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Omar:

—Gracias por su atención, damas y caballeros. —Pronuncio poniéndole fin a la reunión.

Me acomodó sobre el asiento, mientras cada socia o socio en la reunión comienzan a retirarse .

Busco en mi teléfono el número de Melissa, nuevamente me envía al buzón.

El número al que usted ha marcado no está disponible…

Bien, ya en doceavo intento se que no es por estar ocupada, sino porque sigue enojada conmigo.

Me pongo de pie y al haber pocas personas, abandono la sala de reuniones.

He podido conseguir un nuevo diseñador, aunque no estoy seguro que este listo antes de la fecha en la que Monserrat sacará y aseguro en todos los medio sacar su nueva línea.

De todas maneras nuestro lanzamiento será después del de ella, algo que se pudo haber evitado.

Tomo un respiro y me dirijo a mi oficina.

—Pablo.

—Digame,señor.

—Quiero que cancele todas mis entrevistas o llamadas para el día de mañana.

Pablo abre mucho los ojos.

—¿Entendiste lo que quiero decir?

—Si y lo haré señor.

Asiento con la cabeza y marco el número de Álvaro, mi fiel chófer llega terminado mis horas laboradas y bien pude conducir yo, pero esperaba que el me echara una mano esta noche.

Abandono el edificio, Álvaro me abre la puerta trasera.

—¿A dónde nos dirigimos, señor?

Con una leve sonrisa, le doy mi respuesta.





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Por lo menos son cuatro horas de viaje en carro, de las cuales me mantengo despierto y veo el prototipo de algunos modelos para el lanzamiento, así como el marketing que nos ofrecen distancias empresa.

Como en todos, pienso elegir los carteles arriba de los edificios, es una buena publicidad, aunque en esta ocasión quiero pagar en unos carteles más grandes y con pantallas en unos buenos lugares.

—Señor.

Aparto la mirada del móvil y miro por la ventana.

—Ya llegamos.

Abro la puerta de mi lado, le pido a Álvaro que espere aquí.

Salgo del coche, el se estacionado justo en frente.

Ni si quiera se como tome esta decisión de valor y menos que ya me encuentre tocando la puerta de esa casa.

Esa bella mujer me recibe, tan radiante como antes.

No a cambiado nada.

—Estaba esperándote. —Me dice mirando detrás de mi, justamente el coche. —Gracias por venir, Omar.

—Gracias a ti, Teresa.

Las reglas del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora