Magical souls | Minayeon.

Capítulo IV: La bruja Blanca

Nayeon se levantó por el calor que azotaba su cara con comodidad. Estaba algo perdida cuando abrió los ojos, por suerte se encontró el rostro de Felix mirandola en silencio.

—¿Felix?—Preguntó con voz ronca y desorientada—. ¿Qué pasó? ¿Llegamos?

—Claro que sí, Nay. Estamos en un hotel en el bosque, o bueno, algo parecido—Contó con voz suave. Parecía hablandole a una bebé.

—¿Nay?

—Sí, ¿no te gusta?—Preguntó haciendo un leve puchero.

Nayeon rió debilmente y negó.

—Claro...

Una mano algo pesada se plantó en el hombro del rubio y los ojos oscuros de la hechicera encontraron los suyos.

—Despertó, Im. Se ha desmayado por el cansancio y la impresión de Baxadox—Dijo Mina—. Deja de calentarla, Felix—Ordenó al chico que alejó sus manos del rostro de la castaña, apenado.

Nayeon le sonrió y se levantó con lentitud.

—Pensé que lo había soñado todo.

—Suele pasar, cuando yo viajé por primera vez a Baxadox junto a mi padre fue un caos. Recuerdo que vomité verde por dos días—Contó Felix con una mueca.

Mina rodó los ojos mientras Nayeon soltaba una carcajada. La pelinegra se alejó a ver por la ventana, Baxadox estaba a unos kilómetros resplandeciente con sus rascacielos iluminados y el edificio del concilio justo al fondo dejando ver su brillante estatua de Hyjamo Baxadox, el fundador del pueblo mágico más importante para los hechiceros.

—Podemos descansar aquí unas horas, no podemos quedarnos mucho en un solo sitio—Informó volviendo hasta los jovenes—. Quédate con ella, yo estaré en la habitación del lado.

—Como ordene, maestra.

Mina les dio una última mirada antes de salir de la habitación. Felix sonrió divertido, lo que no pasó desapercibido por Im. El chico se levantó a mirar por la ventana lo que suponía que haría su mentora, Nayeon lo siguió para ver como dos figuras se perdían de vista en los arboles.

—¿Quiénes eran?

—La maestra Mina con una bruja Blanca.

—¿Quién es esa bruja Blanca?

—La verdad no lo sé—Confesó sincero el chico mientras volvía a sentarse en la cama—. Lo que sí sé es que nos ha visitado algunas veces...

Nayeon lo miró curiosa. 

—¿Qué crees que sean?—Preguntó Nayeon.

Felix se encogió de hombros y volvió a sonreír.

—Supongo que muy buenas amigas...

Con el tono en que respondió, Nayeon supo que debían ser de todo menos amigas. La curiosidad la invadió pero intentó restarle importancia, la vida de la hechicera no era de su incumbencia.

[...]

—¿Estás segura de lo que haces, Mina?—La suave voz de la mujer resonó en el frío bosque. Su túnica verde era iluminada por la luz intensa de la luna que pasaba.

La joven pelinegra que había estado recostada en uno de los arboles todo el rato se acercó.

—Claro que sí. Esto lo tengo que terminar yo misma, para que Wonwoo no haga más daño—Respondió mirandola intensamente.