1. Viejos aliados

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Sin hacer tanto ruido, Alexi se llevó a los tres magos a su destino, sería lo más rápido que se pudiera para no llamar la atención, Sonic les aseguró que no colocó ninguna Chaos Emerald en esa realidad, por lo que estaban seguros.

—Esto es algo perturbador —comentó Harry, apenas si iba a amanecer y no había nadie en el ministerio de magia, eso les dio el recuerdo de cuando eran jóvenes y vieron a Voldemort junto a sus seguidores en ese lugar.

No perdieron tiempo, con el uso de una chimenea se dirigieron a la del Instituto Hogwarts de magia y hechicería, en un segundo se aparecieron en el mencionado lugar, estaban en la chimenea de la sala de la directora, que aún era la misma maestra que Harry conoció en su estadía como estudiante.

—¿Directora McGonagall? —preguntó Harry en silencio, pero ahí no había nadie.

—Debe de estar haciendo guardia o vigilando pasillos de que los que están internos no anden por ahí, todo está encendido... Mira, la espada de Griffindor —comentó Hermione, Harry agarró la mencionada espada y Alexi le hizo un análisis para asegurarse que si contenía veneno de basilisco, porque eso era lo que le permitía destruir horrocruxes.

—Escuchen, nosotros podemos abrir la cámara de los secretos y traer más dientes de basilisco, me se de memoria lo que debo decir, ustedes busquen a McGonagall e informen de la situación, ella necesita saberlo —dijo Ron refiriéndose a él y su esposa Hermione, Harry y Alexi no querían hacer mucho ruido así que fueron buscando por todos los niveles para encontrarla.

Ron y Hermione al cabo de unos minutos pudieron llegar, solo debían abrirla y traer más dientes del basilisco, una serpiente gigante, mientras tanto los otros dos no encontraban a la directora o a algún otro catedrático, no fue hasta que llegaron a un estante peculiar que se detuvieron un momento.

—Algunas veces deseo volver a estos momentos... —comentó Harry con un tono de tristeza, estaban frente a un estante con varios trofeos, entre ellos el de su padre James Potter, en un deporte que ahí se llama Quiddich, conocido mundialmente en el Reino Mágico.

—Yo también, porque todo esto es muy extraño, yo nunca me esperé tan siquiera verte a ti frente a frente, era un simple niño con pocos amigos... Pero, ahora, todo cambió tan de repente —le respondió el chico con aquel tono nostálgico por los viejos tiempos, en los que aún no era un héroe— cada vez que los veo me acuerdo de eso.

—Si... Yo aún me sorprendo de como pasé de dormir abajo de una escalera... y ahora enfrentar a un demonio destructor de universos... —estaba pensando el mago que en ningún momento había tenido presente algo como eso, solo de imaginarse la situación actual al lado de su infancia ya era un contraste abismal, al igual que el pasado de Alexi.

—¡Jóvenes! A pesar de que viven en este lugar, no es excusa para andar rondando en los pasillos, necesito que me digan el nombre de sus casas porque el siguiente año empezarán con menos puntos —espetó una mujer al ver dos siluetas al final de un largo pasillo, ya se estaba haciendo de mañana y ahora podía distinguir un poco mejor.

—Pues, no se si aún pueda quitarle puntos a Griffindor si soy un ex alumno, profesora —le respondió Harry volteando y dejando ver entre los pocos rayos de sol su rostro, al lado Alexi sin su traje, pero McGonagall nunca va a olvidar el rostro del niño que sobrevivió.

—Harry... Que...

—Debemos hablar de algo directora —interrumpió el mago, los tres se fueron a la oficina de la misma y Harry le explicó toda la situación, con lujo de detalles.

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