18. Transformación

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"Debí quedarme con quien me trataba bien, el problema es que él era como álgebra, y ella como cáculo, y a mi me gustaba más el cálculo..."

° P O C H É °

56 horas para la hora 0

Mi cabeza me estaba matando, en cuanto abrí los ojos todo se me vino encima y no podía moverme del todo bien, Cris estaba sentado al lado mío escuchando música y centrado en un libro.

— ¿Qué sucedió? — me recargué sobre mi brazo derecho al tiempo que me llevaba la mano izquierda a la cabeza. Cris se volteó hacia mi.

— Te desmayaste, al parecer tu transformación como demonio de tercera fase fue agotadora — me sonrió orgulloso.

— ¿Lo logré? — cuestioné sorprendida.

— Así es — se acercó a mi para ayudarme a sentarme bien.

— ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? — 

— Solo dos horas, a tiempo para mi transformación — dijo algo emocionado, sonreí débilmente.

— ¿Puedes llamar a Ale? Necesito pedirle algo — me recargué en la cabecera de la cama. Cris asintió y salió de la habitación, para minutos volver a entrar con Alejo.

— ¿Cómo te sientes? — ale posó el dorso de su mano izquierda en mi frente.

— Bien, bien, pero necesito un poco de tu energía, más al rato es la transformación de Cris, y no creo poder recuperarme del todo sin tu ayuda — le pedí.

— Si, está bien — se sentó al lado mío, me dio sus muñecas. 

Cris observó atentamente, nunca antes lo habíamos mostrado, y como él sería un futuro demonio tenía que aprender a hacerlo. Con las muñecas de Ale en mis manos, enterré mis garras provocando un leve sangrado, él hizo una mueca de dolor y energía de color rojo empezó a pasar de su cuerpo al mío. Después de un segundo lo solté como si temiera que con cualquier toque lo pudiera romper. Escondí mis manos bajo la tela de mi sudadera negra, sin dejar ver los rastros de sangre que se hallaban en estas.

— Gracias — le dediqué una sonrisa tierna y él solo asintió y después salió de mi cuarto.

— Wow — dijo Cris algo sorprendido, reí.

— No sé cómo te puede sorprender eso después de que viste mi transformación de tercer nivel — ambos empezamos a reír.

— Pues perdóname por ser un simple mortal — se encogió de hombros y volvió a mi lado.

— Deberías ir a divertirte, son tu últimas horas como mortal — él frunció el ceño.

— ¿Cómo mortal? — asentí — ¿No como humano? — negué.

— No, porque tú naciste como humano, así que siempre serás eso, un humano — le expliqué, asintió con la cabeza comprendiendo.

— Bueno, pues deberás acompañarme por mi último trago como mortal — se levantó y me extendió la mano, la tomé y me ayudó a pararme de la cama.

— De acuerdo Cristóbal mortal — reímos. 

Me cambié a otra sudadera del mismo color, un pantalón deportivo y unos tenis blancos, salimos de la casa y nos dirigimos a nuestro bar favorito — al que no íbamos hace años — y entramos como si fuéramos los dueños del lugar.

— ¡Hey Randy! — saludé al barista que estaba de turno.

— Majo, Cris, hace mucho que no vienen — levantó la cabeza por un momento y siguió atendiendo a la señorita que estaba sentada frente a él. — ¿A qué se debe este honor? — dice acercándose a nosotros después de terminar con la otra chica.

Hija del Infierno - TERMINADA - Donde viven las historias. Descúbrelo ahora