Capitulo 11

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Desde que su prima salio de casa ya tenía un plan en mente, le estuvo dando vueltas y vueltas al asunto y en conclusión era el momento de salir adelante sola sin abusar de la ayuda y hospitalidad de nadie.

Cuando vio que Tomoyo salió de la habitación, ya que se hizo muy bien a la dormida, se asomo con sigilo a la ventana asegurándose que agarre su auto y salga de la gran mansión Daiduoji.

Cerro la puerta con el seguro, en una pequeña bolsa metió todo lo poco que tenía, un par de ropas que sacó de la casa de su padre, unos zapatos, y lo más importante el cofre de su madre.

Entro a darse una ducha por última vez en esa gran casa, sabía que sería la última de muchas, porque a donde fuera a irse y quedarse sería reducido a mi mínimo.

En eso como despidiéndose de todo lo que en esos últimos días fue su casa entro al cuarto de diseño de su prima.

Unas lágrimas salieron de sus ojos al ver casi listo un ajuar completo de ropa de bebé en tonos pasteles y de colores surtidos.

Tocó con mucho amor y con la otra mano su barriga, suspiro y se seco las lágrimas, ya era hora de ser fuerte, independiente y luchar por ese bebé que viene en camino.

Agarró su bolsa con su cartera y sin hacer el menor ruido salió de la habitación, paso por los pasillos rogando que ningún empleado la vea y la detenga, bajo las escaleras, pero al escuchar unas voces se escabullo rápidamente tras una pared.

Escucho que conversaban sobre llevarle el desayuno, al alejarse debió decidir por dónde salir, por la puerta principal sería imposible los seguridades de la casa le harían muchas preguntas.

La única opción era la puerta del servicio, para eso tenía que pasar por la cocina.

Lentamente llegó ahí y vio a dos empleadas que una en ese momento le llevaba el desayuno y la otra iría al súper a comprar unas cosas que faltaron para la comida de ese día.

Sin ser vista se quedó tras la puerta, al salir las dos y ver el camino libre rápidamente paso y por un corredor salio por una puerta trasera que la condujo a la calle.

Camino rápidamente con el corazón casi saliendo de su pecho, con el temor que la hayan visto, pero afortunadamente nadie venía tras ella.

Después de tomar aire y tranquilizarse, ahora la pregunta que rondaba su cabeza era a dónde ir.

Tokio definitivamente no era el lugar donde quería empezar sola y desde cero, quería y tenía que alejarse de todo lo que le recuerda los baños momentos pasados. Además su padre y su hermano si la encontraban por algún lado, talvez la vuelvan a maltratar o lastimar con palabras hirientes y eso no lo permitirá jamás.

Aún así necesitaba tomar distancia por mucho tiempo, talvez hasta que nasca su bebé.

Llegó a un parque y de su cartera saco todos sus ahorros, afortunadamente a sido siempre ahorrativa y desde que trabajaba con Ming cada mensualidad guardaba la mitad.

Lo contó todo y al menos para rentar un lugar decente le alcanzará, pero no sería suficiente.

Llegó hasta una terminal de autobuses había decidido irse al primer lugar que saldría en ese momento.

Llegó a la recepción de pasajes y una joven muy sonriente le atendió.

_Buenos días, en que le ayudo.

_Buenos días, necesito un pasaje para el destino que en este momento salga un bus.

La joven tecleo en su computadora mientras la castaña nerviosa y mirando a su alrededor por si la habían seguido, no dejaba de pensar en Tomoyo, en la forma como se fue, ni siquiera una nota o algo.

𝙐𝙣 𝙍𝙚𝙜𝙖𝙡𝙤 𝙙𝙚 𝘼𝙢𝙤𝙧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora