9 | GÉMINIS

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El cielo del mediodía era sumamente cálido, el sol brillaba con fuerza en el cielo y las nubes blancas circulaban sobre el manto azul esparcido por toda la ciudad de una manera lenta y apaciguada. El clima era perfecto, no hacía un abrasador calor ni tampoco hacía frío, era un clima adecuado para estar todo el tiempo fuera de casa y disfrutar de esos especiales climas donde, todas las personas concordaban en el mismo pensamiento, era ideal.

Reven llevaba puestos los zapatos blancos de ballet, viejos y desgatados del tiempo y su uso. Sus ojos cerrados, evitando la realidad. Estaba en aquella sala del departamento que compartía con Jazmín, bailando sobre la madera del suelo como si se tratase de un pincel y un lienzo. Moviéndose con elegancia y perfección a son de la canción que se oía por sus auriculares, sumida en su propio mundo de fantasía donde era Eva y no existían otras partes de ellas (Géminis y Reven), donde todo en su mundo no tenía el cambio ni tampoco el camino que en su vida real tenían.

Jazmín suspiró con pena y dolor desde la encimera de la cocina, viéndole bailar con sutileza y belleza, sabiendo que Eva estaba divagando en su mundo creado. Cada vez que ella se colocaba los zapatos de su madre, lo hacía con el fin de recordar su vida y a sus padres, una forma de retenerlos en su memoria y no perderse en su camino. 

Desvió la mirada hacia la puerta de entrada en tanto el timbre de la misma retumbó por el departamento, dejando el cuchillo de cocina al lado de la tabla de madera. Tomó un repasador de la encimera blanca con las cuales secar sus manos mientras caminaba hacia la puerta de roble. 

Sólo debes colocar un pie adelante, un pie atrás, avanzas unos largos tres pasos y saltas. La voz de su madre retumbó con demasiada dificultad en su mente, casi sonando distorsionada y perdida. No recordaba bien el tono de su voz, y le dolía estar perdiéndolo de a poco.

El corazón de Eva estaba afligido, dolido y sentía como si en el hubiesen púas que estuviesen amenazándolo con lastimarlo, con herirlo nuevamente pero asegurándose que fuese peor, como si les importara poco que su pequeño corazón aún no se hubiese recuperado de las heridas que dejaron la primera vez. Cada vez que su mente repasaba su pasado sus movimientos fallaban y sus pies tropezaban, perdiendo la perfección y perdiendo lo que tanto amaba. 

Jazmín volvió a su sitio detrás de la isla de la cocina donde estaba cortando sus verduras, observando en silencio a su amiga danzar. Tomó el cuchillo de cocina nuevamente para reanudar sus acciones, mientras sus ojos estaban estancados de manera muy desconfiada en el cuerpo de Greco caminando en silencio hacia la sala donde estaban. Jazmín no confiaba en lo absoluto que Greco estuviese en su departamento, pero tampoco podía hacer otra cosa, podía pedirle que se fuera sí, sin embargo no sabía qué intenciones o pensamientos tenía ahora él en su cabeza. Si Greco tenía dudas o sospechas en torno a Reven, echarlo de su departamento sembraría más dudas.

𝑮𝑬𝑴𝑰𝑵𝑰𝑺 ( 𝘎𝘳𝘦𝘤𝘰 𝘙𝘰𝘥𝘳í𝘨𝘶𝘦𝘻 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora