Capítulo XXXI: Grita y mira

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Mina miró el imponente castillo mientras se escondía detrás de unos arbustos, habían dos minotauros custodiando la entrada lo que era algo bueno para ella. Caminó hasta la entrada sin dejar ver su rostro con su sombrero, ambos minotauros la miraron en silencio analizandola.

-¿Sí? ¿Quién es usted?-Cuestionó uno de ellos, curioso. El tridente que tenía en su mano fue apretado por este mientras esperaba la respuesta.

-Una vieja amiga de los príncipes-Levantó su mirada hasta que los dos minotauros pudieron verla. Ambos intentaron reaccionar pero Mina fue lás rápida lanzando a uno contra la pared mientras cogía el tridente del otro para enterrarselo en su abdomen sin piedad-. ¡Una muy vieja amiga!-Bramó lanzando un haz de luz potente hasta el cuerpo del minotauro que fue cubierto por varias heridas que parecían hechas con cuchillas.

Mina dio un suspiro y comenzó a caminar por el pasillo que llevaba a otra puerta de madera. La abrió dejando ver las escaleras al primer piso las cuales subió con mucha cautela mientras miraba a todos lados en busca de minotauros o medusas, una de estas pasó con una charola justo en frente suyo, ahí vió una oportunidad para tomar por la cintura a la medusa y pegarla a su cuerpo mientras le tapaba la boca.

-No hagas nada o saco tu corazón en este instante-Susurró en su oído mientras la medusa asentía temerosa. Mina hizo otra vigilancia con sus orbes y terminó con su mirada en la charola-. ¿Dónde están?-Preguntó.

Levantó un poco su mano escuchando a la medusa tartamudear.

-L-La sala del comedor...-Su cuerpo temblaba ante el apresamiento de Mina-. Ahí están con los nuevos esclavos.

Mina apretó su mandíbula ante la mención de los coreanos y partiendo el cuello de la medusa la lanzó al piso de la planta baja. No podía dejar testigos, si alertaban a los príncipes harían que su plan se fueran al carajo y no quería eso. Su capa se ondeó mientras caminaba mirando el pasillo desolado, era extraño que no tuvieran muchos minotauros ya que según contaban el castillo estaba lleno de estos. El oscuro color de las paredes iluminado por antorchas era lo único que la guiaba aunque no tenía ni idea de dónde era el comedor. Usa tus instintos; se dijo a si misma mientras apretaba sus puños, ese mismo sentimiento de antes estaba allí presente, un vacío que le dejaba las manos sudorosas y temblorosas mientras sus orbes oscuras se decaían. Escuchó un grito fuerte que la puso alerta, era la voz de Nayeon. Sus sentidos de protección se activaron mientras apresuraba su paso al lugar del cual provenía el sonido, pero doblando el pasillo se encontró cara a cara con un ojo morado y otro gris que la miraron con diversión. No hubo tiempo de pensar, Mina sujetó a la diablesa por sus hombros y la apegó a la pared negra mientras con su dedo le quemaba la mandíbula haciendo que gimiera.

-¿Dónde es?-Cuestionó con voz profunda.

-Deberías saberlo, tú vas a ser la heroína-La sonrisa maliciosa no se salía de su cara. Mina gruñó lanzando a Yves contra la pared del pasillo que tenía una ventana que daba fuera del castillo-. ¡Suéltame! N-No puedo moverme-La diablesa parecía anonadada por el poder de la japonesa, ella creía que solo los demonios tenían aquellos poderes-. Maldita zorra.

Mina la empujó con todas sus fuerzas escuchando como unos de sus huesos se partían robandole el aliento.

-Lo repetiré por segunda vez...-Su voz se asemejaba mucho a la de Satán o eso pensaba Yves-. Dime dónde carajos está ese maldito comedor-Su voz erizó los vellos del cuello de la diablesa quien sentía el dolor horrendo que jamás experimentó.

Tomó aire con dificultad mientras sentía sus piernas palpitar por sus fracturas. ¿Quién carajos era Myoui Mina? De verdad pensó que era débil y tonta pero sí que se equivocó, esa hechicera podía ser igual a su padre o más.

Magical souls | Minayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora