Ya se está haciendo tarde para ir a la universidad, son las siete treinta y entro a las ocho pero soy yo; atareada y distraída.
Ya entiendo porque mi madre me reprende tanto. Pero me tienen que entender. Soy perfeccionista, y eso hace que quiera llegar impecable para mi primer día en el campus.
–¡Isabellaaaa! ¡Ya se te hace tarde!–Grita mí madre con tono enfadado... Y no es para menos. Ya que tus hijos estén tan grandes como para seguirlos despertando, es algo que enfadaría y volvería loco hasta al más cuerdo.
–¡Lo sé! Ya deberías estar acostumbrada...–Rodeé los ojos mientras me levanto de mi banquillo sin dejar de mirarme al espejo.
¿Que? Tengo que asegurarme de que todo está bien.
Los ojos aún no se abren por completo y los bostezos aún no desaparecen, ya que me desperté muy temprano para arréglame.
–¡Espero algún día por fin puedas llegar temprano!–.
En cuestión de solo diez minutos termino de arreglarme por completo. Al bajar las escaleras mis pies se enrredan y me caigo. Escucho una risa masculina y fastidiosa que se encuentra frente a mí. Puedo visualizar de quién se trata. Es Lorenzo, mí hermano.
–Tu primer día de universidad y comienzas a llegar tarde, ¿Cuando cambiarás?–.
–Ja, ja, eres un estúpido, ¿Me puedes hacer un favor? ¡MUÉRETE DE UNA VEZ POR TODAS! idiota...–Le digo con enfado apartándolo de un empujón.
Cuando estaba por comenzar a ir a la cocina escucho como este comienza a gritar como un niño.
–¡Mamá! Isabella me dijo que me muriera.–Dice con mala cara mientras que tiene sus manos en su cadera.
Le doy un codazo.
–Ya con veinticuatro años y acusando con mamá. Mírate, te ves todo musculoso y todo gigante pero eres como un niño de siete u ocho años–.
–Si, Isabella tiene razón.–Dice mí madre.
–Ja, ja, idiota.–Le digo burlona.
–Tú tampoco te salvas, ya con diez y nueve años, y llegando tarde... Sigues igual de irresponsable.–Cuando ella pronuncia estás palabras no puedo evitar hacerme la ofendida.
–Ja, ja, ja, ¿ahora quien es idiota?–Ríe Lorenzo.
–Es que mí alarma biológica se descompuso desde que nací y de paso me tardo mucho en arreglar... Son muchos factores los que ayudan a que nunca llegue a tiempo.–Digo algo apenada.
–O mejor dicho, no naciste con esa alarma. Además eso no es excusa. Puedes poner una alarma normal, ¿O que? ¿Ahora saldrás con qué tambien naciste con el oído descompuesto? Y no te arregles tanto. Listo.– Le hago una mala cara y le saco la lengua en cuanto termina su última frase.
Después de haber agarrado una manzana y de despedirme de todos, por fin logro salir de la casa y de meterme en mí coche.
Ya es bastante tarde, y es obvio que no llegaré a tiempo... ¡Pero si tomo un atajo para llegar, después estacionó lo más rápido que puedo y corro al salón! Puede que no llegué tan tarde.
Si, el optimismo por delante.
Me piro en el coche como si no hubiera un mañana, tanto que llegue a pensar que chocaría en cualquier momento del trayecto.
Pero por suerte no paso.
Como Flash, estacionó y agarro mis cosas. Salgo del coche y al cerrar la puerta puedo notar como alguien me toca la espalda. No puedo evitar soltar un grito.
No me juzguen, me pueden robar y por eso me asusto.
–¡AAAH!– Me giro para ver quién era el sujeto que me pegó tal susto. Para mí sorpresa era un chico de cabello castaño, adornado en algunas ondas, mandíbula bastante marcada, delgado. Muy delgado y lo más lindo que tiene... Sus ojos. Su rostro esta adornado con unos hermosos ojos de color verde. Su cara esta algo asustada por el grito que solté, pero después de unos segundos se suavizó. Este lindo chico me muestra una linda sonrisa, la cual lo hace ver más guapo–¿Quien eres?–Pregunto.
–Aah... Pues yo soy yo, mucho gusto.–Lo dice tan burlonamente que es irritante. Suena tan ridículo que me causa gracia.
–Ah, okay.–Solo eso alcanza a salir de mi boca.
–Y también soy quien te enseñará este lugar.–Señala todo el lugar con su mano.
–Oh, pero no te avisaron que ya me mostraron el lugar... O...–Me interrumpe.
–Aah, es que no me lo dijeron porque no tendría porque saber que llegaría alguien nuevo... No soy de los que asignan para mostrarles el lugar a los nuevos alumnos. Solo me acerque porque vi como casi chocas con algunos de los coches que están aquí, cosa que me causo gracia. Y como note que no te había visto, la verdad quise tomar de excusa eso para acercarme a ti.– Me guiña un ojo y sonríe.
–Oh, claro... ¿Gracias? Supongo.–Lo miro fijamente.–¿Y es que acaso tú conoces a todos los estudiantes de memoria como para saber que soy nueva?–Le sonrió y él me regresa el gesto con la mirada en el suelo para después regresarla a mis ojos.
–Talvez, es que soy detallista o bueno, memoria fotográfica. Por eso me puedo dar cuenta de que eres nueva. De paso suelo recordar a las chicas guapas... Y a ti no te recordamos.–Me lanza otro guiño.
–Okay, gracias.– Me rio por su evidente coquetería.
–Aah, claro... Igual me presentaré, soy Timothée.–Estira su mano hacia mí y yo hago lo mismo. Nuestras manos se encuentras y el calor de la suya me acaricia.
Su tacto es igual de electrizante que su mirada.
–Yo me llamo Isabella–.
–Lindo nombre–Me dice sin apartar su mirada de la mía.–Pero eso también lo sé–.
Fruncí el ceño en cuanto dijo esto.
–¿Que?–Miro mi reloj y noto que son las ocho y cinco minutos.–¡¿Queee?!–.
–¿Que ocurre?–Dice con algo de preocupación.
–Se me hizo muy tarde–.
–Lo siento, te entretuve–.
–Oh, no es tu culpa. Igual se me haría tarde. Me tarde mucho arreglándome... Era obvio que no alcanzaría a llegar.–Reímos.
–Bueno yo no tengo clases en la primera hora, así que te acompaño mientras se acaba tu clase.–Me dice con una sonrisa, pero aún sigo algo preocupada por lo que dijo hace unos segundos, pero intento olvidarlo, tal vez escuche mal.
Si, es eso.
–Gracias, y ¿Que estudias?–Le digo mientras caminamos hasta unas bancas.
–Eeeh... Artes dramaticas. Voy en el cuarto semestre–.
–Aah, llevas bastante aquí en la universidad, de razón te conoces a todos los estudiantes.–Ríe y noto como juguetea con sus dedos.
–Algo así–.
La risa de él me parece tierna y me gustaría tener una sonrisa tan contagiosa como la de él.
El chico es bastante guapo y amable...Pero me parece conocerlo...¿Pero...donde? Tal vez por eso es que sabe mi nombre.
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Dos Almas De Fuego
FanfictionSabes cuándo estás enamorado. Te das cuenta de que amas a alguien cuando; tu respiración es entrecortada a su lado, cuando sientes mariposas en tu estomago al verlola escucharlo, cuando las manos te sudan al intentar hablar con esa persona...esas so...