Melissa:
—Espera...
He roto el beso al ya estar sobre la cama, Omar se separa un poco, aunque su peso sigue aún sobre el mío.
—Dijimos sin sexo.
—Eso ni tu te lo crees, Melissa.
Estampa sus labios de regreso a los míos, pero lo detengo apretando la mano en su pecho.
—Melissa.
—Dímelo otra vez.
Me da una mirada confundida.
Pero enseguida sonríe. —Te amo.
Trato de retener mi sonrisa, pero es inútil.
—Ahora sí. —Me coge la cintura provocándole cosquillas. —Hay que coger, Señorita hilarante.
En medio de risas y sonrisas, Omar se apodera de mis labios, acaba con la sonrisa marcada en mi boca y pronto solo son jadeos en cada beso que termina.
Buscamos respiración y aunque nuestros labios ardan, el se mantiene besándome , incluso con un ritmo tan apasionado y caliente que solo deseo ver el momento en que nuestras ropas desaparezcan.
—Desnúdame. —Le pido.
Sus ojos llenos de lujuria me atacar, con delicadeza, Omar ubica su mano en mi blusa, baja muy despacio hasta mi abdomen y mi estómago se empieza a contraer, cierro los ojos en cuanto la textura de sus dedos se adentra haciendo a un lado la ropa que parece insoportable ahora.
Sus besos reemplazan sus manos y levanto los brazos en cuanto me desliza la blusa, Omar me acaricia los senos por encima del sujetador, aprieta mis pezones y un murmullo sale de mi boca.
—Uhmmm.
Esos dedos que mantienen el control, llegan a mis jeans, Omar me sujeta de ambas caderas y pronto siento el frío que rodea la habitación deslizándose por mis piernas, así como los jeans las abandonan.
—¿Frío?. —Me pregunta.
Sonrio.
—Pronto voy a calentarte.
—¿Vas a seguir usando técnicas de seducción hasta estar dentro de mi?
—¿Prefieres que no?
—Para nada.
Una sonrisa lasciva cruza esa boca y la inclina hacia mis piernas, yo misma le facilitó el acceso, abriéndolas, dándole espacio, sus labios se ubica sobre mi monte, justo encima de las bragas y baja en una, con esos ojos penetrantes sobre mi.
Me besa justo en mi humedad y a pesar de la tela que separa su boca de mi vagina, puedo sentir como si me penetrara, aunque eso ya acaba en el momento en que desliza los dedos en cada lado de la tira y me las baja, me llevo la mano al vientre y echo la cabeza hacia atrás.
Muerdo mis labios en cuando esa boca comienza a recorrer mis muslos, su mano sujeta firme mi pierna y la levanta, la boca de Omar llega a mi clítoris y inicia primero con la lengua, frotando esa zona, doy un respingon, pero doy uno más fuerte en cuanto lo toma entre sus dientes y tira de él.
Me río, cubriendo mis labios con la mano derecha.
—Melissa, lo siento.
—No te disculpes. —Digo riendo, mi mano izquierda deja mi abdomen y se ubica sobre su cuerpo cabelludo
Levanto más las piernas y empujo su cabeza, Omar baja los labios y llega a mi vagina, prueba de mi humedad provocando que mi ritmo cardiaco crezca y que no deje de saltar ante cada minúsculo palpitar que produce esos labios abriéndose paso más y más hondo.
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Las reglas del Jefe
RomanceEl adinerado Omar Callahan es un hombre que posee tanto atractivo, como frialdad. También es distante, serio y reservado. Personalidad que lo a llevado al punto de que en lugar de atraer a las mujeres, ellas terminen huyendo de el. Es por eso que...