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Melissa:

Fue una niña, una niña, quien era una visita para un paciente, se perdió y de alguna forma se encontró con Mateo.

Ella peleo con Mateo porque él no quería darle una de las piezas del rompecabezas y ella termino empujándolo contra el suelo, tiro del cabello de mi hermano y Mateo reacciono, pero mientras la niña lloraba en el suelo por miedo, mi hermano se sentía igual.

¿Cómo es que los padres de esa niña no entienden?

¿Cómo ha podido pasar esto?

—Lamento lo ocurrido, en nombre de todo el hospital.—Me dice Bruno.—Lo lamento.

Tengo cargado a Mateo en mis brazos, su mirada está muy perdida.

—Creo que por ahora será mejor que deje de asistir esta semana.

—No creo que sea una buena idea, pero si eso es lo que deseas hacer, no puedo detenerte después de lo ocurrido.

Asiento con la cabeza.

—Gracias por entender.

Me despido de él y regreso a la casa, Alba nos recibe y se pone a armar el jenga, antes de empezar a jugarlo, desde el mueble los observo y cojo mi móvil en cuanto recuerdo la mentira que le he dicho a Omar.

Es probable que es preocupado.

"Estoy mejor, no te preocupes".—Tecleo, pero aun así no recibo una respuesta.






Omar:

La señorita Vega está llamando.

Y solo dejo sonar la jodida música mientras bebo del vaso lleno de licor que acabo de servirme.

La cabeza me estalla y preferiría irme a dormir, pero debo aprobar uno de los modelos para la nueva paleta de verano que nos enviaron los diseñadores que contrate.

Y hasta ahora no me decido por ninguno para presentarlo en la reunión del viernes, me gusta el alto relieve del primero, pero las letras son horrendas y me gustan las letras del modelo 35, sin embargo no tiene alto relieve y así sucesivamente, de todos los diseños siempre hay algo que me desagrada.

—Mierda...

La cabeza vuelve a dolerme.

Dejo los diseños, ahora que Melissa a llamado, no puedo concentrarme, menos ahora que con esa llamada me ha recordado que existe en mi vida y que posiblemente tiene un novio que me ha ocultado.

Es difícil imaginar a Melissa Vega con un novio.

Es coqueta, atrevida y es preciosa, además de que me ha dejado en claro que se acuesta con quien quiere.

¿Eso es lo que soy para ella?

En cambio ella para mí...

Mierda... Mierda..

La cabeza me duele, subo ambas manos a mi frente y apoyo los codos sobre la mesa.

Reviso el reloj en mi escritorio y tomo la decisión de ir a descansar, es tarde, mañana seguiré con el resto.





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Las reglas del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora