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Omar:

¿Qué tanto anda haciendo esa mujer?

Le dije mañana, refiriéndome a mañana en la mañana, además me asegure de dejar un mensaje más claro si no lo fue antes.

Y la estoy esperando fuera del edificio.

—¡Omar!

¿Omar?

Abro los ojos, a mi chofer Álvaro le parece gracioso.

—Llegue, estoy aquí.—Dice deteniéndose frente a mi agotada. 

¿Acaso vino corriendo?

Frunzo el ceño.—¿Por qué tardabas tanto?

—Perdóneme su alteza, no pude tomar un taxi y el autobús tarda en llegar. —Se justifica.

—Me hubieras pedido que te pasen a recoger.

—Ya estoy aquí, Omar.

Si, las formalidades.

—Señorita Vega.

—Melissa.—Me corrige.—Si voy a fingir ser tu cita cada vez que me necesites, entonces debes llamarme Melissa o no será muy creíble ¿No?

Abro los ojos, ella observa a mi chofer.

—¿Que dice usted, señor..

—Álvaro.—Le responde él.

Ella sonríe.

—Mucho gusto, Álvaro, soy Melissa.

Álvaro me da una mirada burlona.

Tomo un respiro.—Sube al coche.

—¿A dónde vamos?

—A comprarte ropa.—Respondo.—Hay un evento mañana y quiero que vayas con un vestido que yo elija.

—¿Yo no tengo voto ahí?

—En efecto, Melissa.

—Lo vez.—Ella chasquea los dientes.—¿A que no suena mejor llamarme Melissa?

—No, la verdad no.

Melissa resopla.—Eres muy correcto y formal.

Mis mejores cualidades.





Mis mejores cualidades

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—Creo que ese vestido te sienta bien.—Pronuncio al verla salir del probador. Es un vestido cerrado, largo hasta la pantorrilla, color negro y con hombreras.

—Claro, para un funeral lo es.

Mi sonrisa se borra.

—¿Por qué voy a usar esto? ¿No se supone que es una reunión?

Las reglas del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora