Capítulo IX: Bratilla

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El resto del viaje volvió a ser silencioso, Mina estaba pensativa y los otros dos no cruzaron más palabras. Al llegar a la entrada de la aldea que entre los arboles blancos dejaba ver edificaciones góticas y un cielo repentinamente rojizo con tonos nehros, se encontraron con la escalofriante estatua de la entrada que dejaba ver lo oscuro que era el mundo de los vampiros.

—Los vampiros alaban a la muerte—Le contó Felix mientras Mina se acercaba a la escultura de carbón con piedra caliza—. Creen que les dio el poder de la inmortalidad—Dijo.

Nayeon miró la escalofríante estatua, sin duda era lo más macabro que había visto hasta ahora. Era la muerte besando a un desgraciado, consumiendole la vida y arrancandole el alma.

—Es escalofríante—Fue lo único dicho por Im.

Mina dio un vistazo al rededor y terminó por dejar su vista en el joven hechicero.

—Ya vienen—Informó.

Felix asintió y quitó su bolso de su hombro. Nayeon miró confundida a ambos, ¿llegaban tan rápido los enemigos?

—Nayeon—Felix la tomó por los hombros y la hizo retroceder hasta el  tronco de uno de los arboles—. Tienes que quedarte aquí y no perder de vista la mochila—Puso la mochila en sus manos mientras las hojas blancas de los arboles se meneaban con fuerza—. Es muy importante que te quedes quieta y que no temas ¿bien?

Nayeon asintió confundida mientras Felix cerraba los ojos y extendía sus manos. La coreana sintió que el pedazo de tierra amarilla que la rodeaba se movió y como de este salieron raíces de arboles que comenzaron a hacer un tipo de jaula impenetrable. Nayeon chilló sorprendida y algo asfixiiada por el cambio, miró por una de las rendijas la sonrisa que el coreano le ofreció, una que la hizo sentir que todo estaría bien.

—No eres tan cobarde como pensé—El mismo muchacho de antes había aparecido, con la misma sonrisa arrogante de antes—. Creí que irías de escaparías de nuevo, como siempre lo hiciste.

Los ojos de Mina se oscurecieron, cosa que le dio satisfacción al pelinaranja.

—Solo dices eso porque estás en tu asquerosa aldea—Dijo la hechicera—. Pero no deberías subestimarme, Wonho.

Una gruturosa risa salió desde lo más profundo de la garganta del muchacho. Mina no tuvo más paciencia, lo levantó casi dos metros mientras apretaba su garganta sin piedad. El vampiro intentó  safarce de la fuerza invisible pero era casi como intentar evitar la muerte.

—E-Eres...una...ton-ta...Hechi-cera...—El chico sonrió y la hechicera sintió un gran empujón que la dejó en el suelo. La tierra amarilla se alzó mientras esta tocía y el vampiro caía.

Felix caminó hasta su maestra buscando al responsable que había salido corriendo con una rapidez impresionante. Mina respiró con dificultad mientras Felix la tomaba por los hombros, al instante, el rubio fue empujado lejos quedando cerca a la jaula de raíces que había hecho para Nayeon. La coreana jadeó desesperada por querer ayudar al hechicero pero solo podía verlo tocer con fuerza por la falta de aire.

Frente a Mina se vieron unas botas negras que alzaban polvo amarillento, la hechicera levantó la mirada para encontrarse al líder del clan.

—Pensé que no volveríamos a encontrarnos, Mina—El chico sonrió mientras sus orbes naranjas brillaban—. Pero bueno, dicen que los que algo se deben algún día se tienen que encontrar.

La hechicera no pudo responder ya que fue levantada con fuerza por Wonho. El pelinegro en frente suyo sonrió y comenzó a caminar al rededor mientras la pelinegra miraba como Felix intentaba levantarse.

Magical souls | Minayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora