Capítulo XXXV: Hasta que ardan los cimientos

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Tzuyu se acercó a ella con demasiada rapidez lanzandola contra un estante con libros. Mina tosió mientras los libros se desplomaban a sus lados, intentó levantarse pero de nuevo llegó el pitido a sus oídos haciendola taparlos pero eso solo hacía que se volviera más agudo y penetrante. Gimió ante el incesante dolor que se instaló en su cabeza mientras Tzuyu llevaba a quemar el cuerpo del minotauro que había tomado, gritó ante el dolor mientras la diablesa la levantaba a pesar del gran cuerpo que tenía.

-¡Mal-Maldita!-Gruñó sabiendo muy bien que Tzuyu estaba haciendo eso.

Tzuyu sonrió con malicia y dejó de hacer el pitido por un momento para que Mina la mirara.

-¡Soy hija de satanás! ¿Quieres que sea un asqueroso ángel?-Rió y negó-...Mi padre me dijo muy bien todo esto. ¡Todo lo sabía! Sabía que ibas a venir por ese pecoso inepto y por esa zorra a la que tanto quieres, que por cierto, me pertenece-Su sonrisa se ensanchó por la cara que Mina tenía. Aún seguía en los aires con un fuerte agarre en su cuello-. ¿Sabes qué más me predijo mi padre?-Bajó lentamente a la pelinegra hasta que quedó a la altura de su rostro‐. Que yo iba a ser la que te venciera. ¡Nisiquiera tendrá el gusto Wonwoo! Aunque sé que le encantará venir a recogerte él mismo—Apretó el agarre haciendo que Mina comenzara a respirar con dificultad—. Me dijo especialmente que te matara lentamente, igualmente Wonwoo ya envió a una tropa de magos por esos que están escondidos como cucarachas...

La lanzó esta vez a la pared. Mina sintió su nariz romperse y sus músculos contraerse por el golpe, si le daban más golpes su cuerpo volvería a su estado normal dejandola más expuesta. Debía aprovechar la fuerza descomunal del minotauro, debía terminar con Tzuyu. Tzuyu le iba a acertar otro golpe pero la hechicera rodó a tiempo y se levantó con rapidez para inmovilizarla desde atrás poniendo fuerza en sus brazos para que no se pudiera safar. Los huesos de Tzuyu sonaron mientras esta gruñía con fuerza, sus alas estaban siendo aplastadas. Mina supo la fuente del dolor y de un solo tirón arrancó ambas alas sacando un verdadero grito de dolor de la diablesa, la sangre salió disparada salpicando a Mina mientras esta aprovechaba el momento de debilidad para inmovilizarla de nuevo mientras ponía las manos llenas de vello en el cuello de Tzuyu. El demonio en vez de poner cara de ahogamiento solo sonrió.

—¿Crees que es gracioso?—Cuestionó Mina apretando más su agarre. Por un momento se le olvidó que Ten estaba en la habitación por lo que quedó desprevenida ante el empujón que le proporcionó haciendo que volara casi hasta la puerta.

Mina gruñó y corrió hasta Ten sintiendo una repentina ira en sus emociones. No lo pensó mucho para levantarlo y con fuerza golpearlo contra el techo, después lo dejó caer justo a sus pies donde un rayo de luz lo traspasó en el pecho y proveniente de su mano. Ten poco a poco perdió color mientras su sangre se esparcía por el piso de piedra, Mina le dio una mirada al cuerpo antes de caminar donde aún estaba Tzuyu quien sorpresivamente no se había movido.

—Ahora acabarás conmigo, ¿no?—Sonrió sin una pizca de miedo y sin demostrar dolor por su espalda sangrante—. ¡Oh sí! ¡La salvadora! ¡La heroína!—Rió ganandose una patada de la japonesa—. Los buenos siempre ganan. Qué curioso es.

Mina apretó sus dientes y la levantó para hacerla caminar fuera de la habitación dejandon a Aisha allí. Mina caminó hasta el barandal de las escaleras de piedra empujando el cuerpo de Tzuyu sobre esta aún sin dejarla caer.

—¿Qué sabes tú de buenos, si eres hija del diablo?—Cuestionó sin expresión.

Tzuyu la miró con diversión a pesar de estar casi cayendo seis pisos abajo.

—Mina, Mina...¡Siempre tan astuta!, ¿acaso  crees que no he conocido gente buena?—Su pregunta era retórica. Sus ojos grises se clavaron en el rostro que ya dejaba ver los rasgos característicos de Mina—. Lo mejor de conocerlas fue haberlas hecho morder el polvo que dejaba mis zapatos y torturarlas hasta que murieran—Se oía muy orgullosa—. Todos con almas puras, sin un leve toque de mal que fueron tomadas por mí para poseer hasta al más santo—Otra sonrisa diabólica se clavó en su rostro cuando sintió que Mina dejó caer un poco más su cuerpo—. Nayeon tendrá el mismo destino...Su alma es pura y no tiene ni una tentación. Pero yo misma la convertiré en la peor escoria que hayas conocido—Mina apretó más su agarre en el cuello de la diablesa cortando su diálogo. Nayeon. Nayeon. Nayeon. ¡Nayeon!

