35. Fin de la guerra.

735 43 11
                                    


— So, then, I took my turn, what a thing to've done... and it was all yellow...tata...tatata...mmmm...mmm — tarareé la letra de alguna canción que pasaba por mi mente, no recuerdo su nombre o el del cantante, solo el ritmo.

Caminaba torpemente dirigiéndome a no sé donde dentro de aquel bosque, no recordaba nada de los días anteriores, había un gran hueco en mi memoria, de hecho, no había nada, estaba todo en blanco y cuando trataba de forzar mi mente, sentía un terrible dolor punzante en la cabeza, así que dejé de intentarlo. No sabía mi edad, donde estaba, a quién conocía o mi nombre, no recordaba absolutamente nada.

Aún sin mi memoria, reconocía las cosas que veía, aunque no podía relacionarlas con nada de mi pasada sabía sus nombres. Lo que sabía de mi es que desperté en un bosque de enormes arboles, mi ropa estaba hecha trizas y estaba empapada en sangre y lodo, mis alas y cola están extremadamente lastimadas e iba dejando sangre por cualquier lugar que pasaba. Aún así, soy capaz de sentir algo, como dolor, hambre, miedo, frío o enojo, pero había algo que tenía que hacer, no sé lo que es, pero se siente como si dejara algo atrás, como si olvidara algo.

— ¿Es una broma? Jefe, hemos estado buscando por meses día y noche, no la hemos visto en ninguna parte desde que finalizó la guerra, ella... — escuché voces provenientes de una parte oscura del bosque.

— ¡No está muerta! — me acerqué de manera cautelosa a ver, extendí mis alas y me puse en cuatro patas.

— Jefe-

— Seguiremos buscado, ¿olvidas que ella te salvó la vida a ti y a tu familia? Le debes todo Adrián, y si tienes objeciones te cortaré el cuello aquí mismo.— la voz del chico me resultaba familiar, era cálida y rasposa, aunque lo que estaba diciendo era un poco agresivo.

— ¡Cris! — escuché la voz de una segunda persona que se me hacía conocida, — No hay nada en todo el infierno, así que si está en algún lado es aquí, — habló con rapidez.

— Bien, continuemos, — dijo el chico de voz cálida antes de seguir con su camino.

Ah no, no dejaré ir a mi única pista.

Asomé la cabeza entre los matorrales y vi a un grupo de vampiros y demonios, examiné a cada uno de ellos mientras les seguía el paso sin que nadie me viera. El primero que reconocí tenía el cabello negro y alborotado, era un demonio, el segundo fue el chico de voz cálida, su cabello era rubio y sobre su cabeza sobresalían unos pequeños cuernos, dándole autoridad, el también era un demonio.

Mi cabeza empezó a doler pero lo ignoré, forcé mi mente tratando de buscar algo en mis recuerdos sobre este chico rubio, sabía que era importante para mi, y que lo consideraba un hermano, pero no podía recordar nada más.

¿Cómo dijo que se llamaba?¿Cris?¿De Cristián, Cristóbal, Cristofer, Cristoph, Cristo... de qué?

— Ah...Cris... — susurré tratando de familiarizarme con el nombre.

— ¡Cristóbal Herrera!¡Qué mierda crees que haces? — escuché que me gritó mi cabeza.

— ¡Cristóbal! — grité inconscientemente llamando inmediatamente su atención.

En el momento que lo miré a los ojos, sentí un terrible choque y dolor de cabeza, me llevé a las manos a la cara y perdí el equilibrio cayendo en la fría tierra, me retorcí de dolor mientras escuchaba alaridos de dolor a lo lejos, apreté los dientes y cerré los ojos con fuerza, cientos de recuerdos golpearon mi cabeza con agresividad.

Todo estaba tan fresco que pude sentir a flor de piel todos mis sentimientos de esta y de las cinco guerras pasadas, el mirarlo a los ojos fue un terrible error.

— ¡Poché! — escuché que alguien gritó.

Traté de mantener la compostura, pero todo en lo que podía pensar era en desesperación, ira, dolor, impotencia y tristeza, grité para de alguna forma sacar todo esto, hasta que no pude más y perdí la conciencia.


Desperté alterada, me levanté con brusquedad y miré a mi alrededor, estaba en la habitación de mi casa en el clan.

Bueno, volví...

Me senté con pesadez y moví mi cuello, seguía recuperando recuerdos de hace más de dos mil años, así que tardaría un rato en recuperar los 25 mil años de vida que me quedaban.

— Es bueno que estés bien, — entró un pelinegro al cuarto.

Su cabello estaba alborotado, sus brazos estaban llenos de vendas y tenía un parche negro en el ojo izquierdo, sonreí cálidamente y acepté la taza que me ofrecía.

— Jason, — murmuré con algo de melancolía.

— Esto te ayudará a que te sientas mejor y con el hambre, tómalo, — dijo de manera amable y se sentó a mi lado.

— ¿Cómo han estado las cosas?¿Cuánto tiempo estuve perdida? — pregunté mientras daba el primer sorbo.

— Bien, nos estamos recuperando, gracias a ti, aunque estuviste dos meses sin dar señales de vida, pudimos volver a nuestra vida normal gracias a ti, — mencionó.

Hablamos un rato, como estaba el clan, la manada y el infierno sin mi liderazgo, aunque les había costado los primeros días, pudieron empezar a reconstruir todo.

— Ahora, hay varias persona que quieren verte.


Aún me faltaban 21 mil años para recordar, habían pasado ya 4 meses desde que volví, antes de que despertara, estuve un mes completo inconsciente, pero comenzaba a recuperarme. El lado malo es que todas las noches tenía incontables pesadillas de lo que pasó en la guerra, el como perdía la cabeza y mataba a cualquiera que se pusiera en medio. Los glitches afectaron de tal manera a mi cabeza que todavía tenía secuelas de esto, habían veces que simplemente mi mente se nublaba y no sabía lo que hacía.

Pero dentro de todo, estaba bien, mis heridas todavía se estaban recuperando y pude recuperar mi trono y darles un buen entierro a los amigos que había perdido durante la luna roja. Y bueno, así pasé los siguientes años hasta que pude recuperarme por completo, me uní a las fuerzas armadas demoniaca y viajaba por todo el mundo evitando guerras, creando tratados de paz y haciendo lo que podía.

Tenía a mi favor que era una híbrida de muchas especies, lobo, vampiro, demonio, ángel y hechicera, además, siempre viajaba con mi quimera y un trasgo que encontré en Europa, Alex y Andrew.

Y bueno, así es como me va actualmente, ¿y a ti?



Bueno, este es el final de la historia, créanme, estuve semanas enteras pensando en mil formas de terminarla, al final decidí esta, iba a ser una en la que Poché moría y ya, pero sería un final mal hecho y a las prisas, así que me decidí por este.

Como sea, quería terminarla antes de empezar con otro proyecto que tengo en mente, espero que la hayan disfrutado y perdonen si no es lo que esperaban.

@ alex_woolf_ 

Hija del Infierno - TERMINADA - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora