Capítulo VI: El Concilio Mágico

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Caminaban con cautela hasta el edificio del Concilio, los tres en silencio pero alertas. Habían descansado lo suficiente para visitar el lugar que dirigía a todos los hechiceros de magia blanca, que por cierto, ponía más de nervios a Nayeon a medida que se acercaban. Sentía que esa estatua del salvador de los hechiceros la miraba, la juzgaba y esperaba por ella. Por su parte, la hechicera caminaba con tranquilidad mientras su capa se ondeaba por el viento frío que desprendía el cielo. En menos de lo que pensaron, estuvieron frente a la gran estatua de oro flotante de la cara del hombre que creó el pueblo, uno de los pocos que sobrevivió de la cacería de hechiceros y brujas blancas en 1840.

—Mi señor, gran Hyjamo Baxadox.

Sorprendentemente, los dos hechiceros se arrodillaron en frente de la estatua y bajaron su cabeza ante esta que flotaba sobre luces blancas. Nayeon los miró en silencio, sin saber qué hacer ¿ella debía hacer lo mismo para mostrar respeto? Miró a todos lados incómoda hasta que terminó por hacer una leve reverencia. Mina se levantó y comenzó a caminar hacia las grandes escaleras de mármol que tenían que subir hasta el Concilio, Felix la siguió y Nayeon se le unió. Los cinco minutos que demoraron en subir los grandes escalones, solo se escucharon sus zapatos impactando contra el mármol blanco que le daba un aspecto puro y magistral al gran edificio que se erguía en frente de ellos.

—Hechicera Sharon Mina Myoui, hija de Akira Myoui y Sachiko Myoui, miembros honorables del Concilio en su penúltima formación—Un hombre con túnica y voz gruesa habló justo en la entrada al ver a la pelinegra—. Honorable mentora de Felix Lee, hijo de Christian Lee y Angki Lee. Su visita es un honor para los formadores del Concilio Mágico. 

Mina hizo una reverencia al igual que Felix. Nayeon cada vez se sentía más excluida.

—Tenemos una acompañante, Blush—Habló Mina haciendose a un lado para que el hombre con túnica mirara a la coreana.

—Podrá ir, ¿es pareja de alguno?—Preguntó.

—No, es protegida.

El hombre asintió y comenzó a caminar dentro del edificio. Las paredes eran altas, casi veinticinco metros de piedra caliza iluminada por grandes antorchas. Caminaron por un largo pasillo, con una alfombra roja y con retratos de personas serias que Im no reconocía pero que de seguro los hechiceros lo hacían. Cuando llegaron al final, una brillante luz los recibió con altas gradas de madera que tenían sentados a los formadores del Concilio.

—Con ustedes, el Concilio Mágico. Señores formadores, la visitante Mina Myoui junto a sus acompañantes—Informó el hombre de túnica. Trompetas sonaron y el pentagrama en el que estaban se iluminó comenzando a subir haciendo que Nayeon se aferrara del rubio que estaba a su lado. El hombre de túnica saltó a pesar de que aquel cilindro de piedra estaba a treinta metros de altura.

Nayeon sintió las miradas, dos mujeres  y tres hombres. Todos con miradas serias, rostros perfectos y vestimentas curiosas.

—Supremo Inra—Mina hizo una reverencia al supremo de los hechiceros que estaba justo en la mitad, un hombre viejo con barba blanca abudante y vestido con una túnica blanca—. Agradecida por permitirme le visita, señor mágico.

—Mina Myoui, ya es toda una mujer—Fue lo primero que dijo el hombre de cabello blanco—. Sin duda, es el retrato de Sachiko.

—Debo suponer que saben el motivo de mi visita—Dijo la hechicera.

—Tarde o temprano pasaría—Habló una de las hechiceras, Kasaya. Su aura tenía un color azul demasiado llamativo para Im, quien intentaba no entretenerse mucho con eso—. Estaba dicho por el señor Baxadox.

—Pensabamos que ya no vendrías, Wonwoo ha estado siguiendote desde que volviste a Seúl a buscar a la bruja perdida—Otro de los hechiceros habló, Tabolt. Este parecía el más serio de todos y el que intimidó a Nayeon apenas llegaron—. ¿Es ella la bruja perdida?

Magical souls | Minayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora