brazos, necesitaba sentir su calor el cual me reconfortaba y me hacía sentir tranquila, el me respondió el abrazo con cariño y yo quería permanecer mucho tiempo así su olor era divino olía a menta y a perfume.

—Ahora puedes decirme, ¿Qué te paso, porque estas así? — preguntó tomando mi cara en sus manos— Me preocupas.

Le resumí todo lo que había pasado omitiendo la parte en la que mi hermano me insultaba y me hacía llorar.

—Tú sí que tienes problemas en tu vida, y honestamente no creo que te lo merezcas si hay algo en lo que pueda ayudarte solo dímelo que yo estaré dispuesto— prometió besando mis manos.

Ese simple gesto hizo que mi corazón palpitara desenfrenadamente, es tan lindo y muy amable conmigo.

—Creo que lo primero que deberíamos hacer es irnos de aquí, parezco una bruja y es incómodo como se me queda mirando la gente, y segundo quiero escucharte rapear de nuevo—sonreí tímidamente.

El me devolvió la sonrisa—Encantado de cantar para ti, vamos a mi casa y te preparo algo de comer y te aseas un poco—acotó.

¡PARENNNNNN TODOOOOO ME ESTÁ INVITANDO A SU CASA! POR CRISTO Y TODOS LOS DISCÍPULOS ¿CÓMO LE DIGO QUE NO?

Holaaa mis amores, no me maten pliss jajaja sé que siempre termino los capítulos en momentos cumbres pero no hay anda como imaginarse que va a pasar.

PD: Que difícil es tener un hermano como Alexander, (les deje una fotito en el multimedia), ojala sus hermanos no sean tan complicados y si lo son encuentren la manera de llevarse bien. Besos nos leemos el próximo domingo. 

 

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