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Melissa:

No me sorprende que el siguiente evento, tan parecido como al primero que lo acompañe, en esta ocasión se de en otro lugar.

—Melissa. —Escucho que me llama, pero mi mirada sigue sobre el brillante y enorme candelabro que cuelga en el techo.

—¿Qué.

—Deja de mirar el techo. —Dice el con una expresión burlona.

—Lo siento, es demasiado brillo.

Y ese brillo se apaga en cuanto Monserrat hace su aparición.

—Esa mujer aparece en todos los eventos que tú...

—Tiene una fuerte empresa de cosméticos... ¿Tu qué crees? Es normal que la inviten a todos los eventos. Lo raro seria no verla.

Está mirando hacia acá y levanta la mano en dirección a Omar.

—Creo que ese no es el único motivo por el que esta acá.

¿Realmente solo quiere negocios con él o lo que desea es meterse en los pantalones de Omas?

—Necesito un trago. —Menciono en cuanto observo a esos hombres pasar de largo con sus charolas llenas de copas con champagne.

Cojo uno y me lo bebo.

—No.. no..

El intenta quitármela.

—¿Qué haces?

—Evitando una tragedia, no bebas.

—Estaré bien. —Le aseguro. —No pienso pasarme de mi limite esta vez.

Me observa incrédulo y yo vuelvo a darle un sorbo a esa copa en mis manos.








Omar:

—Omar, tengamos sexo.

—Esto es exactamente a lo que me refería... Solo te deje para ir al baño.. ¿Cuánto has bebido ya?

Me muestra sus dedos, abro los ojos con sorpresa.

—¿Por qué?

—Soy mejor cuando bebo.

Frunzo el ceño.

—En la cama. —Responde sorprendiéndome. —Una vez le rompí el pene a un hombre.

Por alguna razón, al escuchar esa declaración, ahora mi pene duele.

—Fue así..

—Estoy seguro de no querer imaginar eso.

Ella sonríe. —¿Tiene miedo de que quiebre tu pene?

En parte.

—No puedo imaginarte debajo de otro hombre que no soy yo. —Digo sintiendo los celos creciendo dentro de mí.

—Para corregir eso. Yo estaba arriba.

—Santo Dios, Melissa.

—Así rompí su pene. —Hace un movimiento con el dedo, otra vez siento un dolor en la punta.

Pasa otro caballero con sus charolas llenas de champagne, pero esta vez soy más rápido y evito que las sujete.

—Olvídalo.

Las reglas del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora