EL PEDIDO DE KONOHA

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EN EL DESPACHO DEL KASEKAGE

Esa mañana Kankou estaba dándole el informe matutino a Gaara entre lo que estaba el poco avance del descifrado de las lápidas encontradas días atrás. Aquello parecía ser más complejo de lo que supuso en su momento.

Luego siguió con los pedidos y las misiones que debía dar a los grupos ninjas correspondientes. Kankou colocó una montaña de papeles sobre el escritorio del Kasekage finalizando:
- Por lo tanto miremos cada uno de los pedidos que el tiempo apremia.

-El tiempo siempre apremia Kankou - dijo Gaara con su acostumbrado tono calmado mientras se ponía a revisar los pedidos y expedientes uno por uno. Pero hubo un pedido que al leerlo empalideció al punto de alterar a Kankou quien creyó que iba a desmayarse.

- ¡Gaara! - gritó - ¡¿Qué sucede?! ¡¿Te encuentras bien?!
- No...no lo estoy...Kankou mira este pedido...dime si es lo que acabo de leer...por favor...

Cuando Kankou leyó lo que él Kasekage le dió tuvo la misma reacción que su hermano. Tuvo que sujetarse para no caer.

- Pero ¿Qué clase de broma es esta? - dijo al cabo de unos minutos
- Hay que reunir al consejo, tenemos que tomar una decisión - dijo el Kasekage - Pero debes saber que más allá de lo que se decida no haré nada que lo perjudique ¿Quedó claro? - esto último lo dijo con extrema firmeza.

- Oye oye Gaara no te pongas así que yo no dije nada.
- Vete Kankou...déjame solo...
- Iré a organizar la reunión con el consejo entonces.

Luego se fue dejando al Kasekage solo como lo pidió. Gaara volvió a leer el pedido aquel, proveniente de Konoha sin dar crédito a lo que estaba leyendo.

Confuso y furioso arrojó los papeles con desprecio al escritorio. Se levantó y empezó a caminar por toda la habitación sintiendo que el aire le faltaba cada vez más.

- No me importa lo que digan o decidan los demás, yo...siempre seré yo mismo y nunca haré algo que lo dañe. Nunca.

En ese momento Naruto entraba al despacho de Gaara algo confundido pero al verlo así de alterado éste cerró la puerta con prudencia.

Gaara al percatarse que él estaba allí respiró hondo y profundo intentando serenarse, luego regresó a su sillón para volver a sumergirse en la montaña de papeles y cubrir con discimulo el pedido de Konoha para que él no lo vea.

- ¿Se te ofrece algo Naruto? - le preguntó con la mayor normalidad que le fue posible.

- Suéltalo ya - fue la inesperada respuesta del ninja rubio que descolocó al Kasekage - Se que algo te altera y por el estado en que están algunos de los que trabajan en el edificio debe ser algo muy serio. ¿Qué pasa Gaara?

- Cuestiones burocráticas nada que no pueda resolverse - Gaara respiraba entrecortado. No podía discimular paz e indiferencia frente a él en un momento así.

Naruto se le acercó y tras colocarse detrás suyo comenzó a masajearle los hombros, en verdad estaba muy tensionado. Pero sentía cómo el Kasekage iba relajándose con sus masajes. Esto lo alegró bastante. Continuó con el siguiente paso, hablarle con esa voz hipnoticamente serena y aterciopelada.

- Lo que sea que pase, sabes que podrás solucionarlo por tal razón...no deberías alterarte así ¿Verdad? - Gaara no dijo nada limitándose a cerrar los ojos y dejar que siga con los masajes ya que en verdad los necesitaba - Y si la situación se pone muy difícil sabes que cuentas con mi ayuda...Gaara. - El aludido se aferró a los posabrazos del sillón con fuerza colocandosele blancos los nudillos de las manos.

Esto no pasó desapercibido por Naruto quién frunció el ceño pero siguió con los masajes que en ésta ocasión se fueron convirtiendo en caricias hasta que Naruto se detuvo y bruscamente volteó el sillón para que ambos puedan mirarse de frente.

EL SHINOBI DE LA ARENA ( GAANARU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora