Luego del intento fallido del psicópata enmascarado conocido como Michael Myers por librarse de la maldición que lo ha convertido en un monstruo, emprende su búsqueda nuevamente por su pequeña sobrina y obtener lo que necesitaba de ella y tal vez se...
Corrí bajando las escaleras para encontrarme con mis padres, no quería alarmarlos pero tampoco quería exponerlos. Trate de convencerlos de irse de viaje o ir a visitar a la tía Sarah por unas semanas pero no querían dejar la casa, debían seguir pagandola y no querían arriesgarse a perderla así que después de una larga discusión los convencí de irse y yo me quedaría a cuidarla. No quiero que más seres queridos mueran por mi culpa.
Me asome a la ventana pero él ya no estaba, corrí para ver por las otras ventanas y tampoco estaba, quizá fue mi imaginación o ya empecé a alucinar con su rostro. Así paso toda la tarde hasta que llegó la hora de dormir, tenía miedo de ir a mi habitación pero no tenía otra opción, era eso o dormir con mis padres.
-Que día tan duro ha sido y aún no termina, siento que estoy viviendo en una película.
Tomando mi oso de peluche para hablarle, de repente unos rasguños se escuchaban en la puerta de la casa, parecía un animal pero tampoco quería averiguar qué era, aún así tenía que hacerlo. Me levanté y busque rápidamente un bat en el closet, baje con cuidado de mi habitación hasta la sala, mi corazón acelerado por el miedo pero ya no podía tener más miedo. Abrí la puerta y para mí sorpresa, el pobre Max salto encima de mí, lo abrace y lleve adentro para darle de comer, el pobre llevaba dos días vagando por ahí, lo lleve a mi habitación para que me hiciese compañía.
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Después de dormir unas horas volví a despertar muy de madrugada, el perro salto de la cama para meterse al armario, no quería sacar conclusiones así que me tape mejor hasta la cabeza, así nada podría lastimarme según nuestros instintos infantiles. No se cómo pero la ventana estaba abierta, lo noté porque una suave brisa se colo por toda la habitación y el silencio hacia que pudiese escuchar el latido de mi corazón, unas pisadas cerca de la cama se colaron al sonido de mi corazón haciendo que este vaya más rápido, de un tirón me arrebató la sábana de encima y solo pude hacerme bolita mientras lloraba, Myers me miraba como lo había hecho antes, jamás he visto sus ojos pero sabía que me miraban con lujuria y al mismo tiempo odio, quería gritar por auxilio pero mi boca no se movía, parecía estar pegada y solo podía llorar mientras temblaba.
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El terror era real y sentia un extraño dolor en mi pecho como si me estuviese apuñalando de verdad, mi respiración agitada más agitada que la de Michael y mis sollozos eran más intensos, el se acercó más a mi y con su mano trato de tocarme pero yo trate de taparme, esa caricia bajo lentamente hasta mi cintura, sus manos eran frías y llenas de sangre pero ya parecía estar como pegada a su piel, se agachó para sentarse a mi lado mientras bajaba más su mano hasta mis muslos, una caricia suave y delicada aunque yo seguía muerta de miedo y mi cuerpo no respondía. Tomó mis muñecas poniendolas a cada lado de mi cabeza, acercándose más y más a mi piel, su respiración era tan fuerte que me asustaba más y tenía miedo de mirarlo pero aún así lo hacía, me soltó y dirigió sus manos hasta el cierre de su overol para bajarlo lentamente y quitarse la parte de arriba, todo estaba oscuro y la luz de la luna apenas entraba por mi ventana, aún así podía ver una camiseta ajustada de color negro bajo su overol y sus brazos muy marcados, por un momento estuve a punto de olvidar que estaba frente a Michael Myers.
Subió sus manos hasta su cuello y se quitó la máscara, unos cabellos claros y largos caían por debajo de su rostro que cómo estaba de espaldas a la luz no podía verlo, las lágrimas eran cada vez más y aparte de tener miedo sentía mucho frío, trate otra vez de gritar pero no podía todavía, el miedo me había paralizado y eso me asustaba aún más, tenía miedo de lo que fuese a pasar o a hacerme ¡nunca fui una mala persona y ahora me pasaba esto! ¿Por qué a mí? Empecé a orar en mi mente y pedía perdón por mis pecados que no eran muchos pero en mi desesperación era lo único que podía pensar.
Perdida en mis pensamientos no me di cuenta que el había asomado su cara a la mía, su respiración parecía normal sin esa máscara y sentía su cálido aliento sobre mi, acercó sus suaves labios a los míos para besarme con mucha ¿ternura? o cuidado, apasionados besos que en realidad se sentían muy bien, era extraño que fuese tan bueno besando, aún así seguía sintiendo el miedo de tenerlo tan cerca de mi, podría estrangularme en cualquier momento. Puso su rígido cuerpo sobre el mío colocando sus manos encima de mi cintura, me apretaba con delicadeza mientras sus besos eran más intensos, podía sentir como su erección crecía y me sentía incómoda, tenía miedo, curiosidad, estaba relajada. Era una mezcla de sentimientos que me hacían sentir vulnerable y el se aprovechaba de eso, cuando pude dejar de llorar, seguí sus besos de la misma forma, no podía evitarlo pues parecía tenerme bajo su dominio y en el fondo me gustaba pero tenía miedo de tocarlo y que se molestase pero ya lo había hecho antes, tal vez no ocurra nada malo.
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Sus besos pasaron de intensos a agresivos al igual que sus caricias, cerré mis ojos para olvidarme de todo y se sentía muy placentero sentir su deseo, su fuerza y pasión, parecía un animal. Sus manos jugaban por todo mi cuerpo apretando mis senos y mis piernas, se metían por debajo de la bata y me mordía los labios con suavidad. Empecé a exitarme como nunca antes y no quería parar, no se en que momento mi cuerpo se empezó a mover pero me daba igual, solo quería más de él.
Rasgo mi bata para tratar de quitarmela definitivamente y bajo sus besos por mi cuello, succionando pequeñas secciones que solo me hacían gemir discretamente mientras mordia mi propio labio, no se cómo empezó todo esto pero solo quería que no terminase. Su lengua recorría mis hombros hasta mi pecho, dónde se detuvo un momento hasta llegar a mi ombligo, cuando sentí su boca arriba de mi vientre yo estaba jadeando como loca, estaba dispuesta a morir después de eso pero al menos que valiese la pena, sentir su cuerpo era una delicia y ya no podia más, creo que se dió cuenta de eso cuando volvió hacía mi y tomando mis piernas entre sus manos sentí cómo su pene se movía dentro de mí provocando una sensación de satisfacción enorme que me hacía sonreír y al mismo tiempo gemir, lo hacía cada vez más rápido y yo sólo podía tomarlo de los brazos y apretarlos con fuerza, se sentía tan bien tenerlo encima mío, me olvidé de todo, hasta de quién era él, aún con todo lo que estaba pasando el seguía siendo Michael Myers.
Justo antes de llegar al orgasmo se detuvo de repente y me asuste, lo mire y en sus manos estaba el cuchillo con el que los apuñaló a todos aún cubierto de sangre, sentí un nudo en mi estómago y cerré los ojos cuando ví que lo clavo en mi pecho. Para suerte mía en ese momento desperté, todo había sido una pesadilla o sueño húmedo, no lo se. Desperté muy agitada y corrí a encender la luz, el perro dormía tranquilamente y yo estaba sudando, la ventana estaba abierta y la cerré tan rápido como pude, la noche ya se había ido y a lo lejos el sol luchaba por levantarse, el reloj marcaba las 5 am y yo seguía viva.