Capítulo 18

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Sakura:

Nuestras miradas están fijas el uno al otro, siento tantos nervios y una corriente eriza mi piel, mi jefe está tan cerca que es imposible huir de su lado, y no solo de su lado, también de sus ojos grises que brillan tanto y su hermoso rostro.

Paso saliva parpadeando, tose por un lado y como si quemara se aleja de mi, botando un suspiro interior¿Que se supone que iba a hacer, acaso él me iba a besar?

—Sakura lo siento yo…

—No discúlpeme usted a mi—me mira con algo de impotencia—. Mire ya me salió el decorado.

Cambio de tema, este momento ha sido muy incómodo, sonríe mecánicamente regresando a su lugar de trabajo. Durante el siguiente tiempo solo nos dedicamos a preparar unos cuantos mini bizcochos de tentación de fresas. Estoy segura que serán un éxito el día del festival.

—Ya es tarde, déjame llevarte—estoy por decirle que no pero salió casi huyendo de la cocina. Suspiro con fuerza mordiendo mis labios.

Me saco el delantal para buscar mis cosas y al salir para la parte del negocio no lo encuentro, me rasco la cabeza en señal de confusión. Estoy por entrar a su despacho pero lo veo por la puerta de cristal. Está sentado agarrando su cabeza, es como si estuviera lamentándose por algo.

Paso saliva, estoy segura que está así por lo que pasó en la cocina. Lentamente me retiro de ahí, no quiero que me lleve y todo esto se confunda más. A partir de mañana estaré alejada de él y solo seremos jefe y empleada.

Estoy caminando por las calles de Tomoeda, llegó al parque pingüino y me siento a descansar, agarro mi vientre con suavidad y sonrió. Necesito hacerme un chequeo para saber cómo va mi bebé, a pesar de que las náuseas y malestares ya han pasado, quiero saber cuánto tiempo tengo y llevar la contabilidad para así reunir el dinero para mí parto y comprar lo que mi bebé necesita.

Estoy por irme cuando una joven se acerca con un volante, me sonríe amistosamente y se retira. Veo el volante y trata sobre esa fundación que pronto será inaugurada. En el folleto dice que puedo acercarme de lunes a sábado en horario corrido para dejar mis datos y me evalúen para ver si soy una candidata para recibir ayuda.

También leo que piden los datos de la madre y el tiempo de gestación. Y la fecha de parto.

Tal vez le haga caso a mí jefe y aplique para entrar a esta fundación. Voy caminando para salir del parque cuando una camioneta se detiene a mi lado. Mi corazón late con fuerza, verlo bajar un poco enojado y a la vez preocupado me pone mal. Debí decirle que me iba.

—Acá estás¿Se puede saber porque te fuiste si yo te iba a llevar?—me quedo muda—. Es muy tarde ya, ¿te imaginas los peligros a los que te expones?

—Yo lo siento, no fue mi intención preocuparlo—veo que suaviza su rostro y bota un suspiro de alivio—. Quise decirle que no era necesario que me lleve de regreso, usted está cansado y debe ir a descansar.

—Sakura¿Estas huyendo de mi?—eso me congela—. Es por lo que pasó hace un momento¿No es así?

—Jefe, lo mejor será que mantengamos nuestra distancia—su rostro se pone pálido—. No quiero malos entendidos.

—Sakura yo…

—Por favor—estoy decidida—. No haga que renuncie.

Eso lo deja pasmado, le hago una reverencia y canino con dirección al templo, durante el camino iba pensando en la forma como me miraba, cada que veo a un hombre mirarme con intensidad o con una expresión que no puedo descifrar me recuerda tanto a él.

𝙐𝙣 𝙍𝙚𝙜𝙖𝙡𝙤 𝙙𝙚 𝘼𝙢𝙤𝙧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora