Capítulo XLV: Batalla final

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Las palabras sobraban en aquél escenario, Mina se levantó con el cuerpo pesado y con pocas partes en su cuerpo que no estaban cubiertas por venas negras que parecían palpitantes. Se veía deplorable y lo sabía pero daría la batalla, por Jaejoong, por sus padres y por todos los que sufrieron a manos de aquél mago. Wonwoo tampoco dijo más, él ya podía sentir la victoria en sus manos, era solo mandar su hechizo más potente y Myoui Mina sería historia.

El pentagrama brilló cuando la pelinegra y el pelinegro se pusieron en el lugar adecuado. Mina cerró los ojos buscando en la poca magia que le quedaba algo para darle batalla a Wonwoo, por eso, comenzó a concentrarse lo mejor que pudo sintiendo las venas palpitar y sus ojos volverse negrizos además de que su corazón comenzó a latir con una fuerza desmesurada. Wonwoo no se quedó atrás, este se quitó su saco y subió sus mangas hasta sus codos mientras sus ojos se volvían rojizos además de que las venas en sus manos se marcaban con intensidad con su fina mandíbula apretándose. El cielo que hasta ahora no tenía nubes se comenzó a llenar por una negra bastante grande mientras una ráfaga de viento pasaba haciendo que las llamaradas se descontrolaran.

Mina miró los ojos de Wonwoo. Ambos levantaron sus manos y mostraron sus palmas que marcaban un sello, Mina el de suprema de magia blanca, Wonwoo el de magia oscura. Un rayo de luz emergió de ambos haciendo que chocasen iluminando todo el terreno de los inframundos maravillando a los espectadores, la fuerza de los chorros de luz se podía sentir desde la distancia en la que estaba Felix quien se invadía por la preocupación por su maestra.

Mina apretó su mandíbula sintiendo la presión en su cuerpo, era tanta que estaba haciendola retroceder llevandose cal con sus botas. El bien y el mal luchaban llevados por el odio de los rencores que los ganaban, pero ¿quién terminaría por ganar?

Mina recordó justo en aquél momento las palabras dichas por Jaejoong el mismo día que lo mató el hombre que tenía en frente: "Eres fuerte, Mina. Cree en tí cuando nadie lo haga y cuando algo te hiera solo déjalo ir. Ganarás siempre que creas en tí"

Las lágrimas cayeron por sus mejillas con su resistencia debilitándose. Su rayo perdía la batalla contra el de Wonwoo, sus latidos sonaban en sus oídos anunciandole que todo estaba yendo mal. Como pudo y antes de caer desvió el rayo para comenzar a correr hacia Wonwoo para derribarlo.

—¡Suan!

Aquél grito puso en alerta al cíclope que comezaba a correr con Nayeon.

Mina derribó a Wonwoo para rodar en el cal. Él la lanzó, la japonesa como pudo comenzó a esquivar los chorros de luz rojos que lanzaba. Eso hasta que miró a Nayeon en la entrada del palacio, ahí le sonrió con los ojos llorosos mientras un potente rayo rojo la atravesaba haciendo que cayera al instante al pentagrama.

—¡MINA!

El grito de la castaña fue desgarrador. Con lágrimas en sus ojos, Nayeon corrió hacia el cuerpo inmóvil de la japonesa, le dio la vuelta mirando la herida sangrar mientras Mina cerraba los ojos en su totalidad. Felix lloró contra su mordaza con todo quedandose en silencio, el llanto de la chica hacía eco bajo la mirada de todos. Momo bajó su cabeza llena de culpabilidad, San corrió a felicitar a su padre que seguía inmóvil en su sitio mirando el cuerpo débil de la hechicera. La castaña se aferró a ella mientras soltaba su llanto, agonizante y triste por todo lo que ocurría.

—¡Al fin! ¡Asesinaste a la última Myoui!—Celebró San abrazando a su padre. Pero Wonwoo solo miraba el cielo con una seriedad abrumadora—. Uhmm...¿padre?

—Debería haberse despejado el cielo...Pero sigue así. Algo está mal—Contestó con frialdad.

San frunció el ceño y miró el cuerpo de Mina.

—¡Eso debe ser imposible! Cuando muere un hechicero en una batalla el cielo se despeja.

No pudo seguir indagando ya que el piso comenzó a moverse bajo sus pies mientras el cielo comenzaba a lanzar truenos como si un huracán fuera a llegar.

—¿Q-Qué está pasando?—Cuestionó San entre confundido y temeroso.

Wonwoo bajó su mirada hasta la castaña que dejaba de llorar y se levantaba a darles la cara.

—No...—Susurró el supremo.

San también miró a la coreana reconociendola al instante.

—E-Es la bruja perdida—Su voz sonó aterrada.

Nayeon presa de la ira y la tristeza comenzó a caminar hacia ellos. Su cuerpo temblaba y sus ojos irritados por el llanto tomaban un color morado con tonos grisáceos, comenzó a escucharse el cielo rugir y la ira desatada junto con la magia de la bruja perdida hicieron que comenzara a llover en los inframundos mostrando la fuerza de su magia bloqueada hace veinticinco años.

—¡Ustedes son unos bastardos! ¡Los voy a acabar!—La voz era poderosa, potente y amenazadora.

Suan miraba atónito lo que hacía la coreana que ahora se dejaba ver como la bruja blanca más poderosa jamás vista. Nayeon puso su mano en el cuello de San quien dejó salir luz morada por sus ojos, nariz y boca mientras Nayeon lo asesinaba con su magia. Wonwoo miró aquello fascinado, Nayeon lo lanzó contra la pared de piedra caliza por lo que comenzó a toser con un mechón de su cabello negro adheriendose a su frente.

—Antes de acabarme...—Dijo como pudo Wonwoo—. Recuérdale a Mina cuánto la odié.

Nayeon gruñó ante eso y con un potente rayo atravesó al mago oscuro. Woowoo dio su último respiro dándole una mirada helada a Nayeon, la castaña con su cabello mojado y con la lluvia aún cayendo a torrenciales caminó hacia Momo quien la miró temerosa.

—¿Por qué esto me querían asesinar?—Cuestionó con una voz seria. Como si no hubiera acabado de asesinar a dos magos poderosos hace unos minutos.

Momo asintió relamiendo sus labios con nerviosismo.

—Fue predicho...Myoui Mina encontraría a la bruja perdida y juntas acabarían con Jeon Wonwoo...Esa era la conexión—Confesó Momo bajando la mirada.

Nayeon se quedó en silencio por unos momentos.

—¿Y por qué mi magia estaba bloqueada?—Cuestionó con interés.

—Wonwoo la bloqueó junto a Seulong...Tu supuesto padre.

Nayeon sentía que todo aquello era mucha información para su adolorido corazón. Se dejó caer de rodillas y comenzó a llorar aún con la lluvia chocando en su cuerpo, Momo sentía la necesidad de abrazarla aún sabiendo que no tenía derecho por lo que solo soltó al rubio que corrió hacia la coreana que lo abrazó como si su vida dependiera de ello.

Suan se acercó a Mina y acarició las mejillas de la pelinegra que volvían al color de antes. Las venas desaparecían. El cíclope dejó caer algunas lágrimas preguntándose por qué las mejores personas morían tan pronto recordando efusivamente a la bruja Joohyun.

La japonesa comenzó a toser con fuerza asustándolo. Suan frunció el ceño cofundido hasta que vió como los ojos de Mina se abrían debilmente.

—¡Mina! ¡Mina despertó!

Aquello hizo que Nayeon se levantara al instante junto a Felix para correr hasta donde estaba el cíclope arrodillado frente a la japonesa. Nayeon se arrodilló a un lado comenzando a acariciar las mejillas de la pelinegra aún con lágrimas en sus ojos.

—Na-Nay...

—Shh...Está bien, no hables—La interrumpió con voz quebradiza.

No sabía lo que ocurría, solo disfrutó ver de nuevo aquella mirada que ya no la intimidaba como antes pero que seguía haciendola sentir viva. Mina tomó su mano debilmente y acarició con su pulgar la palma de la castaña.

—Te amo...

Nayeon sonrió debilmente y acarició de vuelta la mano de Mina.

—Yo también te amo, Mina.

Todo había acabado. Ya no habría más maldad de parte de Jeon Wonwoo.

Magical souls | Minayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora