Capítulo 22

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Temblaba y sollozando me asome a la ventana con cautela para mirar, quería bajar para tomar el teléfono y llamar a la policía aunque sabía que era en vano, solamente su doctor podía pararlo pero no creo que conteste el teléfono.
Un estruendoso ruido se escuchó abajo, las luces de la casa de al lado se encendieron también y sentí un poco de alivio, tal vez ellos podrían ayudarme.

Escuché los fuertes pasos subir por las escaleras hasta mi habítacion, me arrincone y guarde el mayor de los silencios aunque era inútil, era obvio que el sabía que yo estaba ahí pero no perdía las esperanzas de sobrevivir así que tome bien el arma y con la otra mano el bat.
Cuando se dió cuenta que no estaba en mi habitación sabía que ahora tendría que encontrarme en cuestión de segundos y así fué, dando un fuerte golpe en la puerta está se abrió fácilmente, no se cómo me miraba, si estaba molesto o solo quería jugar conmigo de nuevo, sus ojos siempre se veían oscuros cuando llevaba esa máscara blanca pero no era necesario ver sus ojos, sus manos, apretaba con tanta fuerza ese cuchillo que parecía que iba a romperlo en cualquier momento, su respiración muy agitada y acelerada me dejaba claro que estaba furioso, pero por qué?
Me levanté aunque mis rodillas parecían estar hechas de gelatina y lo mire con determinación, le apunte con el arma pero mis manos se movían mucho, yo temblaba y tenía miedo y eso era más que visible para el.

Se acercó a mi caminando lentamente como siempre lo hace y empecé a llorar.

- Por favor detente! Apenas ayer me deseabas contigo y ahora quieres matarme?

Se quedó parado a unos pasos de mi pero seguía igual, su furia no parecía terminar.

-Michael por favor! Yo no hice nada malo para que estés molesto conmigo -decia entre sollozos- Yo creo que eres un hombre después de todo y se que puedes razonar! Por favor déjame vivir, por favor...

Susurré aún sosteniendo el arma entre mis manos, el movía las suyas con tensión y parecía querer decirme algo. Levantó su cuchillo y lo clavo en la pared de madera del ático, con tanta furia que si que la casa tuviese vida caería desplomada ahí mismo.
Me miro un par de segundos más y se dió la vuelta para empezar a caminar a la salida.

-Espera!

Lo detuve aún sin soltar mi arma y dando solamente dos pasos hacia adelante.

-Yo, yo solo quiero ayudarte... Quiero que salgas de esa maldición Michael, Yo estoy de tu lado -le hablaba tranquila para que se calmase y confíe en mi- quiero ayudarte pero debes entender eso, no trates de lastimarme.

Me acerque un poco a él y me puse enfrente, el tenía la cabeza agachada mirándo al piso, puse el arma en el suelo y le mostré mis manos para que viese que no tenía intenciones de lastimarlo, para mí sorpresa y creo que jamás habría imaginado eso, Michael puso sus manos encima de las mías como esperando que las tomase; parecía un niño regañado o quizá recordó como era tratado en el sanatorio donde paso 25 años y ahora con 32 años encima seguía siendo frágil a las palabras suaves.
Tomé sus manos despacio entre las mías porque algo dentro de mí seguía desconfiando de el, Loomis dijo firmemente que Michael era un manipulador y fingía muy bien, quien mejor para conocerlo que él quien lo ha cuidado desde que es un niño? Tal vez esperaba el momento perfecto para llevar sus manos a mi cuello.

-Ven, ven conmigo.

Lentamente caminamos hasta salir de ahí en dirección a mi cuarto, abrí la puerta y encendí las luces, lentamente lo lleve hasta mi cama y se sentó, yo me quedé parada frente a el sin saber que hacer ahora o que decirle.

-Quieres agua? O tienes hambre?? Te traeré algo.

Dicho esto me di la vuelta y fui a la cocina, ahí iba yo a traerle comida al psicópata que hace 2 minutos me quería matar.

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