Mina miró los ojos llenos de maldad de Tzuyu y pudo ver esa satisfacción por su ira.

—¡Buena suerte salvandola del fuego!

Las paredes del castillo se encendieron como si led hubieran rociado gasolina con esmero. Mina miró con odio puro a Tzuyu mientras la soltaba con fuerza hacia abajo dejandola caer, levantó sus brazos mientras gritaba a todo lo que daban sus pulmones y de un solo rayo de luz azul atravesó el cuerpo de la diablesa quien hasta el final tuvo una sonrisa maquiavélica. La sangre se mezcló con el fuego mientras el cuerpo inerte de Tzuyu caía por fin en el último piso, Mina la miró unos segundos más con las llamaradas iluminando su cara que ya no tenía ni un rastro de vellos, solo suciedad y sangre. Se alejó de  allí y comenzó a bajar las escaleras al último piso esperando encontrarse con rapidez con los demás para salir de allí antes de que las llamas consumieran el castillo. Escuchaba lamentos de medusas y de minotauros mientras todo se iluminaba repentinamente por las fuertes llamaradas. Comenzó a buscar sin cesar sintiendo sus pulmones y su cuerpo en general pedirle un descanso pero no podía, debía hacer su último esfuerzo para sacar a todos de allí sanos y salvos.

—¡Felix! ¡Nayeon! ¡Joohyun!—Bramó en vano buscando por los pocos pasillos que no estaban siendo consumidos por el fuego.

Suspiró buscando por el pasillo por el que había entrado mirado todas las habitaciones sin encontrar nada más que humo. Cuando llegó al final del pasillo comenzó a toser con fuerzas mientras sus ojos ardían por el potente humo, ese castillo caería en cualquier momento. Siguió su camino sosteniendose de las paredes hasta que vió a través del fuego el  fornido cuerpo del cíclope, casi corrió hasta él mientras este miraba como Nayeon se retorcía en el piso gritando de dolor.

—Suan...¡Nayeon!—Mina se dejó caer de rodillas frente a la chica que intentaba calmar el dolor que tenía en su pecho—. ¿Pero qué...?

—La muerte de Tzuyu—La voz de Joohyun le respondió. Mina por fin alzó su cabeza encontrandose a la bruja sin mucha expresión—. Le afecta por su marca.

Mina suspiró y pensó en una solución rápida. Cargó a Nayeon en su hombro sintiendo como sus cansados músculos dolían pero no le dio importancia.

—Tenemos que irnos, este castillo está a punto de colapsar.

Siguieron el camino a salida con rapidez esquivando llamas y pedazos de piedra que caían de las paredes. Suan abrió la puerta de una patada, haciendo que por fin salieran de aquél castillo de pesadilla. Mina vió luz aunque todo estuviera gris y dejó a Nayeon en el piso mientras tomaba una bocanada de aire. Felix señaló con preocupación la entrada mirando a Joohyun allí, quieta y con su mirada seria.

—¿Qué haces?—Cuestionó Mina frunciendo el ceño—. ¡Ven!

Joohyun no hizo ningún movimiento. Detrás de ella apareció Aisha, quien la miró con odio.

—¡Mataste a mis hermanos!—Su voz estaba llena de ira—. ¡Dejaste a Tzuyu como un puré de organos!

—¡Déjala ir, Aisha! ¡Ya no tiene caso!—Bramó Mina apretando su puño.

Aisha negó y sonrió.

—Tú me quitaste a mis hermanos, yo te quitaré a tu amante.

Una daga se mostró empuñada por la mano de Aisha, esta se enterró en el pecho de Joohyun mientras esta soltaba algunas lágrimas.

—¡No!—Gritó Mina intentando correr hacia Joohyun pero parte del techo cayó obstaculizando la entrada—. ¡Joohyun!

Se podía oír en la voz de Mina que su corazón se rompía y su llanto llegaba. Mina se dejó caer de rodillas escuchando como el castillo se desmoronaba volviendose escombros llameantes. Felix retrocedió en un estado de shock mientras Suan se sentaba agobiado.

Nayeon, quien ya tenía el dolor pasable, sintió su corazón latir con fuerza al ver a Mina llorar mostrandose tan vulnerable, tan blanda, tan humana, como hasta ahora no la había visto. Caminó hasta ella y la abrazó sin esperar que le correspondiera.

Pero lo hizo, se aferró a ella como si fuera lo último que le quedaba en su vida mientras lloraba en su pecho. Joohyun había muerto por ella, como su padre y eso siempre lo iba a tener presente.

A que no se esperaban esta muerte, ¿los tomé por sorpresa?. Falta muy poco para el final, pronto se van a explicar muchas cosas.
—L.

Magical souls | Minayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora