Capítulo 28

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Estoy muy ansiosa solo falta un día para que Antonio regrese de su viaje diplomático, es decir estaría llegando mañana en la mañana o mas tardar por la tarde.

No pensaba que la vacaciones lo pasaría encerrada y menos, cuando la reina anunció que asistirá a unas clases junto a América, sobre etiqueta entre otras cosas más. Por lo menos ya se me paso la gripe.

Ahora acabo de salir de las clases de la mañana, que era etiqueta, junto con Mer decidimos descansar y no hacer planes para la tarde, me despedí y entre a mi habitación, para estar ahora en mi cama tirada muriendo del aburrimiento. En eso escucho que tocan la puerta.

-Adelante -ordene.

Enseguida se abrió la puerta e ingresó Carla.

-Su alteza -voltee los ojos mientras ella hacía la reverencia.

-Vamos, Car -le gusta molestarme siempre que puede.

-¿Qué? -se hizo  la desentendida -pensé que el príncipe se encontraba -le mire con una cara de enserio -esta bien, me salió mal la excusa, sabes cuando regresa el príncipe -preguntó car sentándose a mi lado.

-Si me dijeron que mañana.

-Bien, me llego un mensaje aéreo -se a lo que se refería.

Me entrego una pequeña hojita.

-Pudiste ver a tu paloma -le dije.

-Sí, no sabia como estaba desde que nos mudamos al castillo.

Resulta que otra manera de comunicarse entre nosotros con mis espías es por medio de los mensajes aéreos, esas que las palomas son las encargadas de transportar para la cual están bien entrenadas y por preferencia cada uno cuenta con uno, en la cual estoy incluida, pero también hay gran cantidad que fueron entrenadas por si acaso.

Desdoble la hoja y leí el mensaje, fruncí el ceño.

-Es en serio -mire directamente a Carla por una respuesta.

-Sí, Let 

-Bien -me pare -desaste del papel -le entregue el mensaje.

Entre a mi closet y aplaste el botón que estaba oculto en la pared, lo mande a poner unos días después de mi llegada al castillo sin que nadie se diera cuenta. Agarra el maletín plateado y salí al encuentro de Carla.

-No dejes que nadie se de cuenta de mi salida -Car asintió.

Abrí la ventana y saqué un arnés, lo coloque adecuadamente y salte por la ventana, ya abajo lo guarde en mi maletín, mire hacia el cielo ya era tarde, tengo solo medio día para arreglar el problema, me dije.

Me introduje en el bosque y me detuve a cambiarme, abrí el maletín y saqué mi uniforme negro de espía, guarde mi ropa normal y me cambie. Ya lista saque todos mis implementos que necesitaría y lo coloque al rededor de mi cinturón, amarre mi cabello en una coleta, en eso mis oídos escuchan el movimiento de las hojas.

Continúe alistándome, agarre mis lentes de contacto, que estaban en mi maletín y me los puse con eso podía ver cuando se hiciera oscuro, eran de un color morado claro, combinaban con el color original de mis ojos. Algunos decían que eran negros otros morados, pero en realidad eran los dos muy pocas personas se daban cuenta de eso.

Acomode todo y cerré la maleta.

-La maleta de la máscara -ordene.

Enseguida una espía se arrodillo en mi delante y me coloco la maleta abierta frente a mi.

La princesa de la máscaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora