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Omar:

Llevo el vaso de licor a mis labios y tomo un sorbo, mantengo mi mirada sobre la hermosa vista que hay desde el piso más alto de donde se encuentra mi oficina.

A penas y escucho el ruido de los coches al pasar o el de las mismas bocinas de estos, menos de las protestas, que por lo visto hay para el edificio vecino y son muchas aunque desde esta distancia se ven como hormigas obreras.

Según lo que vi en las noticias, encontraron pruebas antinaturales contra mi competencia a lo largo de los años " Empire Makeup Cosmetic" en el uso de sus maquillajes.

Esto será una completa baja para sus productos, aunque quizás es un nuevo método de obtener más clientes.

No estoy seguro, pero de Monserrat Lazini puedo esperar cualquier cosa, esa mujer es de armas tomar.

Bebo un último sorbo del vaso de licor.

Debo dejar de preocuparme en la competencia y concentrarme en hacer crecer a Boss Cosmetic.

Golpean la puerta de mi oficina.

—Pasa.

Pablo hace acto de presencia.

—Omar, la señorita Vega está aquí.—Me indica mi secretario.

—Hazla pasar.

—Entendido, señor.—Responde Pablo, abandona mi oficina y camino hacia mi escritorio, dejo el vaso ahora vació encima y tomo asiento.

No puedo creer que yo Omar Callahan, he llegado a solicitar los servicios de una mujer, solo porque no es capaz de hablar con una.

Mis pensamientos se nublan hasta que espero la llegada de la señorita y si antes estaba perdido, ahora lo estoy más.






Melissa:

Cuando coloque mí alocada descripción en la página de empleos no creí que obtendría una respuesta tan rápida y bueno, necesito del trabajo.

Es por eso que estoy aquí, aunque jamás imagine, ni siquiera cuando puse los pies en la entrada de "Boss Cosmetics" que era el conocido Omar Callahan quien había solicitado mis servicios.

Es más, mi primera idea fue que se trataba de un trabajador pervertido o un viejo pervertido.

Ya me hacía ideas de tener un Sugar Daddy.

Pero ni uno, ni otro, mi cliente resulto ser este hombre que veo cada vez que enciendo el televisor.

¿Por qué un hombre como el necesita los servicios de una Dama de Compañía?

—Seré rápido, Señorita Vega.

—Melissa.—Le corrijo y sus ojos se abren.—Creo que podría llamarme por mi nombre y no Señorita Vega.

Además me siento más cómoda.

El suspira.—Hablemos de las formalidades después, le pedí que viniera porque quiero que me dé una respuesta directa y porque al aceptar quiero dejarle en claro mis condiciones.

¿Condiciones?

¿Qué clase de condiciones?

Estoy abierta a todo tipo de fantasías, aunque no estoy segura de aceptar algunas parafilias.

Las reglas del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora