28. ¿Tú Quién Eres?

402 42 2
                                    

Holaaa, volví, continuaré y terminaré esta historia, espero su apoyo.

° P O C H É °

Moví mi pie golpeando el suelo inquieta, habían pasado veinte minutos desde la hora en la que Cris y yo habíamos quedado, él nunca llegaba tarde y estaba empezando a desesperarme.

— Lamento la tardanza, — escuché su voz detrás de mi, suspiré aliviada.

— No te preocupes, — me acerqué a él.

— ¿En qué te ayudo? — cuestionó ocultando sus oscuras alas.

— Quiero quitarme esta cosa, y necesito que alguien sepa controlarme en cuanto recupere mis poderes. — hablé con rapidez.

No esperé su respuesta y entré a la zona de los hechiceros, donde lideraba Coral, una chica de cabello negro largo, alta, de tez blanca, ojos verdes y muy guapa, aunque no te debes dejar llevar por la belleza de alguien.

Caminamos entre las pequeñas chozas de los habitantes, algunos solo nos veían, otros murmuraban, y otros salían corriendo.

— ¿Por qué nos ven así? — preguntó mi acompañante.

— Nuestra aura demoníaca Cris, — respondí, y no dijo nada más.

Seguimos caminando, y pude ver las intenciones de unos cuentos de atacarnos, así que para evitarme problemas, extendí mis alas de demonio, causando que nadie diera un paso más, rodé los ojos.

— Pero vean a quien tenemos acá, — dijo una voz delante de nosotros. 

— Que bueno es verte de nuevo, — dije fríamente, me crucé de brazos.

— ¿Cómo has estado estos dos mil años? — se acercó a nosotros con una sonrisa.

— Bien, como se puede estar, — le devolví la sonrisa y y oculté mis alas nuevamente, cuando estuvimos frente a frente, la abracé, — Te extrañé en el infierno Cora, — dije cariño.

— Mírate, eres toda una adulta, —se separó de mi y acarició una de mis mejillas.

Coral era lo más cercano que tenía a una hermana, hemos estado prácticamente toda la vida juntas, ya que sus padres quedaron atrapados en el purgatorio y Lucifer decidió hacerse cargo de ella.

— Pero estoy segura de que no vienes a visitarme, dime, ¿qué te trae por acá? — dijo, pude ver como la población de magos se calmaba y volvían a lo suyo.

— Necesito que me hagas un favor, — pedí algo avergonzada.

— Quitarte el amuleto de la paz, — terminó por mi, a lo que asentí — me preguntaba cuando me lo pedirías — se burló.

— Te juro que es lo único que te pido, — rogué juntando mis dos manos en señal de súplica.

— No te preocupes Majo, con gusto lo hago, solo quiero que me des la seguridad de que seremos aliadas en la guerra.

— No necesitas pedirlo Cora, sabes que siempre me tendrás para protegerte, ahora tengo tres ejércitos, — hablé orgullosa, arrancándole una sonrisa.

— Eso he escuchado.

Presenté a Cris y después caminamos a su estudio, seguidos por dos guardias. En el trayecto tratamos de ponernos al día, y cuando llegamos a una camilla, me puse muy nerviosa, ella lo notó y comenzó a contarme de nuevo en como se convirtió en la mayor hechicera de toda américa. Amaba esa historia y podía escucharla una y mil veces.

Hija del Infierno - TERMINADA - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora