AMNESIA

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Cuando abrió los ojos una luz cegadora lo iluminó al punto de hacerle arder la vista por unos instantes, sentía que todo su cuerpo había sido debilitado ya que apenas podía moverse. Respiraba con cierta dificultad mientras miraba el techo, desplazó la vista por la habitación donde se encontraba.

Paredes, una pequeña ventana a su derecha y una puerta que permanecía cerrada situada frente suyo. Encierro. La sola idea lo desesperó al punto de no poder respirar pero se obligó a sí mismo a respirar.

"Respira. No es tan difícil"

Si dijo una y otra vez a sí mismo hasta que el aire empezó a llenarle nuevamente los pulmones. Mucho mejor. Intentó incorporarse pero todo le dió vueltas, aún estaba débil. En extremo débil. Pero ¿Dónde estaba? Por más que mirase esa habitación nada le resultaba familiar. La cama, una mesa, una silla situada a su lado, un pequeño placard. Todo muy frio, nada en concreto que lo ayude a saber dónde se encontraba y por qué estaba tan débil.

Con mucho esfuerzo se incorporó respirando entrecortado, se apoyó sobre sus codos mientras volteaba hacia atrás su cabeza respirando bocanadas de aire. No le gustaba nada sentirse así.
¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué sentia su cuerpo tan pesado? Era como si hubiese vuelto de entre los muertos. ¿Qué significaba todo eso? Encierro.

¿Acaso estaba...encerrado? Repentinamente miró hacia la puerta pero la vió entreabierta y se calmó. No estaba cerrada, menos mal. Suspiró aliviado. Pero al ver la joya dorada que colgaba de su cuello empalideció, se apoyó en el respaldo de la cama y con ambas manos la sujetó mientras cerraba los ojos y empezaba a temblar.


Un miedo intenso lo invadió al completo, miedo que lo amenazaba con sumergirlo en la peor de las locuras pero esas dos pequeñas calabazas doradas que tenía mantenían su cordura intacta...aún. ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Por qué sentia esos atroces miedos? A su mente llegaron varias sensaciones que invadieron su ser al completo. Encierro. Oscuridad. Desolación. Peligro. Dolor, muchísimo dolor. Inaguantables dolores físicos.

No tenía salvación ni escape posible. Pero...¿Dónde estaba? De pronto buscó el posible peligro con su mirada sin lograr detectarlo. Algo en él le indicaba que allí no corría peligro alguno pero...¿Qué fue todo eso? ¿De donde venían esas horribles sensaciones?

En esos momentos vió entrar a un muchacho y una jóven que al verlo se asombraron y alegraron. Ella dijo:
- Naruto al fin despiertas
Su sorpresa fue tan grande que hasta la reflejó en su rostro, de eso estaba seguro ya que ellos cambiaron de actitud sin que él haya dicho nada. Pero es que en verdad lo tomaron desprevenido.

¿Quiénes eran ellos y cómo es que sabían su nombre? Porque si ella le habló con tanta familiaridad era más que seguro que él también lo conocía. Ella era rubia de blanca piel, él tenía el cabello castaño pero su piel era tan blanca como la de ella. Por más que los mirase no lograba saber quiénes eran. Con su mano derecha sujetó con fuerza la joya dorada ya que sentía algo de seguridad en ella.

- Naruto ¿Estás bien?
Ella le pregunto al cabo de unos instantes, se veía preocupada y parecía sincera.
- Oye dinos algo - intervino él - Estuviste inconciente una semana completa, nos has preocupado a todos.

Confirmado. Ellos lo conocían pero él... él... él no sabía quiénes eran ellos. Cuando se fueron acercándo vió que el muchacho llevaba consigo un lazo negro sujetó a su cintura y por algun extraño motivo ese objeto despertó en su persona una intensa desesperación que lo llevó a tener la más patética de las reacciones. Cerró los ojos, volteó la cabeza alejando la mirada de ellos y empezó a temblar mientras decía:

- ¡No! ¡Basta! ¡Aléjense!
Aquello detuvo en seco a ambos quienes lo miraron asustados. No entendían nada de nada y no los culpaba, él en lugar de ellos también estaría así, sorprendido incluso.
- Naruto ¿Qué tienes hombre? - le pregunto el muchacho

La chica salió de la habitación en ese momento quedando solo el chico extraño. Pero instantes después ella volvía a entrar con alguien más.
- Naruto

En cuanto escuchó su voz lo supo, no necesitó verlo para saber de quién se trataba. Abrió los ojos al tiempo que se corazón latía con fuerza. Volteó la mirada para detenerla en su rostro. Al fin podía encontrarlo, entonces era cierto.
- ¡Gaara! - su respiración se normalizó - ¿Quiénes son ellos? ¿Dónde estoy?
- ¿Eh? Naruto ¿Acaso no los recuerdas a ninguno de los dos?

- Gaara - en esos momentos su cabeza parecía querer estallarle del dolor. Se sujetó las sienes intentando disminuir los dolores.
Gaara se acercó a él colocandole la mano en su hombro. Su tacto lo calmó y disminuyó el dolor.
- ¿,Qué sucede Naruto?
- No sé quiénes son ellos, no sé dónde estoy - Gaara y sus hermanos se sorprendieron al oír aquello. Naruto no los recordaba pero si recordaba a Gaara. Aquello no tenía ningún sentido - Pero sé que...que esto funciona... - le mostró la joya dorada mientras respiraba agitado - Me trajo a tí....Gaara..

- ¿De qué hablas Naruto ? ¿Qué te sucedió?
- No lo sé...no recuerdo nada solo...solo....sensaciones.... sé que tenía que escapar pero...no se de quién ni de dónde... sé que tú eres el único que...que.. - los dolores de cabeza volvieron a atormentarlo impidiéndole seguir hablando
- Soy el único que puede protegerte ¿Verdad?
- Si, así es

Respiraba entrecortado por el dolor y el esfuerzo realizado. Comenzaba a perder la poca energía que hubo recuperado. El ninja médico le aconsejó serenarse y tras darle un calmante Naruto se relajó. Antes de quedarse dormido nuevamente murmuró:
- No dejes que...me lleven...Gaara...

El Kasekage lo tranquilizó permitiendo así que su amigo descansara. Luego todos salieron fuera. Ahora tenian más dudas que antes. El médico les habló de la amnesia y sus efectos posibles
- Debido a un fuerte shock su memoria se vió afectada.
- ¿Y cuando se pondrá bien del todo? - preguntó Gaara
- No se sabe, en cuestiones de la mente todo es relativo.
Luego se alejó dejando solos a los hermanos que no salían de su asombro.

-¿Y ahora qué? -. Dijo Temari
- Redoblen la vigilancia - dijo Gaara - Ningún extraño entrará a la aldea sin permiso previo y nadie, absolutamente nadie podrá decir una sola palabra sobre Naruto y su estado actual. De la aldea no debe salir que él está aquí.
- Bien - dijeron los hermanos al unísono y se fueron.

Gaara regresó a la habitación junto a él, ésta vez quería estar allí cuando vuelva a despertar.

EL SHINOBI DE LA ARENA ( GAANARU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora