Capítulo XXXII: Tan buena como ella

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Mina jadeó con fuerza mientras miraba como Nayeon caía al suelo con su mano sujetando la daga que ella misma le había comprado que había sido enterrada en sus abdomen en vez de su cuello. Tzuyu rió gustosa e intentó bajar su mano para tomar la daga pero  una fuerza la tiró contra la pared con fuerza dejandola inconsciente. Aisha, al ver a su hermana y amante caer gruñó  con fuerza caminando hacia Mina pero esta fue más rápida poniendo un hechizo de encegamiento en la diablesa que gritó al no poder ver nada, Ten, quien estaba en el piso aún se quejaba del dolor de  su abdomen sangrante que había sido atravesado por la hechicera. La pelinegra corrió hacia Nayeon quien estaba recostada en la pared, pálida y con la mirada vacía, lo  que le rompió aún más el corazón.

—N-Nay—Decir que temblaba era poco, el sudor corría por su frente mientras su mente era atacada por pensamientos desesperados.

—Mina...—Su voz era débil, más que eso. Mina miró de reojo como Jongdae se levantaba de su asiento y suspiró.

—No te muevas, Nay—Pidió poniendo su mano en la mejilla de la coreana—. Voy a desatar a Felix para que te ayude—Le dijo mientras sus ojos se ponían cristalinos.

Antes de que pudiera hacerle frente a Jongdae, este la lanzó al piso mientras le pisaba el cuello.

—¿Crees que podrás con los hijos de Satán?—Cuestionó poniendo fuerza en su apresamiento. Mina rechinó sus dientes e intentó levantar su mano pero Jongdae la pisó con su otro pie rompiendo sus dedos—. ¡Pobre tonta! Voy a acabar contigo...Y...

Unas manos grandes lo tomaron de su cabeza y lo lanzaron a la pared con una fuerza que casi lo hace traspasarla. Suan apareció allí junto a una azabache que le daba una mirada de reproche.

—Hyun...—Mina se había levantado tomando sus dedos rotos con su mano sana—. Yo...

La bruja solo puso dos dedos en sus labios y negó con una mirada fría.

—Estoy muy enojada ahora pero no hay tiempo para reproches. Están dejando salir al ejército de minotauros, si no nos apuramos nos hacen papilla a todos—Dijo caminando directamente hasta Nayeon quien ya se veía como una hoja de papel. Mina suspiró y caminó hasta Felix para desatarlo mientras Ten junto a Aisha yacían inconscientes en el piso junto a Tzuyu, todos debían estarse regenerando.

Con un haz de luz, Mina rompió las cadenas y quitó la venda para ver a un debilitado Felix que se derrumbaba en sus brazos con un llanto suave.

—M-Maestra...—Su aliento caliente dio de lleno en su cuello mientras los brazos del rubio la apretaban debilmente—. Pensé que ya no llegarías...

Se escucharon ruidos de la entrada del castillo por lo que Mina suspiró y rompió le abrazo alejandose un poco para mirar a Felix.

—Escúchame, Felix—Comenzó mirandolo a los ojos—. Vete con Joohyun y Nayeon, tomen ropa de alguno de los demonios y refugiense. Yo...Iré por ustedes después—No sonaba tan segura.

Felix relamió sus labios y asintió dandole una sonrisa. Mina asintió de igual forma y lo ayudó a ponerse de pie.

—Vámonos ya, no deben tardar mucho en llegar—Informó Joohyun levantando a Im mientras le pedía silenciosamente a Mina que se cuidara—. Los protegeré, lo juro.

Felix caminó hasta ellos y los cuatro salieron de la habitación un minuto antes de que se escucharan los pasos sincronizados del ejército de minotauros.

Mina suspiró y se dejó caer de rodillas en justo donde estaba mientras los escuchaba entrar rodeandola. Levantaron a los príncipes llevandoselos a otra habitación mientras todos miraban a Mina cabizbaja. Los tridentes de hierro le apuntaban mientras las bestias estaban alertas a lo siguiente, según ellos ya la tenían atrapada y lista para ser ejecutada.

Magical souls | Minayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora