Eva y Greco eran libros distorsionados, alterados para jamás cruzarse entre ellos. Eva poseía una realidad y Greco otra, nadie sabía cuál era la historia verdadera, pues su autor se encargó de separarlas.
Hojas en blanco y hojas borrosas como tambié...
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El silencio era inmensamente gigante dentro de aquella sala de paredes blancas sin ninguna mancha en toda su extensión, con un armonioso y bello candelabro dorado colgado en el medio de la habitación sobre la extensa mesa rectangular de madera oscura rodeada por varias personas alrededor de la misma, vistiendo de blanco y negro—la mayoría del ultimo color—. Albino estaba caminando de un lado al otro con parsimonia, sus manos estaban detrás de su espalda unidas entre sí. Llevaba puesto una gran túnica blanca con los brazos dorados. Su cabello blanco se mezclaba perfectamente con el atuendo al igual que su tez pálida llena de pequeñas pecas. Sus ojos de color violeta casi grises estaban enfocados en las paredes cada vez que giraba sobre sus talones, mientras escuchaba atentamente lo que estaban expresando los Sibilinos reunidos.
Sibilino estaba sentado en su silla en aquella punta de la mesa, mientras Albino caminaba de lado a lado detrás de él. Su mirada estaba enfocada sobre Géminis, quien acababa por acomodarse en si silla colocando sus brazos sobre la superficie plana fría de madera, con los dedos entrelazados. Con su uniforme de White intacto y bien colocado.
Eva observó unos cuantos segundos a Escorpio sentado frente a ella con los brazos enrollados sobre su pecho, quien le devolvió la mirada en tanto sintió la de Géminis sobre él.
—¿Dices que Greco recuerda a Eva? —cuestionó Sibilino rompiendo el silencio que se había formado hace unos cuantos segundos después de que Eva contara lo sucedido anoche con Greco en estado de ebriedad.
—No estoy segura. —respondió Géminis, enfocando su mirada por unos segundos en Albino que continuaba caminando de lado a lado sumido en su propio mundo pensando quién sabe qué cosas.—En mi opinión no tiene sentido que Greco me recuerde estando borracho, no tiene sentido. Creo que él siempre me recordó como Eva, no me reconoce como tal por los años que han pasado; pero sabe quién fui en su día. Sino no tiene sentido que, incluso, recuerde el nombre de mi madre.
—Pero, ¿Por qué nombrar a Eva o Rebecca? —cuestionó Albino, deteniendo su andar para enfocar su mirada severa y neutral sobre Géminis, quien sin pudor le devolvió la mirada como si fuese competencia.
—No lo sé. —respondió Eva con sinceridad.—Existe la posibilidad de que, antes estuviese hablando de su vida con su compañero y esté melancólico. No estoy segura de ello todavía, no hablé con Greco aún.
—¿Dónde está?
—En comisaría, haciendo una instrucción a una tanda de alumnos nueva.
Giró la mirada a Sagitario, que estaba a un lado de Escorpio y ella le devolvió la mirada despegando los ojos de la pantalla de computadora sobre la mesa de madera oscura.
—Los movimientos en Paleto, ¿Qué fueron?
—Honestamente no puedo confirmarlo. Habían marcas de huellas sobre techos, sobre la tierra y marcas de coches todoterreno. Según tengo, marca Kamacho. Colocaron un Francotirador sobre un tejado, habían marcas de estuche y bípede. —respondió Sagitario.—Lo que sí tenemos es que algo están buscando en torno a Greco, por segunda vez.
