Capítulo 19

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Hay un segundo de caída libre, donde Eddie reza para que esta caída no lo mate, antes de aterrizar, duro.

El agua salpica a su alrededor y en su rostro en tanto siente una grieta aguda y familiar en el brazo. Deja escapar un grito, su voz un poco distorcionada.

Oye al resto de los Perdedores estallar en gritos en medio del silencio muerto del agua. Las palabras son galimatías en los oídos de Eddie, incluso mientras levanta la cabeza.

Haciendo un esfuerzo significativo, Eddie se pone de pie. Aprieta su brazo herido cerca de él, esperando que no esté roto, pero sabiendo que lo está. Al menos no era su pierna.

Mira hacia arriba y entrecierra los ojos, tratando de ver más allá de las dos linternas que brillan hacia él.

Los Perdedores están de pie por sobre él, sus siluetas son lo único que puede ver. Todos estaban bien, entonces. El alivio, mezclado con un amargo miedo, llena su garganta. Al menos uno de ellos es Pennywise, está seguro de eso ahora.

—¡Eddie!

—¿Estás bien?

—¿Qué pasó?

—¿Se tropezó?

Todos están hablando a la vez, y Eddie solo los mira fijamente. Uno de ellos está mintiendo, interpretando una falsa inocencia. Eddie no está seguro de quién porque las manos que lo empujaron no eran lo suficientemente pequeñas como para ser de Georgie. Todos tenían que salir de las alcantarillas. No hay manera de enfrentarse a una imitación cuando no estás seguro de a quién está imitando Eso.

Mike grita: —Vamos a dar la vuelta, pero no sé si haya una manera de llegar a ti.

—¡No!— Grita Eddie. —Solo encuentren una salida. Haré lo mismo. Nos encontraremos afuera.— No hay forma de que Eddie los deje entrar en la guarida de Eso ahora, no con Eso entre ellos. Necesitaban reagruparse afuera, donde Eddie tiene una mejor oportunidad de descubrir quién es el falso.

Esto también significaba que Pennywise ya se había llevado a uno de ellos. Alguien que podría estar lastimado, o peor. Eddie espera que todavía tengan tiempo suficiente para encontrarlo.

Por ahora, tiene que trabajar para advertirles sin asustarlos. Eddie entrecierra los ojos, tratando de diferenciar las formas de todos ellos —¡Richie! ¿Recuerdas lo que te dije? ¡Vigila a todos, mantén a todos a salvo!

La voz de Richie suena decidida y un poco enojada —Sí. Lo haré. Nos vemos afuera, ¿de acuerdo? Toma la primera salida que veas.

—Lo haré.

Les toma un segundo, pero eventualmente, todos ellos se orientan y comienzan a dirigirse hacia otro túnel donde la mirada de Eddie no puede legar. A medida que avanzan, la luz se desvanece por completo. Eddie ni siquiera puede ver su propia mano cuando la pone frente a su rostro.

Se muerde el labio para evitar llamarlos de regreso. No sería capaz de atrapar una linterna en el estado en que se encuentra. El miedo hace temblar sus piernas.

Respira hondo para calmarse, para dejar a un lado todas las preocupaciones. Él está bien. Por lo general sabría dónde está la escalera, puede hacerlo. Está más seguro que los otros en este momento.

Un chapoteo detrás de él detiene sus pensamientos. Se queda quieto, escuchando.

Una pequeña onda de fuente desconocida golpeó su tobillo en respuesta.

No había forma de caminar tranquilamente en aguas tan poco profundas, pero Eddie hace todo lo posible. Arrastra los pies a través del agua hasta que su mano roza el metal. La escalera. La agarra con su mano buena y sube, solo para que el peldaño se rompa y lo haga caer de nuevo. El chapoteo del impacto resuena.

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